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abril 2013

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ESPAÑA. «EL CAFÉ PENDIENTE» ITALIA.

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No hay mérito en lo sustancial de esta carta puesto que solo hago que llevarla a conocimiento del mundo.
Tampoco sé si esto es un suceso verídico lo que puedo asegurar es que lejos de hacerme feliz me ha entristecido.
Cuanto el sufrimiento en el planeta y tan poco el deseo de ciertos políticos para hacerlo desaparecer. Italia que se pasa el tiempo a tirarse los trastos a la cabeza (hablando de políticos e intereses de los mismos) dan por hecho esta formalidad.
Que ciertamente honra a las personas que actúan en caridad y loable. Tan loable. Digno de alabar. Que debería darles vergüenza a aquellos que gozan de salario venido del común de los ciudadanos ver el estado en que han llevado a los ciudadanos de su País.
España. España tiene al completo los comedores sociales. ¿Quién de nosotros no ha compartido café con alguna persona que pidió un vaso de agua por no poder pagar el desayuno? esta llamada de atención no deja impasible. ¡Queremos ser responsables!

Solo quedan en su ratonera quienes se han llevado; el queso entero.

Londres tiene bruma y aquí en España nos sentimos abrumados. Por unas siglas que se han hecho de oro y atienden por Partidos. Sindicatos. ONG. Fundaciones y derivados.

Europa Comunidad. De unos pocos.

La vergüenza a sufrir por su indigencia es de muchos.

Carmen Amigó y Pérez-Mongay

“»ENTRAMOS EN UN PEQUEÑO CAFÉ, pedimos y nos sentamos en una mesa. Luego entran dos personas.:
– Cinco cafés. Dos son para nosotros y tres «pendientes».
Pagan los cinco cafés, beben sus dos cafés y se van. Pregunto:
– ¿Cuáles son esos “cafés pendientes”?
Me dicen:
– Espera y verás.
Luego vienen otras personas. Dos chicas piden dos cafés – pagan normalmente. Después de un tiempo, vienen tres abogados y piden siete cafés:
– Tres son para nosotros, y cuatro “pendientes”.
Pagan por siete, se toman los tres y se marchan. Después un joven pide dos cafés, bebe sólo uno, pero paga los dos. Estamos sentados, hablamos y miramos a través de la puerta abierta la plaza iluminada por el sol delante de la cafetería. De repente, en la puerta aparece un hombre vestido muy pobre y pregunta en voz baja:
– ¿Tienen algún «café pendiente»?
Este tipo de caridad, por primera vez apareció en Nápoles. La gente paga anticipadamente el café a alguien que no puede permitirse el lujo de una taza de café caliente. Allí dejaban en los establecimientos de esta manera no sólo el café, sino también comida. Esa costumbre ya ha salido de las fronteras de Italia y se ha extendido a muchas ciudades de todo el mundo.

Ojalá en España pudiéramos conseguirlo. Si hay algún sitio donde se haga en Sevilla o Madrid, por favor decídmelo.
«Sufrimos demasiado por lo poco que nos falta y gozamos poco por lo mucho que tenemos» Shakespeare””

Alberto. Gracias.



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