En la Economía de Mercado Capitalista actual –basada en los principios formulados por Adam Smith a mediados del siglo XVIII–, lo que prima es el puro beneficio monetario. Lo que debiera ser medio, ha pasado a ser un fin de la actividad económica, y los indicadores de “éxito” siguen siendo, a nivel general, el PIB y, a nivel particular, la cuenta de resultados medida como beneficio financiero, donde las personas han pasado a ser absolutamente secundarias.
La Economía actual no tiene en cuenta, ni respeta, la dignidad humana, inalienable y reconocida no solo en la Declaración Universal de Derechos Humanos sino, también, implícita o explícitamente, en todas las Constituciones de los distintos países.
Lo que pretende “la economía del bien común” (se puede consultar el libro escrito por Cristian Felber; Ediciones Deusto), no es meramente un cambio superficial, sino dar la vuelta completamente a la situación, un cambio radical en nuestra forma de entender y actuar, que nos acerca a nuestro propio em-poder-amiento.
Como base para la actividad económica que tiene en cuenta el bien común se han establecido ya unos indicadores consensuados, que orientan la activdad económica hacia el fin fundamental, que son los resultados, y no el mero beneficio financiero.
Pero las propuestas que me han llegado, y que son la base de cualquier cambio, hablan, antes de nada, de mirar primero hacia nostros mismos, hacia lo que debemos corregir en nostros, nuestros conflictos.
Este cambio deberá tener en cuenta, además, que somos seres inter-dependientes e inter-dependemos del resto de seres humanos, del reino animal, vegetal y también de lo que llamamos reino mineral.
En nuestras sociedades, desde todos los ángulos además, se están introduciendo los pseudo-valores del capitalismo, la competitividad y el lucro personal como motores de la Economía, que han demostrado, a la postre, ser absolutamente ineficaces paragarantizar el Bien Común y preservar la dignidad de las personas, reconocida ésta en todas Constituciones y D.U.D.H, como he comentado.
No solo unos pocos acumulan “propiedad privada” –y cada vez son menos y tienen más–, a cobijo de este paradigma capitalista –con sus Opas hostiles y demás historias–, sino que este desajuste está condicionando, de forma dramática la forma de vivir de mucha gente, además del control de los ciudadanos sobre la actividad política. Grandes capitalistas –Austria e Italia, son claros ejemplos–, dirigen y han dirgido respectivamente la política en sus Estados.
La economía del bien común plantea invertir, absolutamente, estos términos y re-colocar al ser humano, con su dignidad inalienable, en el centro mismo de la nueva Economía, para que la democracia sea auténtica y no una auto-cracia simulada.
Para ello se ha iniciado este proceso, abierto a nuevas ideas e incorporaciones, en el que no solo se introducen indicadores de bien común (más de 1400 empresas han introducido ya estos indicadores), que premia el beneficio comunitario, medido según criterios de reparto del trabajo, satisfacción en el mismo, impacto medio-ambiental y sostenibilidad, etcétera, sino que se incide especialmente en la recuperación de los valores que la avaricia de la economía capitalista, sin cortapisa de ningún tipo además, ha fomentado.
Pero lo que más me impactó del encuentro con Felber, fue él mismo. Un persona sensible, que se emocionaba en público y hablaba sin rubor de recuperar la espiritualidad auténtica, que trasciende credos y consignas.
El tema educativo, también, fue reincidente en el debate y Christian expresó sobre el particular sus ideas personales, como las de dar absoluta prioridad en la Educación que se imparte al auto-conocimiento, la comprensión y manejo de nuestras emociones, al trabajo creativo y en colaboración, así como otros aspectos que ayudan a la madurez del individuo, que no consiste solo en acumular contenidos, sino en formar personas honestas consigo mismas, íntegras. Verdaderamente auténticas.
Desmetificó, también, las supuestas bondades de la educación en los paises nórdicos que, aunque con más medios a su disposición, incide también en los mismos errores del capitalismo: la competitividad…
En el encuentro intervinieron también Ivan de Caz, asesor en BiKo-consulting y formador en estrategia empresarial, que tomó además parte muy activa, y reforzó la importancia de la persona y los valores como ejes centrales en el nuevo paradigma económico y educativo que se presenta. Estuvo también Ginés Haro, destacado emprendedor y consultor en emprendimiento social, que habló de superar el victimismo en el que nos hemos educado y, desde la aceptación de nuestra responsabilidad, empezar a tomar parte activa en este proceso de cambio.
Comentó la responsabilidad que tenemos no solo como emprendedores, sino como receptores de productos y servicios que escogemos.
No hablo ya , por no extenderme más, de José Ángel Cuerda (ex-alcalde de Vitoria), con sus intervenciones de viejo profesor, experimentado según comentó, en otra tipo de política.
Acabó el acto con la lectura por parte José Ángel de unos emotivos versos de Neruda, llamandonos a todos a perder el miedo y no dejar de iluminar la realidad que nos ha tocado vivir.
Para terminar, os dejo una dirección (www.ebceuskadi. Org) donde podéis consultar lo que queráis sobre “economía del bien común”. Sus creadores tienen intención de extender esta iniciativa por el resto de comunidades. Un abrazo a tod@s.