Cartas al Director

Es el estado anímico de una Poetisa. Con estas palabras da respuesta al trabajo que pacientemente y culturalmente hablando realiza otro yo.
“Estamos sobre un polvorín.
A falta de que alguien prenda llama.
Estando en la playa sentí una percepción extraña, me encontré en un mundo pequeño. Injusto”.
Su éxtasis ante la amistad, a la que mantiene por temperamento joven, hace entendible su cosmovisión.
Sola… Se encontró sola.
En un mundo de personas que no desean darse a conocer. Incapaces de mantener un saludo. Una palabra.
Sus problemas.
Su silencio. Caparazón que les ayuda a despertar mañana, en callejón de precaria salida.
Saco sin fondo hicieron de España; nuevos listos terratenientes.
Llenó. Llenan bolsillos.
En marcha sin ir. Aquellos que han mal parido Leyes.
Dice ¡rara!
Rara su percepción. Cuando menos sangrante.
España. Son sus gentes.
Las que han pasado de un merecido bienestar a la máxima precariedad.
No es cansino decir ¡que malos Gobernantes!
¡Cuánto vendido al despojo!
Usted arruinó España. Señor Rodríguez.
Y su marasmo de gentes.
Y sus escualos de grandes fauces y lifaras.
P.H. Tiene nombre y apellido y con razón dice: “España. Sorprendida y asustada”.
¡España vivirá para continuar Historia!
Solo España renovará savia. Como lo viene haciendo de Milenios.
¿Se da cuenta Señor Rajoy, hoy Presidente de España de que le están advirtiendo, que tanta concesión y miramiento, le va en ello la longitud de su paso?
Son las tres y diecinueve de la tarde de un tres de agosto, la tarde amenaza tormenta. El día uno murió mi amiga Luna, periquita de nueve años. Es todo cuanto me importa en este momento.

Carmen Amigó y Pérez-Mongay