Cartas al Director

Ahora resulta que Fernando III prevaricó al entregar la Mezquita de Córdoba, a la Iglesia.

Pues nada, a partir de ahora habrá que llamarle Fernando III “el prevaricador” en lugar de “el Santo”.

Una cosa está clara, y es que si la Iglesia lo hizo Santo, fue porque la benefició a ella, ya que la Iglesia no hace Santo a los que siguen el ejemplo de Cristo, sino a los que la benefician, aunque éstos sean el mismísimo demonio.

He ahí el caso del Obispo Santiago Gómez, ascendido a tal dignidad, por arruinar a Córdoba para varias generaciones, con la quiebra de Cajasur.

Quiebra de la que se benefició la Iglesia, naturalmente.

Cualquier día hacen Santísimo al Cura Castillejo, ya lo veremos, porque “méritos” hizo.

A la que no hacen Santa es a la Madre Teresa de Calcuta, porque esa si que seguía al pie de la letra, el ejemplo y la obra de Cristo.

¡Por sus obras los conoceréis!

 

Rafael Bueno.

Córdoba.