El Papa: “Dios perdona siempre”.
Publicado por rafagutierrez, Posteado enOpinión
“Por más vida de pecado que tengas, corre a donde esta Dios que Él perdona siempre”.
El Papa Francisco en la Misa en la Casa Santa Marta trato del sacramento de la confesión.
Y dijo:
“El sacramento de la confesión no es un “Juicio” sino un “Encuentro”. El encuentro con Dios; un Dios que no se cansa de perdonar a la persona que le pide su misericordia”.
“Si tú has vivido una vida de tantos pecados, de tantas cosas feas, pero al final, un poco arrepentido, pides perdón, Dios te perdona inmediatamente, Él perdona siempre”.
Esto afirmó el Santo Padre, que centró el resto de su homilía en: “el Perdón, la Reconciliación y el Encuentro con Dios”.
El papa Francisco de nuevo nos ofrece una visión apasionadamente tierna de lo que es el sacramento de la confesión.
Me llena de entusiasmo el oír su palabra; su mensaje está lleno de la visión de un Dios: que no castiga, que no busca al pecador para que pague su deuda; lo busca por amor y para llenarlo de la plenitud de sus dones. El fuerte y esperado abrazo del Padre en la parábola del Hijo Pródigo es el mejor símbolo de un Dios que por el entusiasmo apasionado de un amor infinito lo hace todo. El Pontífice, con ese amor de Padre que le caracteriza, explicó que “Reconciliar” es el “Trabajo de Dios”, y es un trabajo hermoso, ya que “Nuestro Dios Perdona” cualquier pecado, lo perdona “Siempre”, hace “Fiesta” cuando uno le pide perdón y además “Olvida” todo.
Me encanta la tierna y transparente dialéctica de este Papa enamorado.
El Papa también reflexionó sobre el pasaje de San Pablo a los Hebreos, en el que el Apóstol habla de la “Nueva Alianza” establecida por Dios con su pueblo elegido.
“Ante todo, Dios perdona siempre, no se cansa de perdonar. Somos nosotros los que nos cansamos de pedir perdón. Pero Él no se cansa de perdonar”.
Cuando Pedro pregunta a Jesús:
“¿Cuántas veces debo perdonar? ¿Acaso siete veces? No siete veces sino setenta veces siete. Es decir siempre. Así perdona Dios: siempre”.
“Y si tú has vivido una vida de tantos pecados, de tantas cosas feas, pero al final, un poco arrepentido, pides perdón, te perdona inmediatamente, Él perdona siempre”.
Al mismo tiempo, Francisco dijo que la duda que podría surgirle al corazón del hombre está en el “Cuánto” está Dios dispuesto a perdonar. A lo que él mismo respondió que basta con: “Arrepentirse y pedir Perdón”.
A continuación, aludiendo a la parábola del Hijo Pródigo como ejemplo, dijo: “No se debe pagar nada, porque ya Cristo lo ha pagado todo por nosotros”.
“Pero, padre, yo no voy a confesarme porque hice tantas cosas feas, tan feas, tantas de esas que no tendré perdón… No, no es verdad. Dios perdona todo. Si tú vas arrepentido, perdona todo”.
“Cuantas veces el sacerdote no te deja hablar. Tú comienzas a pedir perdón y él te hace sentir esa alegría del perdón antes de que tú hayas terminado de decir todo”.
El Papa, con el rostro de felicidad que le caracteriza, aseguró y reiteró además que cuando Dios perdona hace fiesta, una gran fiesta, puesto que lo que le importa a Dios es encontrarse con nosotros tiernamente y abrazarnos y amarnos.
De ahí que el Papa Francisco, el papa de la bondad, haya sugerido un examen de conciencia a los sacerdotes en el confesionario:
“¿Estoy dispuesto a perdonar todo?”
“¿A olvidarme de los pecados de aquella persona?”
“A veces las confesiones parecen ser una práctica, una formalidad:
<< Bla, bla, bla…, bla, bla, bla…, bla, bla … >>.
¡Todo mecánico! ¡Pues no!”
¿Y el Encuentro dónde está? El encuentro con el Señor: Que reconcilia, que abraza, que acaricia y que hace fiesta. Éste es nuestro Dios, inmensamente bueno e inmensamente misericordioso.
También lo debemos enseñar, para que lo aprendan: nuestros niños y nuestros muchachos y puedan confesarse bien. Porque ir a confesarse no es ir a la tintorería para que te quiten una mancha: ¡No! Es ir a encontrar al Padre: “Que nos busca, que nos limpia, que nos reconcilia, que nos perdona y que nos ama”.
Si no crees en Dios, todo esto sobra, pero sí crees o quieres creer, acércate: Dios no te va a defraudar, y junto a Él encontraras la paz y el sosiego, el descanso y la feliz alegría de la dicha perenne y duradera. Pincelada de datos obtenidos de: vaticano. aci/ewtn