Respetado Sr. Director:

Hemos conocido lo que sucede en la Universidad del Mar, una preocupante realidad que también parece afectar a otras instituciones de educación superior. Sin embargo no se ha dado cuenta de lo ocurrido en Uniacc, donde hace un mes, más de ciento cincuenta personas, la mayoría vinculada al área académica, fueron despedidos. Muchos de ellos, de destacada trayectoria, homenajeados, felicitados y galardonados por el mismo ente que hoy prescinde de sus aportes. A los estudiantes de esta casa de estudios se les ofrecieron sus presencias en el instante de matricularse como garantía de calidad educativa. Al total de estos funcionarios se les pidió, a comienzos de esta temporada, proyectos de futuro que beneficiarían a los estudiantes. La Comisión Acreditadora, reconoció en su primer informe, que lo único destacable de Uniacc era su calidad docente. Al negársele la acreditación se cuestionó la administración, organización y el manejo financiero de la institución. Por lo que no se entiende que aquellos que su realizaron bien sus trabajos paguen el precio por aquellos que fallaron. Los reclamos y manifestaciones de los estudiantes no fueron atendidas por las autoridades.

Extraña que, tanto el Ministerio de Educación como el del Trabajo no se hayan interesado por recabar antecedentes. Naturalmente, existen interpretaciones de diferente índole para entender el criterio empleado en tan arbitraria medida. Ni menos aceptar ser tratados de «grasa» de la que había que desprenderse en entrevista al Rector en este mismo periódico, lo que da cuenta de la altura de miras con que se dirige la aludida casa de estudios, aplicando medidas y procedimientos ajenos a todo espíritu universitario. Algunos docentes, ante lo arbitrario de las lo ocurrido, optaron por desvincularse de inmediato. Otros, sólo continuarán, por respeto a los alumnos, sólo hasta terminar el semestre. Al parecer, no sólo la Universidad del Mar merece ser revisada.

Sergio Riesenberg
4.XXX.XXX-1