Éste sábado ha tenido lugar un importante partido, que digo importante, era un gran acontecimiento que merecía ser celebrado por todo lo grande y gastarte los ahorros de toda una vida para viajar hasta un país extranjero y apoyar a tu equipo. Uno que no te da nada a cambio, económicamente hablando, por toda la publicidad que le das poniéndole por las nubes ni si quiera te conocen. Pero tú sí, tú sabes perfectamente quien es quien y lo que cobran, pero no te importa crees sinceramente que se lo merecen por hacer deporte. Así que te dispones a gastarte una media de ochocientos euros en animar a un club que cobra millones por jugar en primera, por ser iconos de moda y considerados semi dioses. Como he dicho un partido importante, sin duda más importante que los dos mil inmigrantes que fueron rescatados en el Mediterráneo minutos antes de dar comienzo a 90 minutos en los que se disputan entre ganar una copa o no, cuando en Gran Canaria se localizó una patera con 27 personas que se debatían entre la vida y la muerte. Pero, ¿a quién le importa? A nadie, no es tan importante ¿verdad? Claro, no puedes comparar el brutal inició de un partidazo con un incendio devastador en Brunete, Madrid, dónde seguro que los habitantes más cercanos estarán atentos del primer gol y no de cobijarse. Porque claro, una final así no se sabe cuándo va a volver a pasar, que importará lo demás. ¿Qué importancia tendrá debatirse entre la vida y la muerte, el pasar hambre y penurias con el hecho de ganar una copa puramente simbólica?