¿Dónde vas, planeta? ¿Quién te ha secuestrado? ¿Dónde está la piedra angular para liberarte de quienes te explotan, apropiándose de las reservas de agua para su negocio, contaminando el aire sin medida y destruyendo el pulmón de la Amazonia, que siembran además por doquier el miedo y violencia con sus películas en las mentes, especialmente de nuestros jóvenes?
Desde este rincón del alma que diría el poeta, me permito hacer una llamada a vuestras conciencias, porque:
.- No podemos seguir delegando nuestra responsabilidad y permitir que nos dirijan gente sin escrúpulos, sostenidos por la ignorancia.
.- No podemos seguir mirando para otro lado y dejar que la codicia se siga sirviendo de nuestro talento.
.- No podemos, en resumidas cuentas, esclavizarnos más por gente sin conciencia y dejar morir el futuro de nuestra especie en este precioso planeta llamado Tierra.

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La revolución tecnológica está llevando a la sociedad a un callejón sin salida, si no aplicamos urgentemente la consciencia. En el tema de dinero y los recursos (curiosamente el hombre es tratado actualemnte como en “recurso”) se ha producido una concentración de poder en muy pocas manos, y la inmensa mayoría vivimos en un papel meramente subsidiario, de peones anónimos y prescindibles, absolutamente.
En las últimas décadas, además, la concentración de poder es aún mayor. Cedimos o delegamos a principios del siglo XIX la capacidad de decisión de los comunales y pueblos al Estado y, por mor de nuestros trabajos asalariados, física o psíquicamente extenuantes, muchas de las responsabilidades que antaño eran del ámbito individual, familiar o vecinal. Incluso esta primera concentración de poder estata, ha crecido vertiginosamente con la “Globalización”, donde el Estado apenas decide ya nada, pues es subsidiario de otros ámbitos de decisión, conocidos o no, que deciden y dictan las medidas a tomar.
Ser conscientes del auténtico poder que tenemos los seres humanos, de que en nuestras manos está no solo las cargas de trabajo, sino, también, de que poseemos el talento para la utilización de una tecnología en “propiedad” de unos pocos.
Deberemos, por tanto, salir de esta inercia y despertar. Y recabar y recuperar esa capacidad de decisión delegada es, entiendo, el primer paso. Paso para el que estamos preparados (tenemos, como he dicho, los conocimientos, y también la conciencia suficiente) y que las personas que forman parte de las fuerzas de orden público deben comprender, para poder garantizar el equilibrio social.
El debate sobre el modelo de sociedad está ahí y, aunque se quiera blindar al terreno político, se está produciendo especialmente fuera. Los medios de comunicación tienen la responsabilidad moral de visibilizarlo.

El constructo social es, diríamos, una resultante de la suma de muchas formas de ver las cosas y, como ya empezamos a entender mejor, no podemos dejarnos engañar por lo que difunden los medios, manipulados como están por el Sistema y sus tentáculos mentales invisibles. Pero no hay que decaer, nunca además, y habrá que tener muy en cuenta que sí podemos salir de la ratonera, si nos hacemos plenamente conscientes de la manipulación en primer lugar.
Pero existe, además, una cuestión básica, fundamental, a tener en cuenta, que supone mirar no solo hacia fuera, sino también hacia dentro, hacia esa parte nuestra oscura, la sombra de la que habla C.G Jung, y empezar a conocerla mejor, integrarla en nosotros, perdonarla. Una sombra, además, que acostumbramos todos a proyectar en los demás, donde es frecuente que veamos, con gran irritación, lo que son nuestros propios errores, esos que mantenemos ocultos en el subconsciente.
Las personas con las que convivimos y las que se cruzan en nuestro camino puntualmente son nuestros mejores espejos y, en vez de maldecirlos, podemos aprender a ver qué nos molesta tanto de ellos y analizar y poder corregir lo que son, a menudo, nuestros propios defectos.

Me parecen muy interesantes tanto el método como las propuestas de la Red ciudadana-Partido X, basadas en la utilización de las nuevas tecnologías y sus posibilidades de interación y colaboración ciudadana, aunque no debemos perder de vista que cualquier nuevo constructo social, para no caer en las trampas de lo viejo (el culto al ego y su falsedad) ha de promover, a la par que el cambio de método externo, el cambio interno.Y actuar movidos por lo que somos (empoderados), no por las apariencias (el ego falso). Vivir así no como víctimas que culpan a otros, sino con auténtica responsabilidad.
Como dice el Dr. Bruce H. Lipton en su libro «la biología de la creencia», (basado en su experimentación con cultivos celulares, clonación, etcétera): nuestras vidas no están determinadas por los genes como nos dijeron, sino que son influidas por el ambiente y dependen de nuestra manaera de ver y entender las cosas, de nuestra percepción, de nuestra conciencia.
Si queremos cambiar los paradigmas del viejo mundo (el individualismo y la competición, basados en un neodarwinismo ya caduco), debemos cambiar nuestros pensamientos.
La ciencia ya conoce que existe un “campo”, una “energía oscura”, una conciencia que lo interconecta todo –Dios si quieren llamarlo– que nos señala que no estamos solos, viviendo existencias aisladas, sino que existimos en un mundo de infinitas posibilidades; que debemos hacernos conscientes de nuestro potencial, para, entonces sí, ser libres y poder transformar la realidad que conocemos y nos oprime.

MÁXIMA PRIORIDAD

No debemos volvernos locos buscando aquello que necesitamos para cambiar la deriva social, pues ya lo tenemos, y es la capacidad de hacernos conscientes y vivir la vida en coherencia con nuestros sentimientos auténticos: la alegría, paz interna y, como corolario, el amor. Un amor, desinteresado que surge de la comprensión de que todos estamos unidos, de que somos partes de lo mismo: pura conciencia expresándose en la vida, en la forma.
No confundir sentimientos auténticos con falsos, con esa emotividad que conocemos, condicionada por tantos y tantos aprendizajes erróneos (limitaciones, el hábito de juzgar y juzgarnos, de culpar y culparnos). Liberarnos así del peso de esos falsos aprendizajes y expresar eso que ya tenemos, a espuertas además: la alegría, la paz y el amor auténticos.
Porque nos educaron en lo contrario, en la separación, en la competición, en la carencia, en la identificación con nuestros egos (nuestra identidad espuria para experimentar en la forma), e intentaron, e intentan prostituir lo más poderoso de que disponemos para actuar en la forma: la palabra.
La palabra y el amor son la auténtica luz de la conciencia, capaces por sí solas de diluir el miedo y la enorme oscuridad que nos envuelve. Y nada ni nadie, a pesar de la manipulación y la mentira, podrán impedir el gran cambio que está en camino. Para facilitarlo, nuestra máxima prioridad deberá ser ralentizar el ritmo vital y nuestras exigencias actuales, simplificar al máximo nuestras vidas y darles contenido; poder tomar contacto más fácilmente con nuestro interior y vivir en coherencia de pensamiento, sentimiento y acción.

Lo que me parece más eficaz y que debiera, supongo, guiar a la OMS en este tipo de casos es: 1º.- Localizar el foco de infección (cuarentena) 2º.- Ayuda para controlar la infección en el foco, enviando material sanitario y medicamentos. Y dadas las altas tasas de mortalidad de esta viriasis y la falta de eficacia de los medicamentos, se podría haber dado permiso para experimentar con los nuevos fármacos que ya cotizan en Bolsa, además de reclutar en esta zona endémica voluntarios entre los contactos para la experimentación con esa nueva vacuna que, según se dice, han resultado eficaz en el 100% de primates. 3º.- Productos como el Dióxido de cloro, el MMS o la Garcinia Kola, de los que se puede discutir su eficacia, está claro, aunque solo sea por su efecto placebo –que nadie podrá discutir, ni siquiera desde el mundo académico newtoniano- se tendría que haber permitido su utilización, libremente y sin cargas legales ni morales. 4º.- Por lo que deduzco de las informaciones que nos llegan, la insolidaridad internacional ha quedado, una vez más, patente –en este caso, claro, no se cuece ninguna guerra– y, desde la OMS, entiendo yo con mis limitados conocimientos –que espero alguien más sabio pueda ampliar–, no ha actuado diligentemente. Parece que, más bien, ha sido al contrario y, como en la experiencia de la pasada gripe A, se ha hecho y está haciendo, de nuevo, el juego a los intereses de la Industria farmacéutica.

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1.- Resulta paradójico que la OMS considerara oportuno NO bloquear los vuelos desde la zona donde se inició el brote de ébola, en contra de una norma básica en epidemiología, sobre todo si se trata de enfermedades transmisibles graves o muy graves.

2.- Paradójico que reclamase a los Estados repatriar a sus países de origen a los ciudadanos cooperantes afectados por el virus.

3.- Bastante curioso también la alarma y el lío que están montando en los Hospitales de nuestro país.

4.- No dejan de sorprenderme las declaraciones sobre el ébola, por ejemplo, de Josep Pamies (lo pueden ver en YouTube), donde indica que existen remedios muy eficaces y baratos como el Dióxido de cloro, o el extracto de la planta Garcinia Kola –utilizada esta última por los curanderos en África– que han sido criminalizados, y prohibidos, en esos países regentados por gobiernos títeres, obligados a aceptar los «principios globalizadores» al uso –el Mercado– y, con ello, los pingues intereses de determinadas multinacionales farmacéuticas.

5.- Que mientras el mundo se alerta por la crisis provocada por un nuevo brote de ébola, la farmacéutica canadiense Tekmira –propietaria del fármaco TKM-Ébola que combate este virus– suba en la bolsa de Nueva York recientemente un 26 %.

6. Sorprende… que sigamos agilipollados y creyéndonos todo lo que nos cuentan. En fin… Mundo éste…

LA VIDA: SUPERFICIE Y FONDO

Como he oído decir hace poco a un comunicador de la conciencia, la vida no es una cuestión que hay que experi-mental, sino expri-sentir. El quid consiste en aprender a darle contenido real, a vivirla en profundidad y no perdernos en la superficie, como hacemos la inmensa mayoría.
Eso requiere no dejarse dirigir por los pensamientos parásitos que nos llegan desde todos los ángulos, sino manejar los tiempos que diríamos. Y esto se produce no cuando estamos ocupados en nuestras cada vez más numerosas actividades, sino cuando estamos realmente presentes en lo que hacemos. Cuando somos, por decirlo de otra manera, conscientes.
De tal manera que el mundo superficial de las formas (nuestro cuerpo, los objetos, nuestras emociones o pensamientos, que también forman parte del mundo de las formas, aunque sean más sutiles que las materiales) esté presidido la mayor parte del tiempo por nuestra Presencia que observa el mundo. Por lo que auténticamente Somos.
Y hay tres maneras fundamentales de vivir desde la Presencia: desde el entretenimiento, el entusiasmo o la aceptación de lo que «nos toca». Pero habrá que añadir que, si «lo que nos toca» no conseguimos convertirlo en satisfactorio a través de esa presencia consciente del momento, habrá que abandonarlo.

Lo fácil ha sido siempre protestar (¡ojo!, que no estoy en contra de ello, sino de quedarse exclusivamente ‘en la copla’), lo difícil ha sido y es cambiar las cosas, transformar la realidad, y liberarnos de esclavitudes asumidas como “inevitables”.
Necesitamos que un número significativo de personas (una masa crítica que diríamos) tenga el valor y la decisión de trabajar con altura de miras, con verdadero Espíritu, único capaz de hacer consciente lo falso (nuestra sombra) y permitir surgir lo verdadero (nuestra luz), no condicionada por aprendizajes (materialistas o falsamente espirituales) erróneos.
Si no queremos repetir los mismos errores del pasado, habremos de cambiar la visión ego-ista y mundana que preside mayoritariamente nuestras vidas por una visión elevada; que observe nuestro mundo desde su esencia; que tenga en cuenta lo que realmente es, lo que Somos.
Esa nueva forma de mirar nuestro mundo desde la conciencia es la que cambiará los pilares falsos (precariedad, limitación y competitividad obligada) en que nos educaron por otros de abundancia, sin los límites marcados, entonces, por ciertas mentes temerosas, retorcidas.
Podremos crecer al fin en un nuevo mundo, abierto, donde poder compartir, con auténtica alegría –no los sucedáneos al uso– nuestros dones y talentos. Donde compartir también las labores consideradas ominosas con aceptación, desde la pureza del el momento.
Para terminar, comentar que considero debemos evitar caer en el error de pelear contra «las castas» –pues eso les refuerza–, que debemos cambiar, antes de nada, nuestra conciencia.

El Gobierno Mundial en la sombra, con su propaganda e información funcionando a pleno rendimiento, nos sigue queriendo convencer de que hay buenos y malos, de que lo negro es blanco, de que somos muy poca cosa y no tenemos capacidad de decisión sobre nuestras vidas., pues solo nos queda trabajar según nos programan, resignarse y sufrir. Hasta enfermar y morir y ser sustituidos por piezas recambiables.
Este Gobierno Mundial, cuyo principio ideológico fundamental es el miedo –o la falta de amor, que es lo mismo–, pretende conseguir beneficios a toda costa. Y para ello se valen del fomento del individualismo y del lucro personal. En resumidas cuentas: cultivan la “tierra fértil” de nuestra separación.
Lo que más teme este Gobierno en la sombra es nuestra unidad. Pero no una unidad en número (de masas o “mareas”, fácilmente controlables con sus avezados medios), sino de conciencia. Y recuperar esa conciencia (de unidad), supone antes de nada ser conscientes de qué nos enfrenta y nos separa, de cuáles son los falsos ídolos a los que servimos con la creciente complejidad de nuestras obligaciones (muchas superfluas), de cuáles nuestras creencias limitantes (límites impuestos por otros), de cuáles son esas cadenas mentales que nos hacen decir: “no puedo”.
Necesitamos cultivar el empoderamiento personal, que crezca y fructifique en tierra nueva y permita desarrollar la sociedad despierta que nos libere de la deriva actual destructiva.