BAJAMAR-PLEAMAR.
Publicado por Carmen Amigo, Posteado enOpinión
(Del Libro «Siembra y Cosecha»)
El poder del mar lleva a los de tierra adentro a convocar ayuda.
Un sordo ruido. La negra noche oculta a quienes marchan por el Paseo Marítimo el horizonte.
Visto en lejanía… Chispea luz.
Lamparilla que por el oeste proclama que junto al mar; hay vida.
Una Ciudad. Un pueblo pesquero antaño que por el día su ciudadanía transita en marcha cadente o rápida. Compra. Vende. Y se solaza en la playa.
No todos los días son iguales. Los meses hacen que las estaciones cambien.
Otoño.
La Luna organiza y en algún rincón ni se esconde (dicen que no es la Luna que es el reflejo del Sol) también los nativos juegan a engaño.
¿Qué es lo que hoy ha cambiado?
Junto a la ciudad pilares del Puente tienen sus bajos al descubierto. Donde hay arena ahora son gruesas piedras.
Las horas de contemplación están contadas a esto llaman Bajamar. El mar se retira dejando al ojo humano parcelas de su jardín desconocido.
Pero dice… Atención no me voy para siempre.
Volveré y seré el/la mismo/a de ayer con mis puntillas y encajes. Me cubrirá la noche sin luna y daré la sensación de una boca negra que ruge.
También seré gratificado con cinturón de estrellas y la noche será menos noche. La Blanca será nácar y junto a la orilla sentadas las parejas mirarán hacia el horizonte.
Por la mañana con pleamar el puente seguirá escondiendo sus bases. Quien marche descalzo por la arena y deje lamer sus pies por mis olas pronto olvidará la noche. Mi rugir. Y mi falso y negro horizonte.
Bajamar- Pleamar.
Dos instantáneas de un mismo anclaje.
Carmen Amigó y Pérez-Mongay