ESPAÑA. VENDIDOS DE POR VIDA.
Publicado por Carmen Amigo, Posteado enOpinión
(Del Libro «Siembra y Cosecha»)
La tradición cristiana nos relata que el primer vendido fue Judas.
Vendiendo a Jesús se vendió él.
¿O lo fueron Eva y Adán con la manzana?
Los círculos de libertad se pierden cuando la persona se surte de amiguismo. Eso es lo que sucede en la política española que aquel que lleva idea de medrar se coloca en escaparate para ser comprado.
En puntos pequeños es más de lo parecido.
Están aquellos que por ser familia de miembros o amigos de los representantes del ayuntamiento son incapaces de enfrentarse y reclamar justicia para la comunidad.
No quedando en lejano; los que trabajando uno de sus miembros ¡Todo cuanto se hace en el ayuntamiento…! Juzgan que es… ¡Extraordinario!
En el fondo la gente se comporta como se lo propone. Está confirmado que la libertad de expresión siempre ha tenido en cualquier época y tiempo de España un precio. Precio que no están dispuestos a pagar. ¿Pagar…? Solo quieren cobrar; a favor y favores
¿Quien paga con gusto?
El individuo de moral alta.
Los bajos en moral…
¿Entrarán en el reino del cielo?
No se alteren ha sido una simple salida y vuelvo a la autovía.
Salir a la calle (me decía una persona a la que venía de ceder paso) lo hago dejando en casa el mal fario. Nada me distrae en mi marcha. Solo me centro en la vuelta y vuelta al paseo para encontrarme ágil.
Ello venía al caso por el corte sistemático de la acera. El coche de una de sus vecinas obliga casi a diario a quienes circulan; a bajarse a la calzada si se desea continuar la marcha.
¡No presto importancia al hecho! Tengo hijos. Y estos; no siempre dejan estacionado el automóvil como debiera un responsable ciudadano. Estaría bien que la Guardia Civil en casos así les multase. Todos aprenderían si les rascasen el bolsillo (literal). En cuanto al trabajo de mantenimiento del Ayuntamiento este lo hace como el mejor. (Confiesa que su familia trabaja para él)
¿Cuántos en España los vendidos de por vida?
Como mínimo; mientras tienen vigente el contrato.
La dueña del automóvil sale. Y posiblemente recoge “algo” mientras hablamos. Saluda a la vecina y esta le responde.
¿Y mañana?
Mañana será… ¡Más de lo mismo!
Carmen Amigó y Pérez-Mongay
