Francisco y el amor de los jóvenes
Publicado por rafagutierrez, Posteado enOpinión
Estos textos, de una gran profundidad y belleza, están entre sacados de la Jornada Mundial de la Juventud, que se celebro en julio de 2016 y que fueron escritos, como preparación, por Franciscus en el Vaticano, el 31 de enero de 2015, día en que se celebra la Memoria de San Juan Bosco, el gran amigo de los jóvenes.
Aunque con retraso no me resisto a reflexionar sobre ellos dado que son una joya espiritual y exponen el fuerte llamamiento de Jesús a lanzarnos decididamente a la aventura de la búsqueda de la felicidad.
Queridos jóvenes, todas las personas de todos los tiempos y de cualquier edad buscan la felicidad:
- Dios ha puesto en el corazón del hombre y de la mujer un profundo anhelo de felicidad, de plenitud.
- ¿No notáis que vuestros corazones están inquietos y en continua búsqueda de un bien que pueda saciar vuestra sed de infinito?
En el Génesis, nos dice Francisco:
- “Se nos explica que el libre acceso a Dios, a su presencia e intimidad, formaba parte de su proyecto sobre la humanidad desde los orígenes y hacía que la luz divina llenase de verdad y trasparencia todas las relaciones humanas”.
- “En este estado de pureza original: no había “máscaras”, ni subterfugios, ni motivos para esconderse unos de otros. Todo era limpio y claro”.
¡Pero después! por parte del hombre y de la mujer llega el gran sinsentido que rompe la armonía, y nos dice el Papa:
- Cuando el hombre y la mujer ceden a la tentación y rompen la relación de comunión y confianza con Dios, el pecado entra en la historia humana. Las consecuencias se hacen notar enseguida en las relaciones consigo mismos, de los unos con los otros, con la naturaleza. Y son dramáticas.
- La pureza de los orígenes queda como contaminada. Desde ese momento, el acceso directo a la presencia de Dios ya no es posible. Aparece la tendencia a esconderse, el hombre y la mujer tienen que cubrir su desnudez.
Y sigue el Papa ahondando en la realidad del triste porqué, en la realidad de ese túnel que nos deja sin la luz que proviene de la visión del Señor y donde se ve la realidad que nos rodea de manera distorsionada, miope:
- “La “brújula” interior que los guiaba en la búsqueda de la felicidad pierde su punto de orientación y la tentación del poder, del tener y el deseo del placer a toda costa los lleva al abismo de la tristeza y de la angustia”.
En los Salmos encontramos el grito de la humanidad que, desde lo hondo de su alma, clama a Dios:
- “¿Quién nos hará ver la dicha, si la luz de tu rostro ha huido de nosotros?”.
Y nos dice Francisco:
- “El Padre, en su bondad infinita, responde a esta súplica enviando a su Hijo”.
- “En Jesús, Dios asume un rostro humano. Con su vida nos descubre nuevos horizontes, impensables hasta entonces”.
Y así, en Cristo, queridos jóvenes:
- “Encontrarán el pleno cumplimiento de sus sueños de bondad y felicidad”.
“Sólo Él puede satisfacer sus expectativas, muchas veces frustradas por las falsas promesas mundanas”.
Como dijo san Juan Pablo II en Tor Vergata, 19 agosto 2000:
- Es Jesús el que suscita en ustedes el deseo de hacer de su vida algo grande.
- Es Él la belleza que tanto les atrae.
- Es Él quien les provoca esa sed de radicalidad que no les permite dejarse llevar del conformismo.
- Es Él quien les empuja a dejar las máscaras que falsean la vida.
- Es Él quien les lee en el corazón las decisiones más auténticas que otros querrían sofocar.
Y para terminar, unos datos para decir que la palabra bienaventurados, felices, aparece nueve veces en esta primera gran predicación de Jesús. Es como un reconfortante estribillo que nos recuerda la llamada del Señor a recorrer con Él un camino que, a pesar de todas las dificultades, conduce:
- Al bien, al amor, a la grandeza, a la unión, a la verdadera felicidad.
Descubramos el significado revolucionario de las Bienaventuranzas. Metámonos en el misterio de un Jesús que lo es todo; y con Jesús caminemos buscando las sendas de un Dios Creador y Padre que es la absoluta certeza, el absoluto bien, la absoluta bondad.