El sector naval, en declive bipartidista
Publicado por galdo-fonte, Posteado enOpinión
La decadencia que en el último tercio de siglo redujo a mínimos el otrora boyante sector naval de la Ria de Ferrol, tuvo su factor desencadenante en la actitud entreguista del bipartidismo político del PP y el PSOE, que mas que apostar por la defensa de los intereses genuinos, optaron por asumir como propios los dictados de la competencia europea, contribuyendo con ello la actual debacle comarcal.
En un entorno político donde mucho se promete y poco se cumple, a nadie debe sorprender que sea el engaño quien toma carta de protagonismo, y por tanto, que todo propósito de solución sea en si mismo un referente de nula credibilidad.
Complejidad que agrava toda situación, máxime, cuando el referente de maquinación más que atender a una excepción puntual es la rutina de treinta años de una historia interminable que tiene por principal protagonista al conjunto del sector naval, y los peores actores del reparto adjudicados a los astilleros de la Ría de Ferrol, que tras un diseñado proceso de desmantelamiento y un vertiginoso desplome de actividad, de no mediar reconducción, por mas esperanza que se quiera vislumbrar al amparo de la inminente extinción del veto que pesa sobre el sector, se verán abocados irremediablemente al cuarto plan de ajuste sectorial cuya repercusión pondrá en serio peligro la continuidad y el futuro de ambas factorías.
Eso será así porque la suerte ya está echada, toda vez que tal decisión fue considerada y asumida por los miembros del bipartito, en aceptación consensuada por exigencia impuesta a esta dualidad política por los mas influyentes miembros del club europeo en contrapartida a refrendar nuestra integración en el marco de la Unión.
Admisión, que dicho sea de paso supuso la destrucción de buena parte del tejido productivo industrial, en el contexto de un deslavazado proceso de desindustrialización, cuya repercusión, llevó implícito el cese paulatino de la actividad de construcción naval hasta su total declive, que como consecuencia de aquella desastrosa negociación, después de mil avatares y un forzado tránsito en dirección contraria, se debate actualmente en la coyuntura de un eclipse total.
Es por ello que resulta de una insolencia sin precedentes que los directos colaboradores de las limitaciones impuestas al sector, a sabiendas de las prohibiciones aceptadas en su día, tengan la osadía de recabar resolución de la Comisión Europea sobre la viabilidad de la construcción del dique flotante, cuando políticamente como parte implícita eran conocedores de antemano del carácter negativo de toda resolución sobre el particular.
Una censurable maniobra, cuya finalidad, no fue otra que evadir responsabilidades y poder así proseguir sin consecuencias la asistida repetición del engaño electoral al que nos tienen habituados tras la ambigüedad inculpatoria de despistar su perversidad en el soporte que propicia la lejanía de Bruselas, o en la conexa práctica de las no menos repetidas ceremonias de confusión.
Con todo, en el tan llevado y traído asunto del dique flotante, sin demérito alguno, se ha de deducir que su matiz de relevancia no deja de ser una simple anécdota en contraste con la enraizada insolvencia política de los distintos gobiernos alternantes, que en suma, fueron la verdadera raíz del problema como pone de manifiesto toda falta de alternativa en la eventualidad de tres largas décadas de incesante deterioro del sector, que desvela así mismo la falta de eficiencia de una clase política que contra todo pronóstico se dedicó a validar con sus actos los perjuicios de una leonina legislación comunitaria que favorable a los intereses de otros estados miembros, hicieron que las crisis continuadas del sector naval en la comarca fueran causa y efecto de la disfuncionalidad bipartidista, por cuanto, en ese esquema, toda condición de alternancia mas que funcionar como una oportunidad para el cambio, operó en exclusiva como garantía de un burdo intercambio de intereses políticos y partidistas.
Por consiguiente, quienes en sucesión de gobernabilidad dispusieron de sobradas oportunidades para darle un vuelco a la situación, y en el transcurso de la época en vez de proceder en consecuencia optaron por consumar el total deterioro de la actividad, empleando medidas que además de no garantizar la supervivencia de las factorías, hicieron inviable toda posibilidad de recuperación; de ahí que en correspondencia con su manifiesta deslealtad, el desafío a plantear no ha de consistir en exigirles lo que no quieren asumir, sino en promover vía electoral el decaimiento de su primacía política, pues solo con la erradicación del bipartidismo se darán las condiciones indispensables para que surta efecto un cambio a positivo en el contexto de este sector estratégico.
Por tanto, toda solución a los grandes problema del sector, pasan irremediablemente por un radical cambio de rumbo donde no tiene cabida el simulacro, como tampoco, los protagonistas de la historia del fracaso pueden seguir ejerciendo como interlocutores del futuro, pues en este nuevo ciclo alternativo al bipartidismo, la renovación ha de ser la clave que permita de forma eficaz subsanar la actual situación de deterioro como paso previo a la apertura de negociaciones conducentes a corregir las arbitrarias restricciones impuestas por Europa a este sector.