GENERACIONES DE SUEÑOS ROTOS PELIGROS DE UNA IGLESIA ADAPTABLE
Publicado por EL ZORBA, Posteado enOpinión
El tiempo, con un mínimo margen de error, diagnostica la “pérdida de ubicación de las bases del Pescador”: La FE, la MOTIVACIÓN y el COMPROMISO.
Aquellos años 40-50-60-70, los seminarios y conventos eran “sedes sociales de sueños de juventud”, administradas con dosis de un inmovilismo nacionalista., conocido como “Nacional Catolicismo”.
En aquellos tiempos se “normalizaban” las plantaciones intransigentes, consideradas “frutas prohibidas del paraíso”. El moralismo fue la herramienta utilizada en la formación de muchas de aquellas generaciones de ideales sinceros pero cautivos por estructuras impuestas para “sostener” la mal llamada “convivencia Iglesia-Estado”.
El tiempo cansó la tierra; el barbecho, cuidadosamente arado, preparó los nuevos huertos, más personalizados, menos restringidos, más comparativos… en una palabra RELIGIOSIDAD A LA CARTA, SIN CORSÉS, político temporales.
Floreció el aperturismo intelectual, la moral crítica, la obediencia aliada no esclava…
Al mismo tiempo, como era normal, aparecieron las malas hierbas, con nombres equívocos, no sinónimos, como el individualismo religioso, las interpretaciones de los Estatutos Religiosos, las justificaciones de los actos interesados, la oración en soledad, la Comunidad anticuada, la pobreza mal definida, la curiosidad afectiva…
El aperturismo fue todo un “quijote, caballero andante” sin reflexión, sin madurez, sin prudencia, sin oración, pero con mucho campo a las afueras del “pueblo”, necesitado de salvación…
El tiempo y las realidades sociales abrieron el libro de “petete” y fueron descubriéndose las verdades relativas, los axiomas conformistas, los muros con filtraciones:
Los IDEALES VIRTUALES, creadores de misticismos trasnochados, exigieron poder ser plasmados, concretados y personalizados.
La FE, eterno don, pidió a gritos no ser manipulada y encorsetada.
La OBEDIENCIA, arma de sometimiento, reclamó lógica.
La POBREZA, rincón del buen vivir, exigió desnudarse.
El AFECTO, disfrute del solitario, salió a la calle para sentir y vivir el calor de la luz.
El huerto florecía.
Comenzó la desbandada puritana… se rasgaron los sueños controlados, se agrietaron los muros, se rompieron los ventanales de opacas cristaleras.
Todo se tambaleó, como en el Gólgota… y las tristonas y empobrecidas realidades, ya sin disfraz y sin púlpito dictatorial, comenzaron a temblar.
Aparecieron las tentaciones disfrazadas de convivencia humana, las llamadas “comunidades” fuera del convento.
Aparecieron los relojes sin pilas y destrozaron “vigilias, laudes, tercia, sexta, nona, vísperas y completas”, bastaba con la intención, la calle pedía auxilio.
Aparecieron los sentimientos sin hábitos y vaciaron el sentido del escrúpulo pecaminoso; el tacto alcanzó la gloria y el sabor de la manzana no era tan malo.
Aparecieron, también, jóvenes con mente limpia, dueños de sus principios e ideales, que, contra la intransigencia hablaron, contra los señuelos extra conventuales recordaron sus promesas, sus votos y sus compromisos.
“Los caciques”, al mismo tiempo, no querían VER, temerosos de que la cuadratura feliz del círculo les obligara a cambiar toda su forma de vida, falsa copia de lo que decían era “la llamada”.
Las aguas se separaron y algunos quisieron llamarse misioneros cuando en realidad, desertores de su ideario, marcharon al otro lado del mar donde pudieran seguir siendo llamados “padre”, “hermano”, “don” … prefirieron olvidar los sueños reales de juventud; prefirieron abandonar los muros silenciosos, ya sin hábitos, sin reglas, sin futuro…
Dieron su voto a las “fundaciones” engendro del fracaso personal y colectivo.
Los sueños de adaptación de los años 70 sólo consiguieron, y no es poco, poner al descubierto el odio y el rencor de los conformistas, vividores de hábito rancio, refugiados en criaderos de aves y huertos urbanos.
La hipocresía, asignatura poco conocida pero muy antigua, nos puso de manifiesto que el ayuno se compraba con dinero santo, la bula y que el vino, con los postres, era potestad del “pobre superior”, que no del “superior pobre”.
Terminaron escribiendo libros porque eso era lo que daba dinero, permitía viajar en primera, celebrar sabrosos ágapes de caridad bien pagada y rodearse fuera de su ubicación natural, el convento, con lo más selecto de la economía pseudo religiosa.
En aquellos años 70 se vendió la honradez y los principios.
En aquellos años se quemaron las banderas que adornaban los ideales.
En aquellos años murieron de tristeza personas carismáticas, por su personalidad y religiosidad, al ver y palpar la podredumbre interior.
Se admitió y justificó la justicia política, como en la edad media, es decir, justicia compasiva.
Aquella “Justicia de Roma”, que no romana, repartía bondades siempre que hubiera unanimidad, así se controlaba el rebaño.
Algunos, pescadores de mar bravía, sujetaron sus redes, achicaron el agua salvaje y juntos equilibraron el barco.
Nada había cambiado… Faltaba El Pescador…, decían
Muchos, llorando, sujetaron los amarres para buscar la manera de llegar a buen Puerto.
Todos, en esta vida, tenemos nombre y todos, mirándonos al espejo, ya rancio, sabemos los apellidos…, conocemos de su clasificación, según origen… La vida no ha cambiado nada… ha sido el HUERTO, sembrado con cariño, luego abandonado y lleno de malas hierbas…, el pozo no tenía agua… la azada no tenía filo…, la guadaña perdió el mango…, las mentiras resucitadas hicieron el resto… , pero, no echemos la culpa a Dios, ni a Roma, ni a lo que llamamos mundo…¡NO!… sino a la falta de FE, de MOTIVACIÓN y de COMPROMISO.
El rencor o el odio o los malos recuerdos o “las ganas de…” se marchitaron hace mucho tiempo. Ahora sólo queda la historia y la VERDAD que INYECTARON los “mayores”.
Todos los días, junto a mi Hermano Rafael, San Rafael Arnaiz, trapense, recuerdo aquello de:
“Coge una goma, guárdala en el bolsillo.
Cuando algo te haga daño, sácala y con ella, borra de la mente el posible rencor”
31.01-2022