Cartas al Director

Viví el Chile de los 50, colorido opacado por grisácea pobreza y de ritmo cansino. Arrinconado en confín de la tierra e ignorado. El 62 trae la mirada del mundo, fiesta deportiva en blanco y negro, con aparición televisiva. Los 70  llegan con sueños, ilusiones engañosas y culminan mil días rojizos y febriles, oscurecidos. Caos violento, penuria, fracaso colectivo. En los 80 me ausenté dos años. El regreso me sorprende con panorama multicolor, brillos y sombras, dinamismo e impulso. El 2000 llega con renovada ilusión pero aparece un avance de maquinaria pesada y destructiva. Afloran vindicaciones en cascada de colores sobrepuestos, precipitada como pesadilla psicodélica. Añoranza blanca de paz  y de brillantes colores para Chile.