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octubre 2020

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EUTANASIA a la CARTA

Publicado por , Posteado enOpinión

La vida nunca desea morir.

Las creencias no cuadriculan el concepto de “VIDA”

Todos desearíamos lo mejor, pero ese paraíso tiene muchas definiciones. La más importante: “Mi paraíso es mi capacidad de luchar y aceptar libremente el resultado final”

La enfermedad no anula la voluntad, aunque sí pueda rodearla de inconsciencia.

La soledad de la enfermedad está llena de sentimientos silenciosos.

El dolor, aun reventando de muerte, siempre se aferra a la vida.

El dolor es personal y la vida la fuerza que lo soporta.

Nadie tiene la potestad de legislar sobre la VIDA, esencia del ser humano libre.

Morir, porque SÍ, con voluntad libre y claridad mental es SUICIDIO.

La enfermedad incapacitante no tiene voluntad, ni claridad, ni objetividad. Simplemente es “enfermedad personal”.

La vida no puede ser limitada por andenes arbitrarios, ajenos a la conciencia social del individuo.

La experiencia demuestra que el relajamiento de las garantías jurídicas es una realidad. Basta observar el proceso completo de un aborto voluntario (dicen que también legal): solicitud, entrevista con profesionales, confirmación médica… papeleo, firma, factura y adelante… ¿En cuánto tiempo?… Y la Ley ¿qué dice?… TODO UNA FARSA, muy bien organizada económicamente.

Morir por DELINEACIÓN, con perfección milimétrica, según normativa legal, es querer hacer creer que la “conciencia” desea “morir”.

En la EUTANASIA la voluntad no tiene conciencia; ésta vive dentro de una incapacidad que no le permite firmar sus epitafios cada quince días.

Si la sociedad admite los principios que la Ley refleja para autorizar la EUTANASIA, no debe olvidar, esa sociedad, que existen muchas otras circunstancias, en esta vida, que sitúan al ser humano frente a situaciones extremas, también todas ellas sin aparente posibilidad de recuperación.

Esas personas también, según la Ley, ¿tendrían derecho a tomar la decisión de “morir por no tener esperanza”, “por no tener futuro”? Muchos de ellos no serán viejos, ni maduros, ni adultos, sino jóvenes… muchos jóvenes. ¿También Eutanasia para ellos?

¿Qué derecho tienen los políticos para definir y limitar “la capacidad individual para decidir vivir o morir?

La sociedad, nuestra sociedad, se equivoca, daña y perjudica, pero no puede MATAR, legislando la manera de morir… limitando y condicionando dicha muerte.

…Tiene 24 años. Lleva consigo una máquina, sin piernas ni sentimientos… con mucha rabia, con mucha angustia, con mucha impotencia, con muchos años por delante… Tiene, sólo, 24 años.

Pregunto, según los políticos, ¿por qué no se le puede aplicar la Ley sobre la EUTANASIA?… Ese chico NO TIENE ESPERANZA.

Si los políticos, extraterrestres con poderes paranormales, deciden que SÍ, entonces ese joven deberá esperar los avances de la sociedad médica… simplemente PORQUE SÍ.

Cuando se escribe con SIGLAS, la mayoría de las veces, es para que la mayoría de las personas no entiendan: En vez de ayudar, las SIGLAS hipnotizan… en vez de dar esperanza, las SIGLAS deciden cuándo tener luz… en vez de sostener la mano, las siglas atan y confinan libertades… en vez de recoger el dolor, las SIGLAS lo espolvorean, lo esparcen.

Si dejamos que los poderes públicos invadan la esencia de nuestra intimidad, LA VIDA, terminaremos pagando para evitar las colas del verdugo, pagando para conseguir los informes necesarios, pagando para retrasar las posibles inspecciones, pagando para redactar certificados de muerte legal. Luego diremos: “ERA SU VOLUNTAD… ERA SU TESTAMENTO VITAL”

¡Qué hipocresía!

La calle, cuando reflexiona y lo hace a menudo, se pregunta, extrañado ¿Cómo puede ser, que entre 350 diputados no seamos capaces de encontrar ninguna voluntad libre e independiente, no sometida al partido? ¿Es posible que el poder, la fama y el dinero sean tan poderosos como para MATAR LA VOLUNTAD INDIVIDUAL?

¡Qué pena!

¿Dónde están los “VOTOS PARTICULARES” de diputados y de senadores?

Quiero morir sin expresar ese “terrible deseo”, aunque la vida me duela, porque nada ni nadie sabe lo que mi mente lleva dentro y decide; SÓLO YO y no se lo voy a decir a nadie.


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