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domingo

13

enero 2013

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Carta a Esperanza

Publicado por , Posteado enOpinión

Estimados Esperanza Aguirre y, en general, los que la han ayudado a gobernar o gobiernan actualmente la Comunidad de Madrid:

Me presento. Aunque prefiero permanecer en el anonimato, diré que soy una estudiante de 1º de Bachillerato del I.E.S Ramiro de Maeztu, con una media de 9. Sí, soy de los mismos “perroflautas” que hacemos las huelgas en educación por “perder clase”, a pesar de estar jugándome la plaza en la carrera que quiero hacer.

En los apenas cuatro meses que llevo de curso, la enseñanza pública me ha aportado más de lo que aportó la concertada en todas mis etapas anteriores.

En los últimos años, no era consciente de lo que estaba sucediendo con la educación. Hasta que he llegado de la vuelta de vacaciones en pleno Enero y he descubierto que apenas tenemos calefacción, que tenemos que estar con los abrigos puestos en clase.

Las “personas mayores” siempre se quejan de las cosas que hacen su vida menos cómoda. Pues bien, si estas personas le estuviesen metiendo el codo en  las costillas a su compañero de al lado porque no hay más sitio en su lugar de trabajo o tuviesen que hacer malabarismo para ir de una punta a otra de la sala (porque, obviamente, no hay espacio entre mesa y mesa), seguro que alguien protestaba. Y, como son personas mayores donde el rendimiento y la efectividad en el trabajo se ve casi de inmediato, seguro que se lo solucionaban.

Lo que ya es el colmo es que te cambien varios exámenes de día porque no hay suficiente espacio en tu clase para hacerlos y la sala para hacer los exámenes está llena.

Además, agradezco tener los profesores que tengo. Son unos grandísimos profesionales y me están enseñando mucho. Pero la cosa se complica cuando estos profesores tan cualificados tienen que venir a clase enfermos (gripe…) y se confunden en cálculos como sumar o restar varios números (cosa lógica si te estás  enfermo). Sobre todo si te están dando matemáticas.

Pero vamos, que es educación. Y la educación parece no importarle a nadie. Se anunciaron recortes y, a pesar de las multitudinarias movilizaciones por parte de docentes y alumnos, éstos siguieron adelante. Cosa que no ha pasado en otras áreas donde el resultado de los recortes se ve de inmediato. Ahora mismo, nadie se va a dar cuenta de lo que afecta que seamos siete u ocho más en clase, pero en el momento de terminar  mi etapa educativa, me daré cuenta de que mi rendimiento ha bajado. Y no precisamente por no haberme esforzado.

Sólo me gustaría que la gente se detuviese un momento  (ustedes incluidos si es posible) y pensara en la cantidad de buenos profesionales que son lo que son gracias a la educación pública; que, sin ella, no habrían tenido la oportunidad ni de estudiar. Y valoren cómo de importante es. Es hora de hacer balance de si los recortes de educación han servido para algo más que para perjudicar a la educación pública e intentar sacar algo de dinero para fines no muy esclarecidos.

Por todas las razones expuestas anteriormente, sólo me queda decir:

Muchas gracias, Esperanza. Esperanza y todas aquellas personas que han hecho posible que se haya llegado a una situación como esta. Mi futuro y el de millones de niños está en sus manos. Pero a pesar de que lo estén destrozando, parecer no importarles demasiado.

Sin más dilación, me despido. Lo siento, pero yo todavía creo que hay otra forma de hacer las cosas. Yo todavía creo en la educación pública.

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