Miramos los conflictos y disputas económicas, politicas y «religiosas» que están apareciendo, especialmente el causado por los hiyaidistas, como si hubieran surgido por generación espontanea.
No nos acordamos ya, y eso que disponemos de «tamaña información», que las mechas de estos conflictos tienen nombre y apellidos (títeres) muy concretos, que obvio nombrar a mentes inteligentes como las suyas. Aunque, si acudimos más al oscuro fondo, aparece cada vez más claro lo que se conoce como «Gobierno Mundial»
El Poder, con sus diferentes facetas, económicas, políticas y «religiosas» unidas, y sus manejos…
Sigamos…

La confusión, programada desde altas instancias, intenta invadir nuestras mentes. Muchos parecen querer ya “arrojar la toalla”, pero otros, en un afán de evitar más problemas, han apostado por seguir esa programación social, poner buena cara y no plantar cara a las situaciones conflictivas, malinterpretando el significado y el sentido del positivismo.
No aceptan, estos últimos, la revisión del enfoque programado de las cosas, con su deriva hacia el mejor control externo y, con ello, la anulación progresiva de la consciencia, interna, de los seres humanos. Entrar en conflicto con la realidad que se nos propone –por miedo, si lo analizan bien–, lo consideran una actitud negativa. Erróneamente, entiendo.

En estos tiempos ensombrecidos por los “Poderes”, que temen, como gato escaldado al agua, la apertura de consciencia de los humanos, la guía que hemos de alimentar, si no queremos alimentar más el esclavismo y nuestra autodestrucción personal, es nuestra propia guía interna. La cual habremos de depurar, poco a poco, de creencias falsas, instaladas por otros. Creencias que no tienen que ver con nuestros sentimientos auténticos, con nuestra esencia, sino que invaden nuestra intimidad y nuestras mentes con fines utilitaristas, para nuestro mejor control. Es hora de despertar, amig@s.

Alguien me ha dicho esta mañana que si la fortuna de los Rothschild se repartiera entre todos los individuos del Planeta, seríamos todos millonarios.
Estos señores, así como otros multimillonarios afines a su causa, son los que mueven los hilos de esta Globalización fraudulenta y los que pretenden, con sus reformas, dirigirla hacia lo que denominan Nuevo Orden Mundial. Un «Nuevo Orden» que aspira a garantizar –no hace falta les diga cómo– su control absoluto.
Si no somos capaces de analizar bien lo que está pasando, fundamentalmente debido al miedo y la competitividad en la que nos educaron; si pensamos que son éstas, competitividad y miedo, las mejores fórmulas para seguir adelante, no me cabe duda: estamos bastante obnubilados.
Despertar implica abrir los ojos y abandonar el sueño, la falsa realidad con la que han querido hipnotizarnos, de buenos y malos (ignorantes en el fondo) de diseño, de miedo y de escasez programada. Preestablecida de antemano. Con oscurantismo siempre. Con engaño.

La violencia y el oscurantismo están siendo en esta era que llamamos “democrática” aspectos no superados.
Un informe presentado al Senado de EE. UU, revelala «torturas brutales e ineficaces llevadas a cabo durante años en Guantánamo», como publica el 10-XII, el diario El Correo.
En otro apartado se comenta, también, que “España oculta su lista de proyectos de 53.000 millones para el plan Juncker», «siendo el único país de los 28 de la UE que lo hace», «según Guindos, por prudencia y para evitar falsas expectativas”.
Esta democracia invisible y cautiva que tenemos, si no salimos de este oscurantismo, si no cambiamos los pricipios que la sustentan de competitividad (brutalidad a veces) y materialismo, está condenada a la autodestrucción. Pues es esa falta de perspectiva elevada la causante de todos los problemas (individuales, laborales, sociales, etc…) que tenemos.
Lo dijo Einstein, y es bueno recordarlo: «No podemos resolver problemas pensando de la misma manera que cuando los creamos».

Si escuchamos bien al mundo, éste nos dirá seguramente que simplifiquemos nuestras vidas, que prioricemos y acerquemos la toma de decisiones a nuestros ámbitos cercanos.
Y luego, sin que nadie nos tenga que decir nada, aplicando nuestra inteligencia, desde la abundancia personal y social recuperada, estoy convencido, no escatimaremos en dar (pues no hay gratificación más grande que hacerlo), ni pediremos nada a cambio.
Si hacemos esa labor previa, no hará falta siquiera «ir contra las corporaciones», sino solo andar con los ojos bien abiertos y apoyarnos mutuamente en lo que precisemos.
PD: Ámbitos cercanos, hablo, que no habrá que confundir, espero, con el terreno acotado para los políticos fieles, nacionales o nacionalistas, por multinacionales y Bancos.

www.cartasaldirector.com

Desde tiempos remotos el hombre ha desconfiado de la libertad individual por miedo al caos. Ha confiado, por contra, en el control externo para evitarlo, en el Poder. Los dirigentes, no solo políticos, sino también religiosos, han sido los encargados de intentar poner orden en la sociedad mediante este control, y la violencia si fuera menester. Solo hay que repasar nuestra Historia antigua y reciente.
Nos hemos cargando de reglas y principios morales que, otros, que hemos creído más sabios o conectados, han ido elaborando para ordenarnos. Incluso, en las sociedades cristianas, el lenguaje liberador de Jesús, fue malinterpretado y utilizado para el control, oscureciendo de esa manera su misma esencia, que él solía expresar como nuestra conexión interna con el “Reino”. “No busquéis fuera, lo que está en vuestros corazones”, solía decir.
A esa conciencia, hemos de despertar. Lo expresa muy bien la película “Las nueve revelaciones”, y explica que batallar por la energía e intentar controlar a los demás, es la causa de todos los conflictos. Ésta energía está a nuestra disposición cuando conectamos con nuestro “yo superior”, con esa versión nuestra que sabemos más «elevada».

La conciencia, por tanto, no hay que mendigarla fuera, pues surge de nuestro interior, desde la quietud. Y hay que darla, compartirla, y dejar de apropiarnos de la de otros, para que crezca y se potencie, para que encuentre el camino –y lo hará, no lo dudéis– para liberarnos del Control.

Al hilo de la entrevista (1-Dic) en El Correo a Javier Gomá, cuyo tema central es la ejemplaridad (concepto acuñado por el afamado filósofo bilbaíno), quiero animar a idear propuestas para un nuevo modelo de sociedad, que habremos de ir construyendo, paralelamente al actual. Un modelo éste último que se derrumba infectado de mentira y avaricia.
Por otra parte, he leído hoy mismo que uno de los partidos clásicos de aquí, el PNV en concreto, habla ya de ”un Bilbao solidario, con una red para que nadie se caiga”. Aunque, qué quieren que les diga, sabemos muy bien que una cosa es el lenguaje político y otra, muy distinta, su plasmación práctica.
La colaboración que necesitamos, entiendo, no es tanto esa de “los grandes” (partidos o Instituciones), que también, sino la nuestra, de la “gente menuda”, la que llevamos a cabo con familiares y conocidos. Porque, cuando sobrepasamos ese ámbito, cuestiones que antes se organizaban en común en las pequeñas comunidades, ya no se hacen, pues nuestra confianza absoluta en el Estado ha congelado.

Tenemos que recuperar ese tipo de colaboración, y nuestros jóvenes unirse y sumar su talento, idear nuevas fórmulas. Pero esto necesita, también, la ayuda de los más viejos, que los libere de un sistema económico dominado por “los grandes”, que constriñe además su campo de acción y que, lejos de actuar de facilitador, como sucedía en siglos pasados, lo hace de repartidor de calderilla entre los indigentes.

www.cartasaldirector.com

Los modelos de identificación que ven, en general, nuestros jóvenes en los medios, sirven para el mero entretenimiento, pero están vacíos, huecos, y no dan respuesta a quienes o qué somos.
En el peldaño “más alto”, los representantes políticos, han devenido en meros títeres y, además, están salpicados de complicidad con la corrupción. El lenguaje que utilizan es una farsa y solo sirve para salvar sus apariencias.
La mayoría de nosotros entiende que este ciclo se ha acabado, que se nos ha ido el asunto de las manos, que debemos empezar a tomar urgentemente cartas en el asunto.
Para debatir sobre las soluciones hay 4 cosas que me gustaría destacar:
1ª.- Que debemos escuchar más, para poder conocer mejor las necesidades.
2ª.- Que nuestra aportación debe ser auténtica y no una mera careta, que es lo que más abunda en los medios.
3ª.- Que estamos obligados a dejar de reclamar solamente (¿a quién?), y empezar a hacer nuestros propios deberes.
4.- Que hay que desterrar ese virus de la desconfianza y la competitividad, introducido por nuestros «benefactores», por esa gente tenebrosa que, por su propio interés de dominación, nos ha conducido a la situación actual.

La policia, ante esta corrupción masiva del partido del Gobierno, debe pasar a la acción, y actuar respaldada por las Instituciones de Justicia, con rapidez y contundencia.
Si valoran más su humanidad que su miedo, deben proceder a detener a los sospechosos de delincuencia, repaldados pos las Instituciones de Justicia, como he dicho.
Estamos en un nuevo tiempo, pues el anterior nos está llevando, aunque nos vendan lo contrario, a la esclavitud laboral de nuestros jóvenes y a la ruina.
Hemos de dar paso a un nuevo proceso constituyente que abra el camino a la auténtica democracia.
Todo el mundo debe pensar en adaptarse a la inevitabilidad del decrecimiento y disminución del consumo, que no va traer la ruína, como amenazan, sino que traerá la estabilidad social y laboral y, con ello la recuperación de la dependencia de medicamentos y drogas, y de la felicidad perdida.
Confío en la bondad del ser humano, en las personas auténticas que existen en todas las instituciones, policia incluida, en nuestra capacidad para, con la aportación de gente muy valiosa y con experiencia, dar un cambio pacífico total a esta situación. Hay que empezar a pensar más en ofrecerse para las soluciones que en seguir exigiendo derechos, especialmente a un Estado opaco, con infinidad de fugas sin control, y que ha secado las fuentes de nuestro progreso.
Debemos ser conscientes del poder que tenemos y además de manifestar lo que pensamos, cumplir con la segunda parte del término manifest-ación: la acción.
Hay que abrir un proceso de debate sin histrionismos, y pensar en tomar el control de todo lo que nos afecta y nuestros recursos.
El miedo y la división actual, abrirán paso a una fase de colaboración, de nuevas aportaciones. Los medios de comunicación libres deben abrir canales para ello, y no centrarse solo en el ruído y la sordidez.
Es la hora de los valientes, capaces de cumplir su misión y hacerse luego a un lado, sin reclamar prevendas. Su premio más preciado será haber contribuido al rescate social.

La esencia de todos nosotros es pura, por muy malvados que aparezcamos en esta representación que es la vida. Estamos solo de paso, experimentando papeles, aprendiendo.
La vida nos enseña que culpar o culparnos por nuestros errores e ignorancia no nos sirve en absoluto para seguir evolucionando, nos bloquea además. Y juzgar o condenar a las personas –no lo que ellas hacen–, como estamos acostumbrados a ver, es inútil, estéril, pues nos enreda en distintos juegos, los de nuestros egos, que, además de tiempo, nos hacen perder energía, desviándonos de nuestra verdadera misión –la que da sentido a nuestras vidas–, de eso que venimos a transformar y que requiere paz y tranquilidad internas, escapar de ese ruido social que sofoca cualquier intento de progreso en nuestra evolución como seres humanos.