CAMELLA Y SU CAMELLO BLANCO. MADRES.
Publicado por Carmen Amigo, Posteado enOpinión
(Del Libro «Siembra y Cosecha»)
Entre los animales también existe lo que se llama rechazo hacia sus hijos recién nacidos.
Hace un tiempo hablé de los niños albinos a los que su madre y allegados rechazan atribuyéndoseles los males que acontecen en la comunidad.
También es conocido el lado hermoso de aquellas asociaciones que se ocupan de ellos y los preparan para realizar su sueño.
África está cosida de este endémico mal y poco se vislumbra que vaya a cambiar mientras sus Gobernantes se queden en pasivo.
Un Continente. Que los propios saquean en vidas humanas. Con guerras. Disturbios y mafias que los exportan. Que los exportan a otros continentes para que aquellos que extraen sus riquezas lo hagan aún con mayor impunidad.
El ser humano de cualquier punto de la geografía dicen que conserva su lado “animal”.
Pero los de cuatro patas; estos a veces, pueden dar lección de reflexión aun cuando se les atribuya no tener un cerebro que piensa.
La historia posiblemente contada; para mí ha sido un descubrir con alto grado sensible (nunca sensiblería).
Ello se pasa en el Desierto de Gobi al Sur de Mongolia (Asia). Las escenas se suceden y vemos la llegada al mundo de un camello blanco.
La madre se retira y queda el recién nacido en el suelo allá donde fuera atendido por los pastores del rebaño.
El recién llegado de que sus patas le sostienen va en busca de su madre y esta le empuja con rechazo. El llora y gime para que ella le permita mamar pero esta no lo consiente.
Los nómadas extraen leche de las ubres de la camella y se la llevan al abandonado que la rechaza.
Cada una de las escenas tiene poso emotivo para quien admira las criaturas de la Creación.
Lo que parece no creíble (lejos queda a mi parecer el montaje) va a suceder. La música. Un violinista contratado por los señores de las estepas interpreta con su violín música del ritual mongol para la camella.
Del otro lado. El camello blanco es llevado hacia la madre. Mientras sigue sonando la música y a ella le acarician el lomo.
Miedo. No recelo. El animal que ha sido conducido junto al robusto animal no es aceptado a la primera ni a la segunda aproximación Pero la conjunción. La dicha se realiza.
La madre permite que su pequeño se amamante mientras de sus ojos deslizan lágrimas.
La música. La música activo el sentimiento materno.
Aquel pequeño Camelus bactrianus o bactriano; camello asiático conocido por sus dos jorobas, puede que en este momento sea un hermoso ejemplar al que de tener nombre debieron pensar en Rigel la estrella más brillante de la Constelación de Orión.
Esa parte que debe… Debiera… Y que en ocasiones la madre no responde para con sus hijos es la mayor traición acometida hacia sus vástagos.
Aquel/la que escucha horrorizado/a que ha sido encontrado un bebe abandonado –tirado a un contenedor de basura. Pregunta…
¿Que se espera para que en la actualidad del siglo XXI la Ley por abandono se cumpla con la mayor severidad?
El abandono de niños se puede encontrar en toda época pasada. Siendo depositados en lugares múltiples. Hay quien fue abandonado en el portal del que supuestamente decían pudo ser el padre. En un banco de la Catedral. Y lo más común en el torno.
Hay otra forma de abandono. Que se da el día hoy. También el de ayer y tristemente lo será mañana.
La madre que reniega de sus hijos y firma sobre papel que se desentiende de ellos.
Ni música. Ni amor. Ni vergüenza del desecho en que se ha convertido.
¿Al igual que existe el divorcio pasando a ser “EX Nada” porqué los hijos han de llevar a cuestas “una madre” que no los quiere?
¡Poner el fin es bueno! Con las lágrimas de una camella y el caminar al unísono de un camellito blanco.
Carmen Amigó y Pérez-Mongay