Cartas al Director

Tu voz en la Red

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viernes

8

noviembre 2013

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El periodismo en la encrucijada

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Al parecer, lo que en otros países es una extendida práctica del buen hacer periodístico en materia política, aquí, la utilización del «Fact Check» resulta un procedimiento inusual, dedicándose la mayoría de los profesionales del ramo a transcribir literalmente las declaraciones del político de turno, sin tan siquiera contrastar datos ni verificar, si el contenido de lo que dicen se acomoda a un hecho cierto, o si inversamente, se corresponde con la viva reproducción de una mentira.

Es evidente que ese ejercicio de transcripción a tiempo real les limita la necesaria interpretación de lo que están oyendo, y por consiguiente, la dominante presión que rodea la inmediatez informativa, les impide deducir que por lo general, cuando los políticos dicen una cosa, tras el interesado lado bueno de lo que divulgan, siempre queda oculta la auténtica realidad, y ese es el motivo por el que, frecuentemente, al leer la prensa mas que percibir en su contenido el rigor periodístico notemos un marcado tufo a panfleto político.

Pero esta deriva mas que tomar tendencia hacia la corrección revela con agravarse, por cuanto con la crisis económica haciendo estragos en la capacidad adquisitiva de las familias y el paro situado en cifras inauditas, en este clima de restricción, los periódicos dejaron de ser una prioridad para los consumidores, con la detracción de ingresos que tal situación induce a la actividad
Si a ello añadimos, que por idéntica consecuencia las empresas ya no se anuncian como antes, y que dicha merma propició un desplome en publicidad del 60% en los últimos cuatro años; resulta indudable que la financiación externa, las subsistentes subvenciones institucionales con la publicidad de acompañamiento y el agregado de la propaganda política, vienen a convertirse en el pábulo de pervivencia que sustenta este sector mediático.

Ahora bien, esa dependencia económica no es gratuita sino que tiene su coste que no solo influye en la libertad de expresión, sino que su alcance, toma rango de auténtica directiva editorial, impidiendo que el «Fact Check» adquiera proyección en el quehacer periodístico, por el perjuicio que su aplicación causaría en los corruptos intereses de un amplio sector de la actividad política, como también, por el inconveniente que tal método suscitaría en el degradante objetivo que mantienen las dos principales formaciones políticas, (PP – PSOE), empeñadas en imponer como prototipo informativo el modelo que correspondería a una sociedad desinformada.

Por tanto es obligado señalar, que la pérdida de imparcialidad de las escasas empresas editoriales que todavía no han sucumbido a la absorción del poder financiero, supone una nueva amenaza para la buena praxis periodística, y la permisividad a esta irrupción acentuará la devaluación del escaso margen de credibilidad del sector, cuya consecuencia hará decrecer todavía mas sus índices de fidelización, ya que no debe pasar desapercibido que a los lectores de prensa además de las limitaciones que les impone la crisis, también se les hace costoso pagar por recibir una información adulterada de la que apenas se fían.

Cuando la actualidad mas candente gira entorno al sector financiero, que para público conocimiento, a tiempo presente agrupa al conjunto de los actuales dueños de los medios de comunicación tradicionales, es obvio que nadie en sus cabales asumiera, que esos medios informativos con marchamo de identificación bancaria puedan informar libres de subordinación sobre asuntos de afección directa a ese gremio, o lo que es lo mismo, de cuestiones periodísticas calientes conexas con la órbita de las finanzas, como resultan ser, las participaciones preferentes y otros productos tóxicos, el rescate bancario y sus perjuicios al bienestar, el drama de los desahucios y su repercusión social, etc .

Pues son esas colisiones, conjuntamente con un acelerado proceso de transformación y la falta de credibilidad, las causas fundamentales que motivaron el decaimiento de aquella estructura periodística que durante tres décadas continuadas había moldeado la opinión pública del país, y que por esa alteración de dominio, lejos de alcanzar una solución de continuidad, si logró la función opuesta, pues con aquella absorción bancaria y el intrusismo político, la industria de la prensa sin conseguir garantizar la confianza informativa, si fue capaz de amortizar su reputación de otrora

El secuestro de los medios informativos por parte del tándem político-financiero, está limitando su normal funcionamiento, al constreñir la libertad de expresión y poner cortapisas a la emisión informativa, por eso, quien aspire a alcanzar notoriedad profesional en el nuevo devenir periodístico, debe plantar ruptura con el presente para asumir la convivencia con realidades incomodas y rechazar la imposición de mirar hacia otro lado.


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viernes

1

noviembre 2013

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Ser empresario, una tarea imposible

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Afirmar que los vaivenes del mercado laboral son la principal consecuencia de las fluctuaciones de la actividad empresarial, es una aserción de pura lógica, de ahí que resulte consecuente confirmar que la creación o la destrucción de empleo, depende casi en exclusiva del estado de salud que mantenga en su conjunto la estructura productiva.

Así pues, por su implicación en el desarrollo, la producción y el empleo, se debe asumir que la puesta en activo, la diversificación y la ampliación de los recursos empresariales, son factores esenciales y piedra angular que debe sustentar toda acción política de reactivación económica, pues caso contrario, por mas euforia estadística que se proclame para autentificar como positivo la realidad de un crecimiento ficticio, no se logrará tergiversar la evidencia; pero lamentablemente, si se conseguirá ampliar en el tiempo el período de contracción de la economía.

Máxime, al contrastar como los activistas de la especulación (mercados financieros y banca), responsables de la crisis, a pesar de su implicación en la misma, sigan llevando la voz cantante hasta el extremo de marcar al teórico Gobierno democrático las políticas económicas del país, y esta circunstancia, además de evidenciar para quien gobierna el actual Ejecutivo «popular», , de igual forma, hace entendible el porque de la específica reactivación de la economía financiera, como también, la causa instigadora de la recesión general de la economía productiva, que a tiempo presente, prosigue empantanada y con un 26% de paro.

Como queda visto, a pesar de su mala praxis, no solo son los agitadores financieros los directos responsables de favorecer la consolidación de sus dinámicas especulativas, sino el Gobierno del PP, porque es éste, y no aquellos, el que tiene el deber de velar por los intereses de sus ciudadanos, y del cumplimiento de esa obligación, tendría que surgir un cambio en las reglas de juego, cuya repercusión además de pararle los pies a los mercados financieros incluiría la imposición de la economía productiva como norma de conducta, y todo ello, en detrimento de la dilatada práctica de estraperlo que desde el estallido de la globalización viene dominando con gran alcance el degradado ejercicio de la rutina bancaria.

La urgencia en afrontar un radical cambio de pautas no admite dilación, pues el grado de controversia y alarma social que está generando tan turbia operativa económica, vienen a situarla al borde de la obscenidad, por no resultar ni mínimamente decoroso que en plena recesión, los que fueran rescatados del pozo de la quiebra con dinero público, prosigan ahora su escandalosa especulativa de antaño.

Eso al menos es lo que se deduce de los resultados acumulados del sector bancario referidos al cierre del tercer trimestre, y cuya cantidad registra en los nueve primeros meses del presente ejercicio, un beneficio neto superior a los 7.000 millones de euros, o dicho en otras palabras; mientras a la economía productiva representada por el colectivo empresarial (pymes – autónomos), se le cierra la vía de acceso al crédito, las entidades artífices de esa limitación, incrementan sus ganancias en un 78,9%, resultando especialmente significativo a efectos de contraste, comprobar como al mismo tiempo, el crédito a las empresas se agudiza hasta desplomarse y caer a mínimos desde el 2006.
Todo un síntoma de incongruencia, por cuanto, siguiendo las pautas impuestas por los profesionales de la especulación, lejos de toda fantasía de reactivación, el país está condenado a seguir anclado en la crisis económica sin visos de solución, ni posibilidad real de recuperación.

Queda visto que no eran los bancos a quien tocaba rescatar, y mucho menos utilizando fondos públicos y garantías del estado, pues resulta evidente, que la intervención de éstos en la economía siempre deriva hacia tendencias viciadas de nulo provecho para el interés general.
Lo suyo desde el origen de la crisis, era dar trato preferente a la restitución empresarial y primar de forma efectiva y real las iniciativas emprendedoras, y es ahí donde debieran ser utilizados los malgastados fondos económicos estatales absorbidos por la banca, para así poder consolidar una estructura empresarial sólida y estable, pues debemos asumir consecuentemente, que en un país sin empresas se podrá generar especulación por parte de los mercados financieros, pero lo que nunca se logrará será generar riqueza ni crear empleo.

Por eso, cuando la disyuntiva es el futuro, hay que empezar por estabilizar el presente, y en ese cometido el sector empresarial no debe asumir mas concesiones, pues su papel protagonista en la sociedad le demanda un comportamiento acorde, que pasa inexcusablemente por exigir su reconocimiento social y un trato consecuente al mismo, para poder materializar su funcionamiento, asumiendo, que ser empresario es un aliciente y no una tarea imposible.



viernes

25

octubre 2013

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Mas que gobernados, acorralados!

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Si la teoría sin práctica se convierte en pura retórica, la democracia, sin relación fáctica entre las propuestas electorales y la empírica de gobierno, se trasforma en despotismo, y los perniciosos perjuicios que tal anomalía ocasiona al estado de derecho, vienen siendo una constante, un quebranto que actualmente domina el funcionamiento de nuestro ordenamiento político, poniendo en entredicho la solvencia del mismo.
Salvando matizadas excepciones, en la actividad política se ha generalizado la estafa como norma de comportamiento, hasta el extremo de convertir los procesos electorales en un puro ejercicio de estraperlo, cuyo rendimiento de resultados guarda relación directa con un proceder concreto, tal es, la capacidad de defraudación de los candidatos y organizaciones políticas concurrentes.

Así, en el contexto de esa anomalía, es fácil contrastar como los directos beneficiarios de la confianza ciudadana, una vez alcanzados sus furtivos propósitos, lejos de mantener la vigencia de sus contraídos, sin el mínimo reparo, no dudan en suprimir toda autenticidad a sus propuestas electorales; siendo el mayor exponente de contraste de tal insolvencia política, el degradante proceder del Partido Popular (PP), quien, nada mas alcanzar el respaldo mayoritario de las urnas, le fue escaso el tiempo para convertir sus promesas de campaña en un programa de gobierno diametralmente opuesto, mutación indicativa conforme le trae al pairo toda expresión de la voluntad mayoritaria, e igualmente, actitud demostrativa de su nula convicción democrática.

Es evidente que estas prácticas poco ortodoxas están ocasionando una involución en la cultura electoral de nuestro país, cuya deriva, proyecta una merma de credibilidad en sus promotores políticos, en las instituciones de representación y por añadidura en la propia estructura y funcionamiento del sistema, siendo urgente por tanto, el establecimiento de medidas paliativas, de normas, que impongan acatamiento y disciplina a la ortodoxia democrática y erradiquen de una vez por siempre el acceso al poder, a quienes como ahora ocurre, mas que legítimos dignatarios son la nefasta consecuencia del tocomocho electoral.

Partiendo de la premisa que las elecciones son el centro neurálgico de la democracia representativa, se antoja obvio, que la celebración de los comicios además de cumplir con los obligados parámetros de limpieza y transparencia, deban disponer del acompañamiento de tutela jurisdiccional efectiva, con la finalidad expresa, de exigir de las agrupaciones políticas plebiscitarias la materialización de aquellos compromisos de campaña contraídos con los votantes.

Por cuanto, cualquier desviación de su contenido, además de un engaño, por su implícito con las urnas tome cuerpo de infracción, entrañando en si mismo el incumplimiento de un deber electoral, quebranto que no debe saldarse con un simple reproche social, sino con la aplicación de medidas de orden legislativo que invaliden la consumación de ese desfalco político, pauta, que debe venir flanqueada por la rendición de cuentas con incorporación del ciudadano más allá del proceso electoral; dualidad de claves, cuya aplicación resulta imprescindible para afianzar la estabilidad y la salud democrática del sistema.

Pero aún con la función correctora de estas medidas, no se logrará conquistar el objetivo previsto mientras no se erradique la obsolescencia contigua, es decir, no se consiga desmontar otra de las disfuncionalidades del sistema, tal. es, el adoctrinamiento bipartidista de la sociedad y su tendencia proclive a adjudicar el poder en sucesión iterativa de los dos principales partidos del país.

Continuidad en alternancia, que por si misma es un lastre añadido que ocasiona esa partitocracia viciada en esencia, o lo que es lo mismo, la dictadura encubierto que por mutuo interés, sustentan al unísono las cúpulas dirigentes del PP- PSOE, con la finalidad de seguir suministrando oxígeno a un sistema infecto, y así poder tapar su implicación en la corrupción extensiva, dar continuidad a sus obscenos privilegios políticos, y salvaguardar el trato preferente adjudicado a las multinacionales, banqueros y mercados financieros, etc. Aunque ello implique, desentenderse de la ciudadanía, arruinar a pymes y autónomos, y ocasionar que el país entre en quiebra y se derrumbe.

De ahí la evidencia al sustentar, que tanto la requisa democrática como la ruindad bipartidista son los hilos conductores que mantienen en activo un sistema obsoleto de funcionamiento inservible, y que los políticos proveedores de sus corrompidas fuentes de alimentación son los causantes del deterioro colectivo, pero mientras la sociedad civil no asuma como propia esta realidad y proceda en consecuencia, la crisis seguirá siendo nuestra hoja de ruta, y como ciudadanos, mas que gobernados seguiremos estando acorralados.


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viernes

18

octubre 2013

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Unos presupuesto de más recesión

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Lejos de tratarse de una disminución pasajera de la actividad económica, en este país, la recesión se eterniza con el paso del tiempo, y todo, como consecuencia del carácter consustancial de la misma con la defensa que el actual Ejecutivo del PP mantiene en relación a las políticas de austeridad, añadiendo a ello, la complicidad de hacer suyos los intereses particulares de los mercados financieros y la banca, objetivos, que a pesar de su perniciosa influencia, son maquillados con el engañoso afán de otorgarles condición de aparente utilidad para la reactivación económica, así como, excelencias repercutidas para supuesta ventaja del interés general.

Falsificadas e inconsistentes cualidades, pues si evidente fue el papel de la banca y los mercados financieros como principales causantes de la crisis, no es menos cierto, que la estricta austeridad no hizo mas que acrecentar la dimensión de la misma al impedir toda probabilidad de reactivación y crecimiento.

De ahí que, ante la prevalencia de tan embaucadores propósitos, solo quepa calificar como parodia las afirmaciones de acompañamiento realizadas por destacados miembros del Gobierno, cuando, sin reparo ni continencia, a viva voz, manifiestan que los Presupuestos Generales del Estado – (PGE 2014), marcan el fin de la recesión, el arranque de la reactivación económica y la demostración que las políticas del gobierno están dando sus frutos. Excesivo disparate para un solo titular, y además, muestra evidente que no solo sufrimos una crisis económica, sino que, también padecemos una crisis dirigente, la protagonizada por unos confabulados políticos, que faltos de todo remedio, prosiguen ahora con la frívola obsesión de invertir con falsedades la realidad de una compleja situación.

Sumidos en el periodo mas crítico de la historia reciente, cuando despuésde las drásticas medidas de ajuste en la esfera social, correspondería darle una oportunidad a las políticas de crecimiento, lejos de versiones opuestas, el gobierno del Partido Popular (PP), mantiene su obstinación de proseguir con la reducción del gasto público y la profundización en el sistema neoliberal, y esa que no otra, es la verdadera interpretación que se desprende del proyecto de estas cuentas anuales, que para nada son expresivas de poder dejar atrás la recesión.

Resultando obligado confirmar que estamos ante un documento presupuestario en clave continuista, exento de cambios sustanciales, sin expresión innovadora, ni modelo conductor a la transformación económica; siendo su nota dominante el vacío de planteamientos alternativos a la crisis; condición indicativa que pone de manifiesto que este proyecto de presupuestos, sin establecer solución alguna a la problemática actual, si recalca la gravedad de un futuro poco esperanzador, y eso es así, por mas difusión que prediquen esos iluminados que contra la dominante oscuridad anuncian percibir luz al final del túnel.

Suprimiendo toda proclama publicitaria de apología a la confusión, es manifiesto que, el proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2014, en lo que al aspecto de la economía productiva se refiere, no establece contención a la evolución de la crisis, y tal carencia es sin duda el mayor freno para la reactivación y la generación de empleo; aspecto agravado en mayor medida, al ignorar en su contenido la obligada transformación que precisa el modelo productivo, como imprescindible remedio para cimentar un renovado y alternativo modelo de desarrollo; carencia acrecentada con la desatención a las necesidades en I+D+i civil, cuya consideración resulta inevitable, para lograr la necesaria correlación entre el posicionamiento competitivo y el impulso a la innovación.

Habiendo de acumular a lo anterior, la total carencia de medidas para la estimulación del crédito, cuya fluidez, es imprescindible para alentar el crecimiento sostenible; al igual, que para la pervivencia y estabilidad del las pymes y autónomos que conforman la hoy debilitada estructura productiva.

Singular limitación, máxime, cuando actualmente es el propio Gobierno quien ostenta la propiedad de la tercera parte de todo el sistema financiero del país.

De ahí que aparte de no merecer ni la mínima credibilidad, resulte un completo contrasentido definir como presupuestos de la «recuperación», aquellos que además de seguir ahondando en los recortes, cierran el circuito del crecimiento y la expansión.

Unos presupuestos como los presentes, que llevan impreso el marchamo de la economía especulativa en su portada y la letra de los mercados financieros y la banca en su redacción, obviamente, no contienen directivas de estimulo para recuperar la función social de la economía, pero si impulsos a las políticas de austeridad que defiende el Partido Popular (PP) y que tan buenos resultados depara a sus protegidos, que en síntesis no son otros que los verdaderos instigadores de la situación.



viernes

11

octubre 2013

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Ferrol, en el futuro del naval

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Pretender examinar el difícil momento que está atravesando el sector naval de la ría de Ferrol, limitando todo análisis a las contingencias del último bienio, además de resultar un despropósito, delata un intento interesado de circunscribir al marco de la actualidad las causas de un problema de turbia historia y largo recorrido, con la absurda pretensión que tienen algunos, en concentrar en los hechos recientes toda carga de culpabilidad.

Un estúpido simulacro cuya paternidad recae en quienes después de involucrarse hasta las cejas, ahora, cuando las consecuencias de sus nefastos manejos indican que la salud del sector está en fase terminal, intentan sacudir su implicación en los hechos acusando a sus rivales de tan compleja situación, para de ese modo, poder evadirse de toda responsabilidad.

Clásico proceder de quien defiende que el mejor medio de alcanzar su objetivo de inocencia es tomar el camino opuesto a la verdad.

Lo cierto es que en esta comarca, sumida en una crisis extensiva desde treinta años atrás como consecuencia de una degradante reputación, resulta evidente que le falta dignidad dirigente y le sobran impostores, pues el persistido castigo a su principal sector productivo fue y sigue siendo una maniobra sin rechazo endógeno, un atropello consentido por unos representantes institucionales que en el transcurso de los distintos ciclos de alternancia política, entre el PSOE y el PP, unos y otros, antepusieron el mandato de sus siglas militantes a la obligada exigencia y defensa de un plan de futuro y continuidad de los astilleros; renuncia persistida, que sin ningún género de duda fue el factor desencadenante de la situación extrema en la que actualmente está inmerso el sector..

Ahí estuvo presente el demérito de unos parlamentarios incursos en fraude electoral, la deserción de unos alcaldes afines a la vendetta, la degradante implicación sindical, como también, el camaleónico comportamiento de la representación empresarial, participantes, que lejos de favorecer el ambiente de rehabilitación oportuno cumplieron la función opuesta como colaboradores necesarios para consumar el actual estado de degradación.

Debe entenderse que la variabilidad cíclica del sector naval no puede continuar agravada por ráfagas electorales,
Por eso que a la vista de los hechos y después de treinta años consecutivos de nefasta gestión publica y un balance de resultados impresentable, es obligado poner remedio a esta situación decadente, solución, que inexcusablemente pasa por blindar la administración de las factorías del poder político, al igual que de interferencias exógenas, con la finalidad de establecer su manejo, acorde a las directrices y la disciplina que rigen el funcionamiento de toda empresa privada, estableciendo una dirección que recaiga en un staff corporativo políticamente imparcial, conformado por representantes de prestigio que reúnan además de los requisitos profesionales apropiados, experiencia probada en el sector y cuya continuidad no se vea alterada por avatares de índole electoral sino por índices de eficiencia de resultados y garantizada solvencia.

Debe entenderse que la variabilidad cíclica del sector naval no puede continuar agravada por ráfagas electorales, que en reducida temporalidad motiven cambios en su dirección ejecutiva, pues sus especiales características, requieren que la singularidad de esta actividad mercantil lejos de estar sujeta a alteraciones por metamorfosis política, se desarrolle en un marco de estabilidad y persistencia ejecutiva como método de eficacia y único sistema efectivo de proyectar confianza en la relación con los mercados, para así, poder sortear con éxito las dificultades de acceso a las fuentes de contratación.

Un nuevo rumbo que resulte imprescindible para dar sentido empresarial a esta actividad, y evitar con ello que el gobierno de turno convierta la jerarquía de su control público en un activo político con la finalidad de conseguir rendimientos electorales, por medio de engañosas promesas sin fiabilidad ni contrapartida de solvencia, como demuestra lo ocurrido recientemente con el cada vez mas cuestionado contrato con Pemex y la cada vez mas incierta construcción del comprometido dique flotante, o precedentemente, con el frustrado compromiso de levantamiento de aquel veto de castigo, limitativo de todo acceso a la construcción naval convencional, y que contra todo pronóstico fuera prorrogado con la aquiescencia insólita de una amplia fracción de la representación sindical.

De ahí, que no quepan evasivas a la responsabilidad ni tampoco prorrogas a la insolvencia, pues queda visto que la eliminación del problema no se evita con improvisaciones, ni tampoco tirando del recetario de la sucesión política; el futuro del sector naval pasa por asumir errores de enfoque y establecer como única solución su privatización gestora, no siendo de recibo, mantener por mas tiempo la deficiente función de ejecutivos inútiles ni de directivos de postín, cuya nefasta gestión es la causa promotora de la extrema situación que estamos padeciendo, donde la absoluta carencia de carga de trabajo amenaza con extinguir la continuidad y pervivencia de este sector estratégico

 


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viernes

4

octubre 2013

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Sin empresas no hay empleo

Publicado por , Posteado enOpinión

No cabía aguardar otro resultado distinto, pues el incremento del paro durante el mes de septiembre era un todo esperado; cifra que vino a corroborar que para nada se ha invertido la tendencia a la destrucción de empleo, desautorizando asimismo la euforia del Gobierno, que lejos de interpretar el descenso de los últimos meses en adecuados términos de estacionalidad, se empeñó hasta la saciedad en traducir los datos de ese habitual vuelco de temporada en todo un síntoma de reactivación.

Si en toda acción de gobierno no resulta recomendable negar la evidencia, la situación llega a la estupidez política cuando los gobernantes huyen de la realidad porfiando en repetir sus errores, y justamente esta es la actitud en la que incurre el Ejecutivo del PP a la hora de evaluar el negativo alcance de sus medidas de empleo, pues en vez de asumir sin mas paliativos su adversa repercusión y proceder vía enmienda, sus miembros, en un embate de prepotencia deciden sacar pecho alardeando de tener en su haber los mejores datos de evolución estadística de los últimos tiempos, es decir, la actitud propia de quien en vez de tomar contacto con la racionalidad, opta por la dirección opuesta apostando por la perogrullada como refrendo a su nefasta política laboral
Por mas suplantación de competencias que se pretenda, los hechos demuestran que no es el Consejo de Ministros el referente de generación de empleo, sino las empresas y los empresarios; pero para que el papel de los agentes empresariales pueda llevarse a término, las medidas políticas de acompañamiento han de estar dirigidas a reavivar la economía, objetivo que no se logra con imperativos de austeridad a ultranzas o con la obstrucción de las fuentes de financiación, por cuanto tales prácticas, intensifican la caída de la actividad económica repercutiendo negativamente en el comportamiento del mercado laboral, aspectos que además de disparar el índice de desempleo acrecentan la volatilidad de la tasa de paro.
Para reorientar las políticas de empleo es ineludible un cambio de enfoque, una mudanza de perspectiva que pasa por tomar razón fidedigna de la realidad, por asumir que desde la aparición de la crisis económica fueron más de doscientas treinta mil empresas las que se vieron obligadas a echar el cerrojo a su actividad. Toda una escabechina en la estructura productiva, que mayormente, vino provocada por las sucesivas medidas de austeridad impuestas desde el Gobierno con la excusa de adelgazar el déficit público y reactivar la economía, pero que por incompatible finalidad de postulados surtió el efecto contrario provocando una parálisis en el crecimiento; enrevesada reacción, que además de socavar los pilares del tejido productivo incrementó aún más el ya elevado nivel de desempleo.

Atendiendo a esta coyuntura, resulta irrefutable concluir que el desorbitado desempleo que padece el país, no es algo aislado ni el flujo de una eventualidad incidental, sino la consecuencia directa de una manera equívoca de concebir el desarrollo económico, de ahí su complejidad; pues no se debe obviar que sus causas son efecto directo del desmantelamiento empresarial suscitado por el inadecuado tratamiento aplicado a la recesión económica.
Desatinos que derivaron en una fatal combinación, cuya subsanación obliga a establecer remedios integrales, es decir, respuestas sistémicas de crecimiento, pues al margen de anecdotarios como la inútil reforma laboral, hay que aplicar fórmulas efectivas capaces de motivar la reactivación, y ese que no otro ha de ser el camino a seguir, ya que lejos de toda conjetura hemos de sentenciar que sin empresas no hay empleo.
En esta línea, los pasos deben dirigirse a forzar un cambio en el patrón de crecimiento de nuestra economía, que por eficacia funcional, se obliga a contar con el acompañamiento de un plan de ordenamiento y diversificación de los sectores productivos, y la implícita transformación de los canales de financiación de las actividades empresariales, una nueva programación de estabilidad, que dejando atrás el actual deterioro facilite la consolidación de alternativas de evolución. Esta resolución es obligada, como réplica social a las recusables e infructuosas medidas políticas aplicadas por el Ejecutivo del PP, que en el transcurso de su mandato, no hizo mas que promocionar la economía de casino favoreciendo la especulación financiera de los mercados y de las entidades bancarias en detrimento de la economía productiva, en cuyo ámbito la destrucción de empleo tomó idéntica suerte que el desmoronamiento empresarial.
El objetivo no se plantea fácil, debiendo asumirse que esto no se resuelve a corto plazo, pero también admitiendo que de persistir en la tónica actual, el largo plazo será el punto de encuentro de un desierto empresarial donde la falta de soluciones de empleo se mezclará con la pobreza, para forzar el tránsito colectivo camino de la emigración.



viernes

27

septiembre 2013

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España, made in Germany

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El resultado de los últimos comicios en Alemania, no debe resultarnos ajeno en absoluto, pues sus consecuencias, tienen para España una repercusión mas relevante que si estuviéramos ante el escrutinio de un plebiscito genuino, y ello, en razón a la dependencia cautiva que nuestro país mantiene con el estado teutón en el ámbito de la UE; subordinación, caracterizada por un gregarismo impúdico, mas propio de un gobernante que cambiante con la legitimidad otorgada por su electorado, decidiese establecer renuncia de su propio fuero y plegarse a intereses foráneos, asumiendo con toda naturalidad un papel subalterno como le correspondería al prefecto de un protectorado.

Justamente esa es la degradante función que desempeña un apóstata Rajoy, aquel, que al día siguiente de su triunfo electoral, después de burlar sus compromisos con las urnas, en un ejercicio de obscenidad política, unilateralmente, optó por rehusar la defensa de los intereses comprometidos con los electores, para después de coquetear con la hipocresía, manifestando aquello de ”incumplo mis promesas pero cumplo con mi deber”, decidirse por otorgar ventaja exclusiva a los intereses financieros alemanes.

De disparatada sumisión hay que catalogar la decisión de plegarse a las directivas programáticas de la canciller Merkel, por cuanto su propagada estrategia de austeridad, lejos de ser un remedio a la crisis, es una trampa, una truculenta maniobra utilizada por el Gobierno y la banca alemana, como método de hostigamiento a la deuda de otros países de la zona euro , con la finalidad de desviar la atención sobre ellos mismos. Táctica de acoso dirigida a saquear la economía de los países periféricos del sur europeo, (entre ellos España), con el interesado objetivo de despistar el profundo boquete financiero en el que está sumida la economía germana.

De ahí que mas que una receta para las economías en crisis, la perversa austeridad merkeliana construida sobre ajustes presupuestarios y recortes, en vez de inducir crecimiento inclusivo o actuar como solución de nuestro futuro, resulta ser un antídoto mas perjudicial que la propia enfermedad.

Por ello se hace obligado la exigencia de tomar encuentro con la realidad y erradicar de una vez por siempre el papanatismo europeista, esa deformada visión que desde el euro-entusiasmo acrítico al margen de todo debate, sin reflexión de ventajas e inconvenientes, otorgó al proyecto de unificación europea atributos idílicos, y hasta excelencias que preconizaban un futuro de ensueño.

Enfoque visionado desde la euforia del neoliberalismo, que al recrudecerse la crisis se fue al traste por pérdida de consistencia dando paso al escenario opuesto, es decir, el de una Europa en tránsito directo hacia la desintegración, por causa del empeño alemán de proseguir con sus prácticas especulativas cuya aplicación acentuó divergencias insoportables en el marco de la Unión, toda vez que el tratamiento de austericidio y demás reformas regresivas impuesta por la canciller Merkel, mas que un remedio para los países en dificultades como el nuestro, resultó ser una argucia en provecho propio, y prueba evidente de tal afirmación, es comprobar que mientras Alemania financia su economía colocando deuda pública con índices de interés del 0% e incluso con porcentual negativo, España, deba hacerlo en condiciones leoninas, afrontando hasta el 7% de interés.

Enrevesada dinámica, cuyos perjuicios se hacen extensivos a otros ámbitos de la economía, por la influencia hegemónica del establishment financiero alemán sobre el Banco Central Europeo (BCE); interesado dominio, que convierte a esta entidad en un lobby del Bundesbank, y tales factores de dependencia hacen que mientras el capital financiero alemán se encuentra en su salsa, por aplicación de una anacrónica uniformidad, España se vea abocada a una situación insostenible, donde a la desprotección frente a la especulación financiera haya de añadírsele la paralización de todos sus motores de sostenibilidad y crecimiento, y todo ello , por obra y gracia de una Alemania que menoscabando su prestigio de otrora, con sus prácticas actuales, viene a comportarse como un cicatero imperio colonial que basa su éxito en el desvalijamiento de los países periféricos.

Ante este deprimente panorama son difíciles de entender las muestras de euforia mostradas por el presidente Rajoy, sobre los resultados electorales en Alemania, cuando extralimitándose de la formalidad protocolaria, manifestaba sin el mínimo recato que el triunfo de la canciller Merkel «es una alegría».
No resulta fácilmente deducible si su alborozo es un refrendo de conformidad al acoso sin cuartel que la dirigente alemana mantiene contra nuestro país, o si tal vez , el regocijo atiende al otorgamiento de un nuevo cuño de identidad, con la merecida denominación de España, made in Germany.



sábado

31

agosto 2013

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Empleo, un objetivo quimérico.

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A poco que pasen los días y el estío vaya llegando a su fin, también el barómetro estadístico se verá afectado por el cambio estacional, y el descenso del mercurio no solo influirá en la térmica ambiental, sino también en el desempleo, cuya alteración revelará que aquella alardeada reactivación de meses atrás, lejos de suponer un cambio de tendencia en el mercado laboral como indebidamente apuntaba el Gobierno, la realidad es que tal espejismo se debía única y exclusivamente al ‘efecto verano’, es decir, al influjo de arrastre ocasionado por la temporalidad turística y las campañas agrícolas de marcada estacionalidad.
De ahí que ahora, cuando a la estadística hemos de cepillarle el polvo de la contaminación política es obligado poner límite a la distorsión, pues al mostrarse la evidencia, los hechos indican que aquella hipotética generación de empleo fue tan solo una fábula del PP, un abultado de provisionalidad en la marcha imparable de la destrucción del tejido productivo, y lo que es mas grave, una muestra incontestable conforme la economía española en su actual tesitura será incapaz de crear empleo neto en términos desestacionalizados.

A pesar del negativo impacto de resultados y que las previsiones no auguran cambios en positivo, lejos de asumir que por la vía de recortes y ajustes es imposible ganarle el pulso al desempleo, el presidente Rajoy, inmune al negativismo de las cifras y presa de un optimismo enfermizo, opta por darle la espalda a la realidad manteniendo continuidad con el contrasentido, por medio de otra inútil reforma laboral y el acompañamiento de una inservible ley de emprendedores.
Parches ineficaces, como resulta de todo marco legislativo que en materia laboral no traiga por escolta la garantía de financiación necesaria a los directos agentes de empleo, es decir, de las miles de pymes, autónomos y emprendedores; de tal modo, que mas que tener que debatirse en una interminable prórroga de subsistencia, puedan cumplir establemente su verdadero papel como auténticos dinamizadores de la economía y creadores de riqueza y empleo.

Para mayor abundamiento hemos de constatar que la actual ausencia de crédito amenaza con profundizar el calado de la crisis en razón a un mayor debilitamiento del tejido productivo, cuyo 99% de su estructura, está agrupado en micropymes y pequeñas y medianas empresas que por la cerrazón bancaria a prestar dinero, sumado a los problemas de precariedad financiera que la situación proyecta, acentúan el clima de deterioro, situación que de no remediarse de inmediato aventura el incremento de la destrucción de las actividades empresariales , y por consiguiente, el ascenso de los índices de desempleo.
Una sinrazón injustificable, desde el punto y hora que esto sucede una vez producida la capitalización de la banca española con inyección de ayudas públicas por más de 40.000 millones de euros, y que en teoría haría que fluyera el crédito y que la maquinaria de la actividad productiva volviese a ponerse en marcha.

La falta de interrelación efectiva entre el rescate bancario y la financiación empresarial, pone de manifiesto que a ojos del neoliberalismo imperante que rige los destinos del país, la economía real, mas que un objetivo preferente tiende a cumplir una función accesoria, dada su relegación a un segundo plano en ventaja de la economía especulativa como factor dominante.
Toda una maniobra de cortedad que desenmascara la falsedad del dogma neoliberal que plantea el rechazo de la intervención del Estado en la economía, por cuanto, la evidencia pone de manifiesto que el Estado actual, mas que el conjunto de una sociedad política y jurídicamente organizada capaz de imponer la autoridad de la ley, es un monopolio en manos de los mercados financieros, que carentes de estrategias de empleo imponen la factura de sus excesos, y tomando a saco el control, hacen que todo funcione en exclusiva ventaja de sus propios intereses, contando con el beneplácito y la colaboración necesaria del sector mayoritario de la representación política.

Por tanto, conducidos por un gobierno en funciones, carentes de autonomía financiera, perdido el derecho a decidir y con un Estado que mas que una solución resulta ser un problema; sumado a ello el afianzamiento del modelo neoliberal donde prevalece la protección de los capitales nacionales y extranjeros en detrimento del derecho al trabajo, en ese contexto enrarecido, es indudable que por mas medidas legislativas que se planteen en materia laboral por mas mensajes propagandísticos que se emitan, cada día que transcurra con este lastre a cuestas, la creación y estabilidad en el empleo mas que una posibilidad se antoja una quimera, salvo que la mayoría social apueste por la erradicación del neoliberalismo a través del reemplazo político y la derrota de los mercados especulativos.



sábado

24

agosto 2013

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Del humo a la dignidad.

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En política, el hecho de excederse en sutileza, mas que una muestra de ingenio es una etiqueta de estupidez, y esa equivalencia de analogía es aplicable a quienes ponen todo su empeño en camuflar la realidad desviando la atención de la opinión pública mediante estrategias de distracción, para así mantener el interés de los ciudadanos lejos de los verdaderos problemas del país.

Si primero se excedieron acentuando la crisis económica para imponer como mal menor la renuncia a los derechos sociales y la aceptación forzada del desmantelamiento de los servicios públicos, ahora, para paliar el deslustre que les ocasiona una infecta corrupción, nos quieren convencer que está de moda ser estúpido para que nos adecuemos a ese estado de modernidad asumiendo el papel de idiotas , y así, tras un registro emocional de rancio abolengo patriótico decidamos secundar la esperpéntica trifulca desatada contra Gibraltar.
Ese conflicto político de diseño creado a medida por el PP, con la única finalidad de envolver en humo sus propios desmanes y propagar de ese modo un proselitismo de consumo interno; toda una estrategia de marcadas reminiscencias goebbelianas con emplazamiento en las antípodas del recomendable protagonismo diplomático.
Por tanto no caben interpretaciones sesgadas, pues aquí no existe otra realidad que una desavenencia prefabricada, un ridículo intento por causar un corto circuito en el sentido crítico de los individuos, o lo que es lo mismo, la puesta en funcionamiento de una herramienta de manipulación cuya única finalidad es obtener lealtades políticas aprovechando para ello la rentabilidad que suele aportar la credulidad de los ingenuos.
Con todo, en este asunto lo verdaderamente problemático y hasta notoriamente peligroso no es el propio litigio en si mismo, sino la sobredosis de fanatismo de acompañamiento, que de no ponerse remedio puede derivar en situaciones de mayor complejidad con riesgos inducido a la violencia, extremo que resultaría impropio en una conflagración de estas características, pero de alto riesgo previsible cuando en vez de estar dirigidos por lideres sensatos y emocionalmente estables, la dirección es conducida por unos agitadores de masas proclives al enaltecimiento de radicalismos, pero que en situación extrema, son totalmente incapaces de garantizar la estabilidad y el control de la situación.
Es de todo punto inadmisible que después de estar mirando para otro lado desde la instauración de la democracia, de no haber tomado cartas en el asunto ni establecido en tan largo periodo un marco estable de relaciones bilaterales y estratégicas con los mandatarios del otro lado de la verja, sea ahora, en coincidencia con la situación de mayor degradación y corrupción política y económica que vive nuestro país, cuando tarde mal y arrastro se disparan las alarmas de la preocupación contra una situación de hechos consumados, cuando lo suyo sería poner fin a la escalada de despropósitos y establecer en el tiempo una agenda de diálogo como vía de solución.
El gobierno de Rajoy debe detraer escalada al conflicto dejando al margen pendencias y camorras beligerantes, para conducirse a un encuentro con la sensatez, y así revertir el orden de preferencias en el hacer político, cuyo protagonismo, en modo alguno puede ser ostentado por este sinsentido gibraltareño, debiendo orientar la acción representativa a la resolución de las demandas perentorias del país cuyos exponentes mas significativos no sólo radican en los numerosos escándalos de corrupción sino también en la inestabilidad política con el añadido de la grave recesión y desempleo que aqueja a amplios sectores de la mayoría ciudadana.

A tal efecto en materia de corrupción considerando que en el actual contexto tanto el Gobierno de Mariano Rajoy como el propio Partido Popular están en el ojo del huracán por su presunta implicación en hechos de tal origen, en razón a ello y por higiene democrática, es condición sine qua non que previa investigación se expurguen responsabilidades haciendo caer sobre los implicados todo el peso de la ley con renuncia implícita si fuera el caso .

Pues aún siendo indiscutible que la política es parte innata de nuestra existencia, no es menos cierto, que la presencia de la corrupción es el factor desencadenante de la crisis del sistema que motiva la creciente desconfianza en políticos, partidos e instituciones, cuya consecuencia final es la ruptura entre representantes y ciudadanos, desencuentro que no se resuelve con tácticas de distracción ni defendiendo a los infractores de las garras mediáticas, sino con un rescate de integridad y regeneración capaz de devolver a la función política la dignidad perdida.

Y por mas enredos y vueltas que le quieran dar, mientras esto no ocurra, la degradación política mantendrá su tendencia creciente.


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sábado

17

agosto 2013

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Un camino a ninguna parte

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Quien fuera destacado adalid del neoliberalismo, el economista Milton Friedman, a pesar que de labios a fuera preconizaba la ausencia de toda intervención estatal en la economía, curiosamente, a título personal no predicaba con el ejemplo haciendo caso omiso de sus propios postulados, y así en práctica inversa, durante toda su vida profesional no dudó en acogerse a las subvenciones del estado de Illinois, para sufragar económicamente el desarrollo de su actividad docente en la «escuela de Chicago», es decir, una muestra de perversión de un personaje incoherente, la del teórico neoliberal cargado de contradicciones que sin acudir a ayudas del estado habría arruinado su función mercantil a las primeras de cambio.

Irónico contrasentido de quien en vida ostentara la paternidad del moderno neoliberalismo económico; esa predicada doctrina que tras sus hipotéticas ventajas, enmascara un trasfondo reaccionario que además de devaluar el sistema democrático, induce la incautación del aparato del estado, abriendo vía libre a la liberalización de todo lo público y la conversión de los recursos sociales en amortización financiera.

Esos exponentes son el vivo reflejo de la realidad extensiva que actualmente domina el panorama socio económico de nuestro país, cuyo afianzamiento cuenta con la participación de una generación de reemplazo, heredera dogmática de las tesis del autor neoyorquino, me refiero a los miembros del neoliberalismo español, o lo que es lo mismo, ese agrupado de paridad ideológica en el que confluye un reconvertido socialismo y una derecha recalcitrante, digamos PSOE y PP.

Pues por desconcertante que aparente, estas organizaciones a pesar de mantener ante los electores la ficción de sus diferencias a través de recias rivalidades retóricas, lo cierto es que las dos corrientes políticas son simplemente agentes intercambiables que en razón a su capitalización electoral, alternativamente, vienen siendo utilizadas por el neoliberalismo como colaboradores necesarios, con la exclusiva finalidad de llevar a término su perverso objetivo, que no es otro, que crear una sociedad de desigualdades, donde pequeñas élites económicas sean los únicos favorecidos a costa de extender la pobreza a la gran mayoría social.

De ahí, que por justo encuadre haya de concebirse al neoliberalismo no tan solo como una ideología económica, sino además, como un pensamiento fundamentalista de la vida con tendencia perturbadora, que por su carácter excluyente y marcadamente absolutista, resulta totalmente contraproducente para la estabilidad del país y altamente pernicioso para su salud económica y democrática.

Es evidente que estos prosélitos del credo neoliberal fueron los causantes de la crisis, de ahí que suponga un contrasentido que como culpables del caos, ahora, sigan al frente de la función política defendiendo intereses minoritarios ligados a sus aliados capitalistas, destinando miles de millones de euros de dinero público a salvar a las entidades bancarias copartícipes de la hecatombe, mientras no reparan en reducir el estado social a mínimos a la vez que escamotean recursos de apoyo al fortalecimiento del tejido empresarial y del empleo.

Unas políticas de ajuste que sin ser la solución de nada vienen a incitar la gravedad de los problemas existentes para desembocar en una crisis social de múltiples consecuencias; donde a la depresión económica se le suma la psicológica, siendo el abismo del desempleo, la degradación de los desahucios y el atraco a los preferentistas, exponentes de sus lesivos efectos que conjuntamente al afección repercutida en sanidad y cultura se conforma el mapa actualizado de la cruda realidad española.

Para mayor complejidad es perceptible que el neoliberalismo como ideología es inherentes de corrupción, y no solamente en el plano individual, sino que el propio sistema que esa ideología propicia es factor desencadenante de corrupción colectiva, cuya proliferación se extiende por igual desde el gobierno hasta el conjunto de expresiones del sistema, abarcando en su afección desde el mundo empresarial hasta los partidos políticos. Todo un referente de decadencia y de pérdida de principios éticos que rompe la cohesión social y debilita la institucionalidad, dejando relegada la democracia a un mero referente electoral, donde paradógicamente los compromisos no toman condición de obligaciones .

Por eso que los electores tienen la llave del cambio si quieren erradicar el favorable statu quo de unos pocos en ventaja del interés colectivo, tomando para ello parte activa en una rebelión pacifica pero beligerante, orientada a suprimir de la actualidad política la ideología excluyente del neoliberalismo, y el arma mas contundente para lograr tal finalidad es la emisión de un voto de conciencia y eficacia probada, para así evitar que los adictos a reproducir el despropósito de Milton Friedman sigan a conducirnos en dirección contraria al futuro.