Balduino amaba a Fabiola
Publicado por rafagutierrez, Posteado enOpinión
La reina Fabiola, murió el día 5 de diciembre de este año. Fabiola era reina de Bélgica, pero de origen español, nacida en Madrid en 1928 en una familia aristocrática.
Con motivo de su muerte vamos a hacer un breve relato histórico de este matrimonio ejemplar que vivió entregado totalmente a los belgas, siguiendo los dictámenes cristianos que empaparon siempre su vida y su mensaje.
Actualmente la reina Fabiola era la única reina católica y practicante. A diario en la Capilla de su residencia en Bélgica participaba en la Santa Misa.
Durante sus últimos años de vida destacó por su vida ejemplar dedicada a los demás y especialmente a los más necesitados. Gran parte de su herencia la ha dedicado a los más pobres y desfavorecidos.
Pocos hemos conocido la apasionante historia del Rey Balduino I de Bélgica, su marido, que fue un rey profundamente vinculado a nuestro país, con una vida apasionante y una coherencia cristiana de gran altura, que hacen de él uno de los personajes más señeros y significativos del siglo pasado.
Nace en 1930. Sólo 5 años después queda huérfano de madre y queda primero en el orden de sucesión de su país por detrás de su padre Leopoldo III. En 1940, en la tremenda contienda de la segunda guerra mundial, Bélgica es invadida por el ejército nazi y toda su familia recluida en el Castillo de Ciergnon. Allí, su padre y él se niegan a firmar la carta impuesta por el Reich a la monarquía Belga.
Ya tenemos las dos claves principales de la vida del monarca: La preocupación por el sentido cristiano de la vida y por el más allá y la coherencia de vida.
En 1950 la realeza vuelve a Bélgica tras aprobarse en referéndum con un 57% de respaldo. Un año después Leopoldo III abdica y deja el reinado en manos de un joven Balduino que contaba con 21 años.
Es entonces cuando Bélgica conoce sus mejores años de prosperidad. Se unifican las provincias separatistas, se concede la independencia al Congo y en todo el mundo Bélgica se convierte en una importante referencia; y Bruselas en el motor de la Unión Europea que hoy disfrutamos.
En 1960, el rey Balduino I de Bélgica estaba soltero, Monseñor Suenens, entonces obispo auxiliar de Bruselas, le aconsejó que pidiera la ayuda de la Virgen en el Santuario de Lourdes. El rey pasó toda la noche en oración ante la gruta de las apariciones, confiándole a la Virgen la solución de su situación matrimonial. El rey quería una esposa que compartiera su fe.
Suenens le sugirió entonces que se pusiera en contacto con una mujer irlandesa a la que había conocido en Lourdes. Se llamaba Verónica O’Brien. Balduino en una entrevista le confió a Verónica su preocupación por acertar en la elección de su esposa. Ella le invitó a buscar la solución en la católica España. Verónica partió en secreto para Madrid. Un amigo aconsejó a Verónica visitar a una de sus antiguas alumnas; su nombre era Fabiola de Mora y Aragón. Tras conocer la gestión realizada, el rey pidió a Verónica que invitara a Fabiola a pasar unos días en Bruselas.
Antes de iniciarse el noviazgo, Fabiola acudió a Lourdes para confiar a la Virgen su decisión última. Unas semanas después, regresaría al santuario acompañada de Balduino. El 6 de junio de 1960, se vieron en Lourdes.
El rey relataría más tarde:
«Después de una rápida presentación, nos adentramos los dos por un camino solitario. Durante algunas horas intercambiamos nuestras impresiones. En pocos minutos, la amistad creció con la ayuda de Nuestra Señora para que, antes de separarnos el día 10, pudiéramos decirnos un Sí el uno al otro».
Los días 7 y 8 volvieron a verse en la cripta y oyeron Misa juntos. Balduino confesará:
«Lo que más me atrae de ella es su humildad, su confianza en la Santísima Virgen y su transparencia. Sé que será para mí un gran estímulo para amar a Dios cada día más».
Finalmente, el 15 de septiembre contraen matrimonio en Bruselas.
Entre 1961 y 1963, la reina sufre tres abortos. Ante 700 niños a los que recibe en el castillo de Laeken, Balduino afirma:
«Nos hemos preguntado por el sentido de este sufrimiento; poco a poco hemos ido comprendiendo que nuestro corazón estaba así más libre para amar a todos los niños, absolutamente a todos».
En libro biográfico que escribió el cardenal Suenens, le pregunta a Balduino por el secreto de su matrimonio: «No hay que buscarlo lejos; reside en la profundidad de la vida espiritual. Dicho de otro modo, en la unión con Dios, vivida en cristiano, día a día, y traducida en gestos cotidianos de servicio a los demás».
Balduino renunció a sus funciones como Jefe de Estado, durante 44 horas, entre el 3 y el 5 de abril de 1990, al oponerse a la ley de despenalización del aborto, y evitar tener que sancionarla.
Obró así porque esa ley atentaba contra el derecho a la vida y chocaba con sus creencias católicas. Corrió el riesgo de que el Parlamento no aprobase su regreso al poder.
Balduino amaba a Fabiola no por amor de Dios, sino con el amor de Dios:
«Casi todos los días veo en mi vida signos palpables del amor de Dios. Fabiola ha sido y sigue siendo uno de los más destacados. Algunas veces me he preguntado si todo esto no era demasiado maravilloso para ser verdad».
El 14 de diciembre de 1990, tras 30 años de matrimonio, la reina expresó sus sentimientos en un mensaje radiotelevisado:
«Os diré simplemente que fueron años de felicidad, debidos por una parte a la amabilidad de mi marido, a sus atenciones, a un constante olvido de sí mismo que no faltó jamás. Ese olvido de sí a favor del otro es, de verdad, la clave de un matrimonio feliz. Pues amor y alegría es todo uno, lo cual no excluye el sufrimiento. El compartir las mismas pruebas consolida el amor».
Todas las dificultades de su vida, hemos esbozado algunas: orfandad materna, exilio, esterilidad, problemas de gobierno…, las resuelve desde la oración. Frecuentemente decía: “Voy a tomar…El Sol de Dios…”.
Y todos sus colaboradores resaltan en sus biografías las largas horas que el rey pasaba orando delante del Santísimo Sacramento.
Anteponía su seguimiento a Cristo a sus demás obligaciones, y ha pasado a la historia como un referente moral para todos aquellos que prefieren seguir los dictados de su conciencia antes que seguir instalados en la poltrona.
¿Cuántos en nuestra sociedad hacen exactamente lo contrario, renunciar a su conciencia para convertirse en unos trepas sin escrúpulos?
Ojala aprendamos de él:
“La oración como fuente de vida, y la vida como expresión de la fe…necesitamos más personas tan cristianas y tan valientes como este rey que sabía que sólo hay un Rey…”.
El rey Balduino, pocos días antes de morir, dijo:
«Ser rey es ponerse al servicio de la verdad y sufrir por tu pueblo».
Esto es muy edificante en boca de un monarca. Hoy la actividad política, herida de vanidad, de soberbia, de insolidaridad, de usura, de corrupción y de interés egoísta, necesita de la presencia: servicial, generosa, discreta; y de la caridad políticamente ejemplar e inestimable del rey Balduino.
A su lado estuvo en todo momento la reina Fabiola, y ambos construyeron un hogar y una familia. También para los matrimonios son un modelo de vida generosa.
Muere en su residencia de Motril (Granada) tres años después, siendo admirado por media Europa y odiado por la otra media que envidiaba su coherencia de vida.
Los ejemplos hechos vidas en las personas tienen una trascendencia especial. No son palabras, no son escritos, no son ideas. Estos ejemplos están hechos de casos reales, de casos que suceden cada día, de vida cotidiana, de compromisos, de renuncias, de sacrificios de una entrega continua y dinámica que entrelaza con las actividades diarias; y si además esto tiene lugar en una Casa Real el ejemplo tiene efecto multiplicador, que es útil a muchos miles y millones de personas. Gracias Balduino. Gracias Fabiola. Dios habrá premiado ya la grandeza de vuestra entrega valiente y generosa.
S.S. Juan Pablo II presentó la figura de Balduino (930-1993), rey de los belgas, en el décimo aniversario de su fallecimiento, como ejemplo para los ciudadanos de su país. En un mensaje, leído por el Cardenal Godfried Danneels, Arzobispo de Malina-Bruselas, durante la Misa conmemorativa en la Catedral de la capital belga, el Papa aseguró su oración por el soberano y su cercanía a toda la familia real, a las autoridades, y al pueblo de Bélgica.
Y afirma el escrito pontificio:
“Su vida de servicio, arraigada en una profunda relación con Dios y fundada sobre valores esenciales, aliente al pueblo belga a seguir sus huellas para edificar una sociedad cada vez más justa y fraterna, en el respeto de la dignidad de las personas”.
Al morir Fabiola este 5 de diciembre, el Papa Francisco envía un telegrama:
“A Su Majestad Philippe. Rey de los belgas. Bruselas
Enterado con pena de la muerte de Su Majestad la Reina Fabiola, quiero expresar a toda la familia real, al gobierno belga y a todos los ciudadanos, mis condolencias.
Pido al Señor que bendiga a su sierva fiel y la acoja en Su Reino de luz y paz”.
Fuentes:
Gerardo Castillo en: “21 Matrimonios que hicieron historia”
Y Jaime Salado de la Riva. En: jueves. Enero del 2007