Cartas al Director

La actualidad no está para lo primero. Vemos en cartelera despropósito tras despropósito. El cesto de las sandias está al completo. Rojas por dentro y con negras pepitas. Las aguas andan revueltas en el azul del mediterráneo así como en el cantábrico. El vuelo de las aves va de trompicón y aunque se alimentan de peces, en el zambullirse está el peligro ya que no todas sus plumas son impermeables. Una vez en tierra solo le queda extender alas y secarse.
En toda está composición nada pictórica, convergen artistas liberales de la palabra los que la unión dicen hace fuerza y de la comisión, “bolsillo propio”. Cosidos al clan y dividiendo opiniones; los invitados a la merienda del parloteo público y privado. Véase el “affaire”: Guardar capa y confundir opiniones por el cajón de ondas más visitado.
Y por si esta piel de toro no tuviese incordias suficientes la parcelan en badanas traficantes y pelaires, de aquellos de camisa abierta, barquitos a toda vela y a esto se añade el conde, fino tocador de lira y paseíllo gracioso para dar su parabién a la caza del mamut que él ha practicado.
Corríjame dice el lector de cartas a quien de lenguaraz va por la península. Su señoría puede de primo ir como le convenga, pero aquí de primos los mínimos. Recuerde no tanto: Al ministrable le costó la cartera.
ESPAÑA. Querida. Deseada. Esquilmada. Gigante maltratado que la dualidad acecha. ¡Que hubo de tener mejor mentor dicen! Así como mejor reino.
Hija de cartelera. Entre Títulos va la cosa. Fuiste Gigante. Espero no seas; Coloso en llamas.

Carmen Amigó y Pérez-Mongay