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mayo 2014

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El bálsamo del tierno y delicado cariño.

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descargaLa amabilidad: endulza nuestras vidas, da aliento a nuestros decaimientos, potencia nuestra felicidad, da aire fresco: a nuestro diálogo, a nuestros quehaceres, a nuestra rutina de cada día.

descarga (1)La amabilidad estimula nuestra sensibilidad emocional y destierra las rencillas y los encontronazos de cada día. La amabilidad ha de ser nuestra compañera de camino y la compañera del camino de los demás; con ella el dolor físico o moral se apacigua y la tormenta de un posible desencuentro o un malentendido mutuo entre las personas se suaviza o se difumina.

images (1)Al actuar así facilitaremos el camino de la vida a los demás; todos tenemos: preocupaciones, tristezas, sinsabores, dolores y amarguras y todos necesitamos el bálsamo de la amabilidad, el bálsamo del tierno y delicado cariño.

578352_4808430131233_528813095_nY así conseguiremos ser, unos para los otros, soportes sólidos de estabilidad emocional y pilares que sustenten el amor mutuo que todos necesitamos y que todos anhelamos.

imagesY para hacer esto puedo pensar: “cuando salgo a la calle, cuando estoy: en mi trabajo, en el autobús, en un hospital, de compras, en una oficina: ¿Necesita alguien mí amabilidad? ¿Necesita alguien mi sonrisa? ¿Necesita alguien mis buenos modales? ¿Necesitan los que están a mí alrededor mi talante simpático y comprensivo?”

frase-del-hablador-he-aprendido-a-callar-del-intolerante-a-ser-indulgente-y-del-malevolo-a-tratar-a-jalil-gibran-113352Y seguro que en muchos casos así es, y al hacerlo así seremos con ello portadores de paz, mensajeros del mensaje de esperanza de Cristo Jesús, y muchos gracias a nuestra amabilidad recibirán el aliento estimulador que necesitaban.

20110118111606_4086Y para terminar quiero leer el evangelio del día 22 de mayo del 2014 que empieza diciendo: “como mi Padre os ha amado, así os he amado yo, permanecer en mi amor” y termina diciendo: “os he hablado de esto para que mi alegría este en vosotros y vuestra alegría llegue a plenitud”.

El amor de Jesús nos ha de llevar a la alegría, y si uno ama y está alegre, contagia su alegría a los demás, les hace participar de su dicha y los trata: “amablemente, cordialmente y con un cariño lleno de ternura”.




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