Cartas al Director

En este día 18 de diciembre, día de la Esperanza, fiesta que se celebra ocho días antes de la Navidad, me viene el recuerdo de las Vírgenes Sevillanas que llevan el nombre de Esperanza, y como no me viene el recuerdo de su Semana Santa, y también el recuerdo de un pequeño artículo, aún sin publicar, que me sugirió la semana Santa Sevillana de este año 2013, y este pequeño artículo: breve pero intenso; intenso en cuanto a espiritualidad, en cuanto a sentimiento y en cuanto a vivencia  interior, bien se podría denominar: “Una Cruz entre dos Esperanzas”; el mismo dice lo siguiente:

<<Se acerca  la Semana Santa, y Sevilla se dispone a vivir estos días, días que son en cierta manera la cúspide de su religiosidad popular y Sevilla que habitualmente vive hacia fuera, en estos intensos días, aunque abierta al mundo como siempre, es capaz también de vivir su: ”Mística experiencia, su vivencia interior”. Sevilla, que es un maravilloso regalo que Dios ha entregado al  mundo, en estos días grandes de su Semana Santa alcanza,  podríamos decir, la máxima expresión de sublimidad y hermosura.

Y a Sevilla,  en estos días, yo  le  pongo un título, un título que refleja muy bien lo que es la “madrugá”: “Una Cruz entre dos Esperanzas”.  La Cruz del Calvario, entre la Esperanza Macarena y la Esperanza de Triana.

Nuestra  fe, cada día, ha de navegar entre esas dos Esperanzas. La Cruz de nuestra vida, esa  cruz a veces tan pesada y que nos acompaña con tanta frecuencia, ha de ir  envuelta en un aroma purificador y lleno de: Vida, Gracia, Ternura y  Esperanza. Si nuestra vida estuviera dirigida por el timón de la auténtica Esperanza otro rumbo llevaría: ¿Quizás el rumbo de la Macarena o quizás el rumbo de la Trianera?, pero a fin de cuentas un sólo rumbo: lleno de Luz y de Vida, un rumbo certero y firme: “El de nuestra Madre la Virgen de la Esperanza; ella es patrona entre las patronas, reina entre las reinas, madre entre las madres; ella es … ”>>