Cartas al Director

Tu voz en la Red

martes

1

marzo 2016

0

COMMENTS

Cuando la fragilidad baila

Publicado por , Posteado enOpinión

Desde 1964 Isabel Albors es profesora de ballet en Barcelona, en Santa Cecilia, su propia escuela, pero a mediados de los noventa descubrió el que ha sido el mejor proyecto de su carrera, cuando algunos niños con necesidades especiales empezaron a ser alumnos de Santa Cecilia.

Aunque ser madre de cinco hijos y directora de la escuela de danza le dejaba poco tiempo para otras actividades, Isabel siempre tuvo una gran inquietud por ir más allá en su entorno profesional.

hhhhhhhhhhhAños antes de empezar a trabajar con estos niños ya se interesaba por la anatomía y la psicomotricidad:

  • “Empecé a estudiar y a hacer cursos, en el Instituto Médico del Desarrollo Infantil de Barcelona, y en la Universidad de Zaragoza, para aprender sobre desarrollo motor y cognitivo y poder detectar en mis alumnas de ballet si algo no iba bien: los pies, la espalda, la vista…”.

Después, aceptó una propuesta para dar clases de motricidad en un parvulario. Por eso, cuando los primeros niños con necesidades especiales llegaron a Santa Cecilia, Isabel llevaba décadas estudiando y trabajando sobre ello.

hhhhhhhhhhhhhhyyyyyyyyyyyyLa respuesta de Isabel fue:

  • “Vamos a aparcar los libros y nos ponemos a trabajar; cuando vaya apareciendo cada obstáculo ya buscaremos soluciones”.
  • Ahora Jordi está acabando los estudios de secundaria y las únicas ruedas que utiliza son las de la bici.

La acogida cariñosa y la profesionalidad caracterizan el estilo de Santa Cecilia:

  • “Yo no los busqué. Vinieron y les acogimos”

yhhhhhhElla insiste en afirmar que todo fue providencial:

  • “Es Dios el que ha hecho que, en los últimos veinte años, la escuela de danza haya visto pasar a más de sesenta criaturas con algún tipo de discapacidad. Yo nunca los busqué. Y cada vez vienen más”.

Para el caso de una niña con un síndrome muy especial, que no hablaba, Isabel buscó información en una editorial especializada y allí le dijeron:

  • “Con lo que usted sabe, hágale un traje a medida”.

Y este ha sido su enfoque:

  • “Cada niño es un mundo, no se puede generalizar”.
  • “Hay que ir a fondo, con tranquilidad, trabajando”.
  • “Pensar qué le iría bien a cada uno, buscar”.

hhhhhhhhhhhhhhhEl acompañamiento es importante en todos los niveles, incluso en el modo de movilizar a un niño.

Es muy importante también acompañar a las familias:

  • “Casi siempre se trata del primer hijo”.
  • “Para los padres, la noticia es dura”.
  • “Se truncan las ilusiones, los pronósticos son generalmente negativos”.
  • “El futuro parece insalvable”.

La filosofía de Isabel Albors es:

  • “No dejarles solos, trabajar duro y ver en cada momento qué se puede hacer”.

He insiste. Se trata, sobre todo, de que los padres se sientan acompañados:

  • “Es un acompañamiento más humano que profesional: alguien sufre como tú, piensa qué le iría mejor, te llama con un cómo estáis”.

Y luego está el coste económico de los centros de rehabilitación, que para muchas de estas familias es una dificultad insalvable. Por eso hasta hace dos años Santa Cecilia ofrecía el servicio de forma gratuita, porque una familia con un niño enfermo y sin recursos se siente doblemente sola. Ahora, ante la avalancha de chicos que necesitan atención, se pide a las familias que puedan que contribuyan con una pequeña cantidad.

Isabel nos dice:

  • “Detrás de cada chaval hay una familia, mucho sufrimiento… A mí, la capacidad de acogerlos y de amarlos me viene de Dios, no es mía”.

Isabel comenzó a asistir, hace dieciocho años, a unas reuniones de formación cristiana que organizaba el Opus Dei:

  • “Porque hay que tener fuerte el alma. La Obra te va formando, mimando, para que puedas dar fruto. Te recuerda que cualquier pequeña cosa que puedas hacer por alguien de tu entorno ya cambia el mundo. Es como la fuerza de la oración, que no se ve, pero está”.

Cuando empezó esta labor, a principios de los 90, la escuela tenía 120 alumnas de ballet e Isabel era la única profesora. Ahora, cuenta con varios locales, un equipo que incluye varias fisioterapeutas y una psicóloga que comparten su visión y:

  • 130 estudiantes de ballet.
  • 120 alumnos de kárate.
  • Y 30 niños y adolescentes de educación especial.

Una bella historia, pero estas bellas historias vienen tras muchos años de trabajo concienzudo y constante. Muchos años de estudio, de información; años en los que se combinan las victorias y las derrotas. Y tras estas historias, en la mayoría de los casos, hay grandes amores. Un amor esencial y prioritario a Dios y un amor al ser humano, a la persona de la cual sabemos cuál es su dignidad y su grandeza.

Y también en muchos casos, tras todo esto, hay una institución; una institución que empuja, que anima, y que en los momentos de debilidad nos dice: adelante, vale la pena, continúa … Una institución que se llama: Opus Dei.

Por lo tanto adelante, todos adelante: la institución, la persona, la escuela de baile y los niños y niñas que en su fragilidad tanto necesitan.

Además los niños y niñas, aquí, son lo importante.

Ellos, con su tozuda constancia:

  • “Hacen posible que su manifiesta fragilidad baile”

Y que las lágrimas de sus seres queridos, al verlos, se deslicen dulcemente y con tierna emoción por sus rostros.

Y esto se realiza cuando a las entrañas del amor se le descubre su belleza.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *