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enero 2014

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“Es buena gente, es una tía enrolla”

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El otro día, un amigo mío, le pregunto a su hijo, de 21 años,  sobre  la chica con la que estaba saliendo, como pareja, desde hace algún tiempo, ella tiene 20 años. Mi amigo interesado preguntó sobre las cualidades que tenía, pues la relación  parecía que iba en serio, y el chico contesto a la pregunta del padre: “mi pareja es buena gente”. El padre no salía de su asombro por la magnitud y lo conciso de  la respuesta y  algo nervioso se preguntó a si mismo: ¿y esto que significa? ¿Qué me habrá querido decir? y volvió a preguntar a su hijo, pues le pareció muy pobre la respuesta: “y eso hijo qué significa, dime algo más: de cómo piensa, de lo que siente, a lo que se dedica…”; y el hijo, con cierto aire de enfado, le dijo: “no me ralles” pero le volvió  a responder, aunque esta vez mas “aireadamente y algo mosqueado”: “sé que es una tía enrolla” y el padre, de nuevo, al borde del derrumbamiento y con aire suplicante contestó: “hijo no sabes mas” ¿por favor hijo :no sabes más? pero  no contento con la ambigüedad de sus contestaciones, le dijo al hijo, pero bueno:”¿a qué se dedica? ¿Con quién vive? ¿Qué valores tiene? ¿Qué ideales tiene? ¿Cómo son sus experiencias de vida? ¿Qué piensa de las realidades de cada día? ¿Quiénes son los líderes de su vida? ¿Qué piensa: de religión, de la familia, de sus padres, de su vocación profesional, de sus amigos? ¿Qué sabe hacer? ¿Tiene vicios? ¿Tiene buenas o malas compañías? ¿Quiere tener hijos? ¿Le caemos bien?” Y el hijo malhumorado por el interrogatorio de su padre le dice: “y todo eso qué más da” lo importante es que a mí me gusta y que estoy bien con ella, y además: “a ti que te  importa”. Pues si eres padre o madre ya sabes: “a ti que te importa” y no preguntes mas pues el diálogo se puede enturbiar y todo puede acabar violentamente; nos tenemos que acostumbrar pues por desgracia ese es el hábitat de la comunicación actualmente. En algunos casos cuatro pelijas ingeniosos y sin ideas movilizan sus vidas y ellos a la vanguardia de la moda, con ruidos y más ruidos: ¡se entusiasman, vibran, enloquecen… ! Y por lo demás, al menos aparentemente, todo vacío; vacío de ideas: el alma y el cuerpo; y, vacío dentro del vacío, pero parece que son felices, aunque: ¿Cuál es su vida? ¿Cuál es su trascendencia? ¿Cuál es el motor para caminar? ¿Qué les hemos enseñado? ¿Dónde queda todo? Quizás, ellos y ellas, no han encontrado nada en nuestras vidas para seguir nuestro ejemplo. ¿Quizás estén asqueados de nuestra falsedad o de nuestro egoísmo o de nuestra vida rutinaria y también a lo mejor vacía? Lo cierto es que la relación entre padres/madres e hijos en muchas ocasiones es poco dialogante, hay un muro generacional inmenso posiblemente proporcionado por el avance descomunal de las nuevas tecnologías y por el desconcierto ideológico y moral que impera actualmente. Pero lo nuestro como padres/madres es seguir buscando: el encuentro, el diálogo, la armonía y la paz, y no césar; aunque el intento se presente arduo y difícil. Pero lo difícil siempre es, y ha sido, difícil; pero así, difícil como es, hay que afrontarlo.

 



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