DOÑA ADA COLAU. CATEDRÁTICA EXPERIMENTADA.
Publicado por Carmen Amigo, Posteado enOpinión
(Del Libro «Crónicas de Borrador»)
La hoy Alcaldesa de Barcelona pide a los ciudadanos del Barrio de Gracia “la gracia especial de su ayuda” pues los discípulos de sus caceroladas se han rebotado.
Esta dama que en sus tiempos fuera adalid de la imposición por tratarse de libertad de expresión en las manifestaciones que encabezaba; ahora ve que sus alumnos se han especializado y al parecer desborda sus expectativas.
Barcelona la queman. Barcelona la ensucian. Barcelona ni en los peores tiempos se ha visto con tanto improperio cercenada.
Okupas o no ocupas. La Señora Alcaldesa culpa a toda Ley y persiste en no ver la anarquía.
Con fortuna para la Policía Nacional que los rotos; van a parar a espaldas de la propia Policía Autonómica.
Seamos sensatos. Los únicos culpables Doña Ada Colau; son ustedes. Los políticos. Y en especial aquellos que alimentan la negligencia quienes ayudan a quebrantar la Ley y se sirven de la fácil dialéctica para sus fines.
¿Qué le parece ahora recoger la siembra de lo que abonara?
¿Qué nombre darle a los destrozos consentidos? “Los días de podemos y queremos”.
Podría darse el caso de que a Doña Ada Colau (Alcaldesa de Barcelona) la Ley no acaba de convencerle y…
Suprime el cuerpo de seguridad.
Le molestan los Militares. Y les invita sin miramiento alguno de la labor que desarrollan a que abandonen el Pabellón.
Le molesta la Bandera de España (que san fastidiarse también es de los catalanes) y prohíbe su puesta en las fachadas Institucionales; que en realidad son españolas.
Va de bastón de mando sin más méritos que los de haberse juntado bandos-bandas que sin amplia mayoría obligan a participar en hechos que no se corresponden a la realidad Histórica.
Destrozado “Gracia…”
Ha sido por cuenta y gracia una vez más; de una tolerancia mal entendida.
Se podría preguntar si la vara de mando no es (como para las majorette) un bastón que danza.
Que danza al compás de la manifiesta inoperancia.
Estimada Señora…
Qué cada cual aguante su vela.
Usted la encendió. A Usted de apagarla.
Carmen Amigó y Pérez-Mongay