Barea, la austeridad económica y la crisis.
Publicado por rafagutierrez, Posteado enOpinión
El siete de septiembre de 2014, moría en Madrid, José Barea Tejeiro, economistas y académico que había nacido el día 20 de 1923, en Málaga. Con él se cierra una etapa de la economía durante la transición española, fue una de las personas más influyentes. Siempre estuvo al margen de las ideologías y de los partidos políticos y esto le convirtió en un personaje singular en lo relativo a la economía española. Decía con claridad lo que pensaba. Era un convencido de la necesidad de ajustar el estado del bienestar a los niveles en los que fuera financieramente sostenible.
El prestigioso economista Barea siempre hablaba por experiencia personal dada el amplio curriculum durante muchos años de trabajo en las más diversas esferas de la economía española. Había sido Presidente del Banco de Crédito Agrícola, Consejero Delegado de Iberia, Consejero del Banco Exterior de España y vocal del Consejo de Administración del Instituto Nacional de Industria.
Él era consciente del problema que se presentaba con la injerencia de los políticos en las empresas que tenían mayoría de capital público; dado que los políticos anteponían los beneficios electorales a la cuenta de resultados.
Al tratarse de una persona que conocía perfectamente la teoría y la práctica y que además tenía una honestidad intachable José María Aznar lo reclamó para su equipo en la Moncloa cuando ganó las elecciones. Su cometido era fundamentalmente la de custodiar el déficit público para ello conocía de primera mano las medidas que adoptaban los miembros del gabinete de Aznar.
Pero a tal cometido le salió un contrincante el ministro de economía: Rodrigo Rato que siempre estaba más preocupado por los éxitos políticos que por controlar el déficit y disminuir el gasto. Y además la prioridad de Rato era integrarse en la Unión Europea desde el nacimiento del euro. También preocupaba a Rato la creación imprescindible de empleo aunque fuera de baja calidad, pues el solo fin era lograr una mayoría absoluta en las Elecciones Generales siguientes. Rato consiguió sus propósitos pero Barea insistió en que la política aplicada no era sostenible y que acabaría dando lugar a una burbuja financiera que hipotecaría el futuro económico de España, como después claramente ha sucedido en perjuicio de millones y millones de españoles que están sufriendo, o mejor dicho estamos sufriendo el desajustado “desenfreno” económico de los últimos años del periodo de José María Aznar.
Después de algunos problemas, pues los informes de Barea se filtraron al PSOE y en concreto a Joaquín Almunia en el año 1997, Barea fue relevado de su cargo. Debido a la política de Rato o debido a Aznar el caso es que Barea dimitió. Y Aznar, parece ser que eligió el cómodo camino de la inseguridad económica que exigía su proyecto político en contradicción con las ideas de Barea.
Por otro lado, otras opiniones, indican que la bonanza económica propició que sus servicios ya no fueran vistos tan necesarios y sus resoluciones empezaron a ser tenidas menos en cuenta. La austeridad nunca estuvo de moda en casa de los nuevos ricos de la Moncloa. La renuncia del profesor Barea aún hoy supone un punto de inflexión en la historia reciente de la política española. De medidas de control y reducción del gasto se llegó a postulados no tan preocupados precisamente por el ahorro. “El dinero público no es de nadie”. Y así nos va, como un “barco” a la deriva, como un “avión” sin control, como un “tren” que descarrila.
La patente: “Made in spain” funciona como siempre; se abandona la ciencia de los talentos y la coherencia de los sensatos y se escoge el camino del riesgo que como siempre acaba ahogando al ciudadano de rentas bajas y propiciando la riqueza de los más adinerados o de los más astutos o de los personajes sin escrúpulos.
Antes, en las puertas de las casas se ponía: “Dios bendiga esta casa” hoy, habrá que poner: “Dios proteja esta casa” de las calamidades que nos originan tanto peligroso “demócrata” de perfil incierto.
Alguno de estos datos se han extraído de opiniones del diario Mundo del día ocho de septiembre. Agradecemos a este medio su valiosa aportación.