La educación y la ética
Publicado por joemacarra, Posteado enEducación
Soy docente y aunque eso no signifique gran cosa hoy en día siempre creí que mi profesión estaba sujeta a una gran responsabilidad: la responsabilidad de dar ejemplo. Todos los oficios y profesiones deben cumplir con las normas y procedimientos que los regulan,pero de algunos se espera no solo que las cumplan sino que su desempeño sea un modelo para la sociedad: políticos, jueces, médicos, policías, maestros están obligados no sólo a predicar con el ejemplo sino, además, a convertirse en lo que predican . Si un policía atraca un banco es el mismo delito que si lo hace un camarero, pero éticamente y moralmente su crimen es mayor. Lo mismo podríamos decir de un médico que en la consulta te desaconseja el tabaco mientras el mismo fuma un cigarro tras otro. De similar manera un profesor está obligado a inculcar en sus alumnos un sentido de la responsabilidad en sus estudios y la honestidad de alcanzar los aprobados en cualquier asignatura por sus propios medios y esfuerzos. ¿Qué pensarían los padres de un docente que dejara que sus alumnos copiaran en sus exámenes? ¿Qué les vendría a la cabeza si al pedirles explicaciones al profesor este les diera como argumento que «todos copian» o «eso demuestra que se preocupan…..en copiar». ¿Y si al propio profesor lo pillaran copiando?. Creo que a cualquier padre esto les parecería inadmisible y se apresurarían a sacar a sus hijos del colegio en cuestión. Sin embargo,aunque parezca mentira esto ocurre con alguna frecuencia. Sin ir mas lejos,en el centro donde yo mismo trabajo ocurrió un incidente que avergonzaría a cualquier profesor con un mínimo sentido de la decencia.En este centro del que hablo, el I.E.S Lomo Apolinario, al abrirse las candidaturas a director del mismo se presentan tres candidatos que exponen públicamente sus proyectos de dirección. Al leer los proyectos presentados descubro que uno de los candidatos ha plagiado casi íntegramente su proyecto haciendo un collage entre un proyecto de un instituto de Sevilla y otro de Santa Cruz que no tienen nada que ver con el centro que pretende representar y dirigir. Indignado por lo que yo considero una falta de ética y una injusticia hacia el resto de los candidatos que no han copiado, denuncio públicamente el hecho. En un principio el susodicho candidato lo niega, pero luego en conversación privada lo reconoce, pero da como excusa (sin ningún rubor) que «todos copian» como si se tratase de un hecho irrelevante y común. Le aclaro que solo él ha copiado y la cosa queda aquí. Pero lo increíble de este hecho, lo repugnante, es que el tal candidato, por cierto, investigado por irregularidades económicas en su etapa como secretario, consigue la máxima puntuación de su proyecto plagiado con la ayuda de los dos profesores delegados de la comisión evaluadora (amigos suyos, evidentemente) y entre los que se encuentra un profesor incurso en expediente disciplinario por bajo rendimiento profesional y que , por lo tanto , tiene mucho que ganar si su amigo llega a la dirección. Los otros candidatos reciben puntuaciones inferiores siendo sus proyectos de mayor calidad y en todo caso originales. Ante tal despropósito la administración mira hacia otro lado al igual que otros muchos compañeros a los que simplemente «les da igual» o «no quieren meterse en líos». Yo ,sin embargo, siempre he creído que si ante las injusticias miramos hacia otro lado las cometemos nosotros mismos. Si todo nos da igual: ¿qué sentido tiene inculcar valores que nosotros no honramos? ¿Qué ejemplo damos en nuestras aulas ? Si el máximo representante de un centro donde se forman nuestros hijos es un chanchullero y plagiador ,¿qué autoridad moral nos queda ante nuestros alumnos? La corrupción y la deshonestidad son el cancer que corroe nuestra sociedad y si no lo combatimos desde sus orígenes, en la familia y en nuestro sistema educativo nunca lo erradicaremos. Que cada padre y madre saquen sus conclusiones y decidan la clase de educación en valores que quieren que sus hijos reciban y la confianza que le inspira quien debe transmitirlos. Yo por mi parte he decidido abandonar un centro donde la ética ya no es una asignatura obligatoria.
Fernando Rodríguez Sosa
DNIxxxxxx61s
Calzada Lateral norte
Las Palmas de Gran Canaria.