Elecciones Europeas, un desafío
Publicado por galdo-fonte, Posteado enOpinión
Necesitamos un parlamento europeo que represente con autenticidad a la ciudadanía y unos candidatos que actúen en consecuencia; capaces por tanto, de rescatar la hegemonía política y poner freno al rodillo neoliberal.
Allá, corriendo el segundo lustro de la década de los setenta, mientras los que ahora vamos para viejos forzábamos el camino hacia la democracia, y quienes la mantuvieran secuestrada le lavaban la cara a la dictadura con jabón de transición, al mismo tiempo, los autócratas de siempre tiraban del doble juego argallando planeando a la par la reformulación del capitalismo en clave más rotunda; un calibrado objetivo que en coincidente temporalidad vio favorecida su implantación por el galardón otorgado al padre putativo del neoliberalismo austericida, Milton Friedman, quien en 1976, a pesar de estar patrocinando tesis de la prehistoria de la ciencia económica, fuera laureado con el (siempre fraudulento) Premio Nobel de Economía.
Concesión que recíprocamente a su denostada consideración resultó determinante para elevar aquellos extravíos a rango de doctrina, y facilitar con ello, que aquella reformulación capitalista tomase amplio dominio de nuestra realidad, que no es otra, que la correspondiente a un país sumido en el caos, donde el Estado fue excluido de la economía para consagrar la jerarquía y el imperio del poder a los mercados financieros , permitiendo así, que desde este escenario de tan atípica hegemonía, la explotación del nuevo capitalismo se propagase sin turbulencias a pesar de lo reaccionario de su condición, por cuanto, no se habrá de soslayar que desde su implantación, los rendimientos detraídos por la destrucción de los derechos sociales de las clases mas humildes fueron destinados a favorecer en exclusiva a los sectores mas privilegiados.
Toda una reproducción restrictiva de la sociedad de los dos tercios, de la que fuera sin duda otra de las «grandes» aportaciones del neoliberalismo imperante; la de un Sistema que para sostener su existencia evitando asumir su propia disfuncionalidad, sitúa en la precariedad económica y social a las dos terceras partes de la sociedad, arrastrando a un elevado sector de esa fracción al borde de la marginalidad en el contexto de una tragedia dominada por la miseria y la exclusión; mientras que en contraposición, el tercio restante que conforma el entorno de la cúspide del poder, lejos de estrecheces, son quienes imponiendo la norma se están enriqueciendo a manos llenas a costa de repercutir sobre sus víctimas la injusta factura de sus propios atropellos, y todo ello, con el refrendo de una mediatizada clase política que en vez de ejercer de representantes de los ciudadanos desempeñan la función de chicos de los recados del gran capital.
Pues bien, con todo, la doctrina neoliberal no es un dogma que afecte en exclusiva a nuestro país, sino una constante genérica con vigencia formal en el marco de la Unión desde la aprobación del Tratado de Maastricht, que se mantuvo como una realidad oculta durante la época de crecimiento económico, pero que al arribar la crisis, destapó tanto su verdadera finalidad como el trasfondo que acompaña la naturaleza de la gran farsa que rodea al publicitado proyecto europeo, cuyo auténtico propósito , radica en la consumación de una desmedida maniobra política, montada con la finalidad expresa de secuestrar la soberanía popular para así mantener las políticas económicas al margen del control y fiscalización democrática de la ciudadanía.
Esta realidad no ha de pasar desapercibida a quienes como electores acudamos a las urnas este 25 de mayo, y a tal efecto, antes de emitir el voto debe ser un ejercicio de responsabilidad garantizar su rendimiento, un requisito que a todas luces exige neutralizar la tendencia hacia la malversación electoral, desechando a tal fin, aquellas candidaturas y candidatos que con sus prácticas políticas no solo no combatieron el dumping social sino que se dedicaron en exclusiva a prestar apoyo y refrendo a la ortodoxia neoliberal a través de un absoluto respaldo a los mercados y subordinación al diktat alemán; de ahí, que ante estos nuevos comicios debamos proceder en consecuencia, pues a la vista de los hechos, ahora mas que nunca, necesitamos un parlamento europeo que represente a su ciudadanía y no a los intereses del gran capital.
Porque en ello va nuestro futuro, no podemos tolerar por mas tiempo que la oligarquía financiera siga ostentando el poder político por manipulación intermediada de la voluntad popular, ni que las restrictivas políticas impuestas desde Europa por esta élite neoliberal, cuenten en el país, con la conformidad de unos representantes renegados que burlando sus compromisos con la ciudadanía se decantan por actuar en posiciones contrarias al interés general, y solo poniendo cerco en las urnas a esa situación de impunidad, seremos capaces de dar un cambio de rumbo efectivo y derrocar a la dictadura de los mercados, y así, desde la legitimidad de unos representantes sin ataduras poder imponer la economía real por encima de la especulativa y dar al traste definitivamente con la estúpida estrategia de los recortes y la austeridad.
La oportunidad está servida, y de no aprovecharla, seremos reos de nuestros propios actos y responsables que la continuidad de la crisis no tenga vuelta atrás.