Empreñar por las orejas
Publicado por galdo-fonte, Posteado enOpinión
Dar credibilidad al hacer político del bipartidismo, es divorciase de la objetividad, y por tanto, dar cancha abierta al absurdo, hasta llegar a la excentricidad de empreñar por las orejas.
Contrariamente a toda manifestación estadística, empreñar por las orejas fue sin duda la modalidad de embarazo mas prolífica del país, con la peculiaridad añadida, que no solo eran las hembras las gestantes sino también los miembros del género opuesto, y la singularidad, que en esta dualidad fecunda, la preñez era concebida en exclusiva por eyaculación política subliminal, para engendrarse durante cuatro largos años en el encéfalo de los encintados hasta llegar al alumbramiento, cuya eclosión se producía en el insólito quirófano que conformaba el constreñido prisma de una urna electoral.
Así fue como desde el origen de la «Transición» y hasta este tiempo de desencanto, la credulidad de una ciudadanía proclive al orgasmo político, facilitó la transformación de su mollera en placenta embrionaria del voto electoral, que paradójicamente, justo celebrados los comicios y satisfecha su utilización para inclinar la balanza de resultados, era desechado repetidamente tras cada plebiscito para convertirse así en el planificado aborto del día después.
Hechos que además de suponer una manipulación psicológica de los votantes, convirtieron cada proceso electoral en el cuarto oscuro de la democracia, y al cerebro del electorado, en la caja negra del hacer político.
Por eso, cuando llegada la hora de la verdad esos mismos electores vieron afectados en lo esencial sus derechos fundamentales, la renuncia a toda servidumbre electoral se tornó en un todo ostensible, y el rechazo a la continuada fecundación auricular tomó condición de contestataria radicalidad.
Siendo casualmente en el contexto del actual escenario político, donde la inmensa mayoría de los otrora fertilizados por el sistema, ahora afectados en sus intereses por los problemas de la recesión y por las nefastas medidas de los dos gobiernos que en alternancia han gestionado el país, quien, defraudados en sus intereses, frustrados por la creciente desigualdad y asqueados por la interminable proliferación de casos de corrupción, han decidido zanjar con su continuidad en el simulacro de treinta y cinco años de estabilidad para apostar abiertamente por el cambio, y así, dar un vuelco radical al degradado panorama político español.
Así fue como la estabilidad que mantenía el bipartidismo PP – PSOE al desencadenarse la crisis en el 2007, cuando entre ambos partidos se repartían el 77, 1% de la tarta electoral, siete años después, se viene abajo al reducir en un tercio su base electoral que hoy día suma en su conjunto el 51, 4% del total en una pronunciada tendencia a seguir cayendo.
Debiéramos estar de vuelta de la nula credibilidad que merece el bipartidismo, y saber por tanto, que en su hacer político lo importante no es lo que digan, sino lo que dejan de decir
Expresión manifiesta que revela la entrada en escena de un modelo de funcionamiento contrapuesto al actual, que además de poner fin al bipartidismo, sea clave para el apogeo de otras alternativas políticas mas acordes con una nueva realidad, y aparte de dar acceso a la implantación de otro estilo en la relación electoral se convierta en puerta de entrada a una forma distinta de hacer política.
Sin conducirnos por esta dirección, resultará totalmente inviable erradicar las servidumbres existentes y desenredar la redes clientelares nacidas conjuntamente en el seno del bipartidismo corrupto, por ser esa trayectoria igualmente condición «sine qua non» para afrontar de forma efectiva el procedimiento de regeneración democrática que el sistema político necesita para hacer que el país sea capaz de rescatar su presente al mismo tiempo que afrontar con plena solvencia su futuro.
Y ello ha de ser así por ejercicio de compromiso con nosotros mismos, pero también, por actitud de responsabilidad en evitar ser copartícipes en silenciar las demandas ciudadanas, y rehuir que por tácito comportamiento, se sigan otorgando inmerecidos privilegios a una infame casta política, al mantener la continuidad a su blindaje de impunidad .
De ahí que después de treinta y cinco años de ser engañados iteradamente por los miembros del bipartidismo en toda campaña electoral, a estas alturas ya debiéramos estar de vuelta de la nula credibilidad que merecen sus integrantes, y saber por tanto, que en su hacer político lo importante no es para nada lo que digan, sino lo que dejan de decir, y en ese sentido, rechazar con contundencia sus mentiras y engaños como forma de eludir la realidad.
A tal efecto, desde todo punto de vista debiéramos tener asumido, que la regeneración del sistema ha de ser incompatible con toda conducta de mitomanía por su enganche patológico con la mentira, pero también, con la credulidad de quien por asunción prodiga la farsa, y en vez de hacer oídos sordos ante la falsedad opta por otorgar certeza a lo inaudito, hasta llegar al hecho absurdo de empreñar por las orejas