El país en que vivimos
A veces pienso en el mañana, me preguntó qué será de mí en un futuro próximo. Lo cierto es que no obtengo una respuesta clara. La situación en el país es francamente desoladora. Hemos entrado en un laberinto en el que la salida permanece oculta. El paso de algunos políticos junto con la ambición de la gente ha hecho que encontremos en España un panorama muy complejo. Vemos cada día como miles de personas pierden su puesto de trabajo después de años de sacrificio y dedicación. El futuro de muchas de estas personas es realmente una incógnita.
Me entristece mucho ver como familias enteras son desalojadas de sus casas sin ningún tipo de compasión. Es un hecho vergonzoso, ya que esas personas van a la calle por culpa de las entidades que han provocado la crisis. Además estas entidades se adjudican las viviendas. Muchas personas han decidido terminar con todo y se han quitado la vida. Me pregunto cómo es posible tanta injusticia y tanta mezquindad.
Esto puede considerarse terrorismo encubierto. Personas que no se manchan las manos de sangre, pero que sin duda empujan a la gente al suicidio. La clase política no hace nada por parar esta sangría. La respuesta del gobierno es recortes y más recortes. Un círculo vicioso que parece no tener fin.
Sinceramente me avergüenzo de vivir en un país así. Las oportunidades de trabajo son mínimas, no se apuesta por el progreso. Como decía “Eskorbuto” en su mítico tema “Cerebros destruidos”; el presente es un fracaso y el futuro no se ve. Esta situación no sé como desencadenará.
Por otro lado la corrupción está a la orden del día. En muchos de los ayuntamientos españoles hemos visto como alcaldes o concejales se han apropiado de dinero público con total tranquilidad. Sin duda la aparición de Iñaki Urdangarín y su presunta estafa en el instituto Noos ha puesto este tema todavía más de actualidad. Con mucha seguridad el Duque de Palma no pisará la cárcel. Esto es un hecho muy injusto que abre el siguiente punto a mencionar: La Justicia, o la injusticia en muchos casos.
Esto merece punto aparte. Hubo una vez en la que un señor de nombre Pedro Pacheco afirmó que la justicia en España era un “cachondeo”. Creo que no le faltaba razón. La justicia no existe en este país. Las leyes son irrisorias agrandando el problema la fatídica doctrina “Parot”.
Es una vergüenza que queden sueltos asesinos confesos, sanguinarios sin escrúpulos… Son muchos los casos. Hemos visto como asesinos de E.T.A. se reían de toda la sociedad, convirtiendo sus juicios en auténticos circos. Como un muchacho ninguneaba a toda la policía de Sevilla y no aclaraba en ningún momento donde estaba el cuerpo de la joven que había asesinado.
En otro apartado está la ley del menor, algo totalmente tercermundista. Chavales que han cometido asesinatos y por el hecho de no tener la mayoría de edad tan solo permanecen varios meses en un centro para posteriormente salir a la calle como un ciudadano más.
Sangrantes son los casos en los que una persona pasa media vida en prisión sin cometer delitos de sangre, mientras auténticos asesinos están en la calle sin haber cumplido ni un tercio de su condena. Instituciones Penitenciarias y El Ministerio de Justicia se amparan en el hecho de que el preso muestre buen comportamiento o colabore en la prisión para reducir la pena. Es algo triste. Tienen más derechos los asesinos que las propias víctimas. El nuevo ministro de justicia, el señor Gallardón debe hacer un esfuerzo por acabar con esto. Es indigno.
Veo esta situación con mucha pena y a la vez mucha rabia. Me pongo en la piel de esas familias que no solo tienen que soportar la muerte de un ser querido sino que encima ven que no se hace justicia.
Sin más quiero despedir este escrito pidiendo a las autoridades que hagan algo, que acaben con la desastrosa situación actual y que podamos presumir de haber nacido en España, porque en este momento personalmente no me siento orgulloso de ser español.

Antonio Molero Osuna 14 de abril de 2014