El presidente Boric, contrastando las circunstancias del fallecimiento de don Guillermo Tellier con la “cobardía” de otros que han preferido quitarse la vida para evitar enfrentar las consecuencias de sus actos (aludiendo, presumiblemente, al suicidio del oficial condenado ese día, que se suicidó), simplifica con su enjuiciamiento moral uno de los actos más radicales y complejos del ser humano. Por otra parte, considera, según parece, como acto heroico el suicidio del presidente Allende (¿y el del presidente Balmaceda?).

Anualmente se suicidan en Chile cerca de dos mil personas y en las cárceles chilenas entre 100 y 200. ¿Son héroes o cobardes? Es un debate antiguo e inconducente.

Sabido es que se trata de un fenómeno multicausal. Cada caso de suicidio es una tragedia y su explicación es particularmente compleja. Se asocia a combinaciones de variables biológicas, psicológicas y sociales. Por ejemplo, es cuatro veces más frecuente en hombres que mujeres; influyen ciertos trastornos psiquiátricos, el alcoholismo, la dependencia de drogas, el desamparo, el desempleo, la estacionalidad, las pérdidas, el acoso y el abuso; a veces sirve para evadir una vergüenza o un castigo, a veces para para castigar a otros, etc. Probablemente lo único que tienen en común es la percepción de que la vida por delante resulta intolerable y sin salida.

Por eso, es mejor guardar respetuoso silencio frente a la víctima de suicidio y sus cercanos, dado que jamás alcanzamos a comprender plenamente las motivaciones y circunstancias particulares de tan radical decisión.

Marcelo Trucco Burrows

Psiquiatra