Cartas al Director

Tu voz en la Red

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viernes

14

febrero 2014

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Corrupción: Corruptores y corruptos

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Canseco

La corrupción no tiene límite, esa progresión de  inmoralidad dual entre corruptor y corrupto  que al margen   de la ley  beneficia a ambas partes en perjuicio colectivo de la sociedad, resulta  incesante por la  tolerada condescendencia política,  la sustentada impunidad y la escasez de conciencia social; de ahí que ese cáncer endémico haya mutado con complacencia combinada  hasta  transformarse  en  una compartida norma de conducta, en una práctica asociada a la función política.

Siendo por ello que  la “contracultura de la corrupción” favorecida  por la influencia de los perceptores de prebendas, llegó a enraizar en la propia estructura del Estado  hasta el extremo de socavar la vida institucional del país y transgredir el ordenamiento instaurado,  en un proceso de vulneración   continuada del Estado de Derecho; y toda esta tropelía, por el  ambicioso  objetivo de unos desalmados empeñados  a toda costa en obtener un provecho ajeno al bien común.

De ahí que por su  condición  sistémica y estructural, sea una equivocación  intentar combatir la corrupción  con la intervención exclusiva  de  jueces y la aplicación  estricta del Código Penal, pues cuando  una situación se excede de escala y se va  fuera  de madre,  la gravedad de su deriva   exige otras medidas paliativas que pongan remedio al extravío, toda vez que en  los grandes escándalos de corrupción, llegado al alcance de la actual dimensión, al margen de su condición de testimonio  ejemplarizante, la aplicación del  proceso penal   resulta totalmente  ineficaz para atajar tal nivel de  transgresión.

Como tampoco resulta válido  para remediar la mas difundida corrupción de baja intensidad, esa práctica  cotidiana que  acaba por corromperlo todo;  porque además de la amplitud de su ámbito y su notoria  intensidad, insólitamente, la gran mayoría de esos turbios comportamientos aún escandalizando al país y sembrando alarma social,  ni siquiera son considerados delictivos.

Por tanto, se tiene que dar por cierto  que la tolerancia  asentida durante años   hizo que a tiempo presente   la corrupción esté incrustada en la médula  del sistema, pero también se debe asumir que inversamente a lo debido, en vez de  mitigar  sus perjuicios,  la permisividad política siguió prodigando su proliferación, como lo testifica la interminable implicación en actos ilícitos de multitud de  sujetos   connotados  con distintos niveles   o esferas de la administración y especialmente con aquellos  que por vulnerabilidad afectan a la contratación pública, donde  a juzgar por los hechos  el  actual marco jurídico resulta cuanto menos insuficiente, pues  no resuelve en modo alguno  las numerosas deficiencias en los mecanismos de control.

De ahí que para eliminar  el habitual saqueo  de los corruptos políticos, haya de invertirse el actual ordenamiento a fin de suprimir  a sus colaboradores  en la comisión del delito, objetivo, que pasa   obligatoriamente por el establecimiento  de una  función pública mucho más rígida, pues eso es lo obligado cuando quien  debiera  velar por el cumplimiento de la disciplina legal no es capaz de  comportarse  debidamente  en un entorno de confianza y libertad, y tal decisión arrastra consigo como exigencia, que  todo puesto de responsabilidad en la gestión de la  Administración recaiga exclusivamente  en funcionarios públicos de carrera encargados del control y la fiscalización de los procedimientos,  sin cuyo visto bueno,  ni puedan progresar los expedientes ni tampoco sea posible la aprobación del gasto.

Medidas cuyo implícito  tendrá  que causar forzosamente  la exclusión inspectora del  personal eventual o de confianza, que colocado a dedo,  venían gestionando la  tramitación  de los procedimientos  con participación  resolutiva  en las mesas de contratación.

Si la complicidad política con la corrupción es una evidencia, cuando desde la cúpula de la patronal se enjuician los escándalos de corrupción como una catástrofe, lo cierto es que por lo regular tal manifestación es puramente una formalidad declarativa,  que  tras de si, mas que una crítica de condena  a esas prácticas infectas esconde un actitud de doble moral sin propósito de enmienda, actitud, que  atribuye  a los representantes del colectivo empresarial  la condición de copartícipes  como asimismo cómplices  de los corruptores que se  cobijan en esas  entidades  disfrazados de empresarios.

Desde la representación empresarial debieran saber que arbitrariamente  la corrupción se centra mucho en los corruptos y poco  en los corruptores, y por la parte que le afecta está obligada a dar  un paso adelante en su compromiso anticorrupción y apostar de forma decidida   por las buenas prácticas asociativas, excluyendo de su foro a los corruptores, pues de no hacerlo, no solo estaría amparando los malos hábitos empresariales  sino que  vendría a cercenar la libre competencia perjudicando con ello a  otros empresarios  competidores que por código de conducta no recurren a esos procedimientos ilícitos

Es incuestionable pues, que  para erradicar la corrupción no ha de quedar  sola la judicatura luchando contra esta causa, siendo preciso por obligada colaboración,  que las asociaciones empresariales en la parte que les toca  se involucren en esta lucha hasta lograr darle un vuelco a tan compleja realidad.



viernes

7

febrero 2014

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El paro, una deprimente realidad

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Cuando al año de ser rescatada con dinero público, la banca progenitora  de la crisis redobla de júbilo alardeando haber multiplicado por cuatro sus beneficios en el último ejercicio, no piense nadie que tal dato indica que la economía del país tenga salido del atolladero, lo único que viene a incriminar  esa cuenta de resultados es la  deslavazada política llevada a término por el actual ejecutivo desde el origen de la legislatura, por cuanto, al patrocinar que la especulativa bancaria prosiga su desenfreno a costa de financiar al propio Estado, favoreciendo esa práctica ventajista, además de promover una  competencia desleal,   Rajoy y el  PP están contribuyendo  a que la inhibición bancaria hacia la economía productiva motive una situación de  inanición financiera, cuya deriva,   trae implícito  la destrucción en cadena  del tejido empresarial provocando por añadidura la absoluta inviabilidad de rehabilitación del mercado laboral  y por consiguiente la imposible creación  de empleo.

Pero con todo,  teniendo carácter determinante no debemos  circunscribir en exclusiva los motivos del paro al fracasado sistema bancario, pues  aún sabiendo que su prelación se orienta a la actividad especulativa con declinación a  intervenir en la economía real y a financiar proyectos  empresariales; existen otros hándicaps de acompañamiento que conjuntamente  componen el combinado explosivo que nos condujo y nos mantiene en la caótica situación de desempleo  que padecen 6 millones de ciudadanos, cuantía  que mas que decaer mantiene una clara   tendencia ascendente.

Causas  que en modo alguno  se debieran  tapar con la  recurrente excusa de una infundada  rigidez  del mercado de trabajo o la puesta en práctica  de una errónea reforma laboral, cuando los verdaderos impedimentos  al margen de los factores netamente financieros, giran en torno a inconvenientes de otra índole, como resulta ser  la inutilidad en afrontar  como país una reorganización profunda de nuestro sistema económico  y la diversificación de los sectores productivos, una limitación agravada por la  suspensión del papel dinamizador que para la economía y el empleo ostentaran las  Pymes y los  autónomos, a lo que hay que añadir,   el oscurantismo en lacontratación  pública, y sobremanera, la corrupción política cuya repercusión produjo un cataclismo en la  estabilidad del país, que claramente,   además de ocasionar  una degradación política de primer orden, fue y es el  principal escollo  que impide  la reactivación económica    y  la creación de empleo.

Partiendo de la premisa  que el prestigio de la democracia depende de la ejemplaridad de los comportamientos políticos y la rectitud de las instituciones públicas, en el actual estado de cosas, es difícil  asumir  la fiabilidad de cualquier cambio a positivo cuando su  autoría intelectual viene a recaer en individuos de moralidad despistada,   o en sujetos de baja calaña  a los que no les interesa lo mas mínimo ni la regeneración democrática, ni la supresión del nepotismo, como tampoco el cese de la corrupción  o la imposición de medidas  de transparencia contractual, por cuanto  su acción política se remite en exclusiva  a la  continuidad de sus privilegios lucrativos  y paradójicamente este perfil de conducta es la referencia dominante entre quienes  para desgracia colectiva  tienen entre sus  cometido dar solución a un problema que como el desempleo, ni sienten  como propio ni les afecta a sus intereses.

Por esa falta de sensibilidad y las contradictorias políticas de aplicación, resulta  una canallada  estar alimentando falsas expectativas al asegurar que en  el  2014 habrá creación neta de empleo,   cuando tal afirmación es una completa falacia si persisten  las  actuales políticas de corte neoliberal,     siendo la mas contundente réplica  a tal estimación, la  tasa de paro en torno al 27%, toda una  muestra evidente del fracaso resultante de una austeridad a ultranzas   que puede ser la herramienta para seguir enriqueciendo a la banca,   pero para nada  la solución apropiada  para aumentar la actividad económica, tal es así, que desde la entrada en vigor del programa de austeridad impuesto por la troika (Comisión Europea, BCE, FMI), en la primavera del 2010 hasta finales del 2013, no se  ha logrado  ningún resultado positivo en términos de mercado laboral, es mas,   es de referir  que en dicho periodo, se han perdido 1, 6 millones de empleos, o lo que es lo mismo  un 8, 5% de la ocupación total existente en aquel entonces.

Todo ello indica que si la degradación política es el lastre, la austeridad es el obstáculo para poner remedio al problema del desempleo,   y sin apostar por un cambio radical hacia  la regeneración democrática  y la instauración  de  políticas de crecimiento, pese al chorro  propagandístico del Gobierno, esa interpretación de mejoría puntual que deducen de los indicadores macroeconómicos,   mas que un preámbulo a la  prosperidad  será una prorroga al continuismo en el desempleo,   de ahí que resulte  incongruente  seguir alimentando  abstracciones; pues solo desde la estabilidad  política  y la reactivación del tejido productivo via pequeñas y medianas empresas y autónomos, se encaminará un tránsito fiable  y efectivo hacia la creación de empleo. Siendo todo planteamiento una pura estratagema



viernes

31

enero 2014

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A vueltas con la democracia orgánica

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Sablazo

Robarle  tiempo al tiempo, es el título de un bolero romántico, muy en boga,   que con maestría  interpreta Café Quijano, pero también  habría de ser el empeño que debiera  de imponerse todo político para llevar a buen   término los  compromisos electorales  que le condujeron al poder, margen merecido  siempre que  su discurso se sustente invariable, pues si pasadas las elecciones decidiese mudar de mensaje, es obvio  que mas que robarle tiempo al tiempo,  lo suyo  sin la mínima  moratoria,  sería que liase  los  bártulos   llevando consigo la composición  de su partitura apócrifa  como fondo musical  a la  merecida marcha que le acompañe  en la  dimisión.

Es de señalar que en política, contra inconsecuentes pretensiones,  la legitimidad  democrática  tan solo la otorgan las urnas cuando políticamente se mantienen las obligaciones  contraídas en el proceso electoral, sin alteraciones, involuciones  ni   adulteraciones clandestinas, y solo quien satisfaga esa prevalencia  puede arrogarse autenticidad representativa, debiendo ser desalojados de la vida política aquellos que  no afiancen esta premisa; pues por integridad y limpieza democrática, no debe ser  ejercido el  poder por quien lo  alcanza mediante  malas prácticas o a través del  estraperlo electoral.

Cuando esto ocurre  no  han de caber tolerancias,  siendo obligado entonces tomar implicación activa  para  el restablecimiento de una   cultura electoral  sustentada en valores, reglas y principios, cuya primera medida  por salud democrática,  debe consistir  en  consumar  la eliminación y  el  relevo  de quienes tienen por  todo  ideario la mala praxis de ejercer   políticamente como  infames y embaucadores.

Todo esto viene a colación porque,   el PP a pesar de que  la Ley de Partidos, establece  que los programas electorales tienen que cumplir la Constitución,  lo cierto es,  que  en las elecciones de Noviembre de 2011, con el claro objetivo de modificar la opinión pública y de esta manera vencer  en  dichas elecciones y hacerse con el Gobierno del  país, no dudó  en mentir descaradamente por medio de un falso  programa electoral, hecho, que limitó la recepción a una información veraz, y tal impedimento supuso la vulneración de los derechos fundamentales establecidos tanto en el artículo 20.1.d como  por extensión en  el artículo 23.1 de la Constitución.

Habiendo de añadir a ello  que aquella maniobra además de   coartar la libertad de elegir libremente a los representantes  ciudadanos, tuvo por  agravante añadido, que fue el ahora renegado  Rajoy, quien  como candidato, comprometió ante los electores que aquel programa electoral  sustentaría  su acción de Gobierno; resultando por tanto una afrenta democrática que quien no limitó sus actos al acatamiento  de la Constitución  venga ahora a erigirse en adalid de la misma,  y para mas desvergüenza, tenga la osadía de arrogarse  legitimidad de representación.

Pero si grave fue la emisión de falsa información  para ventajosa obtención  de rendimientos electorales, mucho mas tortuoso  fue traicionar al electorado haciendo transitar  aquellos   votos robados en el pútrido instrumento de las urnas, en dirección opuesta a su propósito,   y así en una  faena  de devaluación democrática   en vez de satisfacer el mandato popular  contra todo  pronóstico fueron  usados  para favorecer las turbias maniobras de los  poderes fácticos  y de los mercados financieros. O quizás seria mas acertado decir, si me permiten la hipérbole, que este Gobierno nos está conduciendo  a la involución, por cuanto  sus prácticas políticas  mas que ajustadas a reglas   democráticas  son  el tránsito directo hacia  episodios  del  mas severo  franquismo.

Con la estulticia de sus  dirigentes y  el desvarío  político, de forma irresponsable,  el PP está  promoviendo el derecho de insurrección,   pues el expolio generalizado hace que  al pueblo damnificado,   harto de ninguneos, se le agote la paciencia y  exteriorice su indignación  como reacción  correctiva hacia quien a propio intento, opta por hundir  un proyecto de país  en favor  de  un proyecto de poder, y cuando en razón a ello  la tensión se torna extrema, y el Gobierno con sus políticas insiste en contravenir el orden constitucional, en ese momento, más allá de la simple manifestación de descontento,  a los afectados  les asiste pleno derecho a  la desobediencia y a la insurrección al objeto de  restituir el orden alterado por esa transgresión, toda vez  que con la Constitución en la mano,  las drásticas políticas del ejecutivo de Rajoy estarían fuera de la ley.

Cuando después de  engañar al electorado, las consecuencias del desfalco democrático afectan perniciosamente a derechos fundamentales de la ciudadanía  como   el  trabajo, la educación  y la sanidad, únicamente  un infame  en vez de proceder en enmienda,  intenta aplacar  la rebeldía a través del palo y tente tieso   de una  ley «mordaza»,  proceder característico de quien decide  sustentarse en el poder  a base  de represión; una deriva  involucionista   que ningún demócrata que se precie debe estar  dispuesto a transigir.


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domingo

26

enero 2014

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Derrocar a la dictadura invisible

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Cuando en los comicios del 2011 el PP alcanzó el triunfo electoral adjudicándose una mayoría súper holgada en las urnas, es más que sabido que tanto nuestra economía como la de la Unión Europea ya estaban inmersas en la recesión causada por el estallido de la burbuja inmobiliaria, que fronteras adentro fuera alentada y favorecida por el ex presidente Aznar que a efectos internos fue el principal causante de la posterior debacle.

Aquella enrevesada situación a pesar de su notoriedad, por miopía política un PSOE alternante negó porfiadamente, siendo su obstinación por ocultar la verdad, además de una insensatez, el estigma que alimentó la desconfianza y el escepticismo de una masa electoral aclimatada a la cultura del Estado del Bienestar, que perceptora del pervertido hipnotismo socialista y del shock traumático que se avecinaba, ingenuamente, lejos de buscar alternativa electoral en fuentes del progresismo, optó mayoritariamente por dejarse encandilar por los cantos de sirena de una reaccionaria derecha «popular».

Si el insensato espaldarazo de ese electorado crédulo fue la clave del abultado resultado del PP en aquellos comicios, no es menos cierto, que también fue ese mismo apoyo quien por el talante involutivo del receptor y por sus malas praxis en la administración del poder, propició la quiebra institucional, y en suplencia, impuso la instauración de una dictadura invisible, ese modelo que disfrazado de democracia además de suprimir las aspiraciones colectivas, comandó los designios del país y cuya rancia repercusión condujo al menoscabo de la totalidad de las garantías constitucionales afectando por un igual tanto al marco de las libertades como a los derechos fundamentales.

Ahí tenemos como muestra, el espíritu totalitario de las leyes en tramitación como la generalizada supresión de la ecuanimidad, una situación de deterioro colectivo, donde a la masiva pérdida de empleo le siguen las prácticas de desahucio, las desigualdades en la distribución de la renta y demás perjuicios agregados que sitúan al quórum social en el umbral de la pobreza y en estado de exclusión, en una posición extrema que sin mas paliativos exige con urgencia un proceso de catarsis integral como único procedimiento efectivo para alcanzar la restitución de una democracia perdida.

En consecuencia, no deben caber mas tolerancias con quienes utilizan la política para beneficio de unos pocos, siendo obligado erradicar la dominante pasividad reinante para dar paso a la potenciación de una conciencia crítica, y recuperar con ello los valores caídos en desuso, para así, despertar la adormecida indignación colectiva como réplica a la injusticia imperante, con la firme decisión de quebrantar las normas y las leyes impuestas por los artífices políticos de esta perniciosa dictadura invisible , sin descartar cuantas acciones sean necesarias para garantizar el cumplimiento del espíritu y la letra del marco constitucional y la restitución de unos proscritos valores democráticos; si bien para alcanzar esa meta, además de cordura electoral, es imprescindible superar las insuficientes formas de una simple democracia espectadora para progresar hacia una verdadera democracia participativa.

Ahora bien , ello será harto difícil mientras perviva la condescendencia con los manipuladores políticos y se siga otorgando crédito electoral a sus insolvencias, pudiendo afirmarse que no existirá reconducción posible si no se da una transformación en la mente de los votantes para adaptar su parecer a una nueva forma de pensar, pues resulta evidente que en la actual tesitura el valor que se esconde detrás de cada voto es un todo inservible a la hora de limpiar el sistema y las instituciones de políticos infectos, y esto está íntimamente ligado con la decadencia moral, política y económica que acorrala al país.

Es por ello, que por mas voluntad popular que haya secuestrado en las urnas, el PP, por su propio credo ideológico y sus connotaciones con los escándalos y la corrupción, políticamente es la opción menos apropiada para poner remedio a la situación extrema que vive el país, toda vez que sus objetivos, lejos de atender a las aspiraciones de sus electores responden en exclusiva al mandato e intereses de la élite financiera, de ahí que haya de hacerse caso omiso cuando el Presidente Rajoy en su plática doctrinal llega a confirmar, que la economía ha salido de la trinchera y combate en el frente de recuperación, cuando es de todo punto notorio que la propia crisis institucional impide alcanzar tal posibilidad.

En razón a lo expuesto, cuando se avecina un nuevo proceso electoral es tiempo de reflexión y momento apropiado para descolgarse de ese neoliberalismo confuso, época también de mudanza para desechar la coacción al voto útil y decidirse por poner en valor principios éticos, votando al partido de ideología acorde, combatiendo así treinta y cinco años de putocracia bipartidistas y evitando la indigestión de tragar por democracia esta esperpéntica dictadura invisible



sábado

18

enero 2014

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La corrupcion se niega a abortar

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Corrupción castellano

Según el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), la preocupación de los ciudadanos por la corrupción se consolida como el segundo problema de inquietud tras el paro, sin embargo, aunque el alcance de su envergadura es descomunal, es obligado matizar que al margen de un superior eco mediático, en la actualidad, no existe mayor grado de corrupción que el de tiempos pretéritos; lo que si ocurre, es que ahora la ciudadanía terriblemente afectada en sus propios intereses por el impacto de la crisis y por la repercusión de sus efectos, con manifiesta indignación rechaza asumir como propias las consecuencias trascendidas, y ese que no otro es el motivo de su actual negativa a seguir encubriendo lo que durante tres décadas vino a permitir haciendo mutis por el foro.

En otras palabras, la expresada preocupación de ahora es en exclusiva una actitud de protesta testimonial frente al daño recibido, y por tanto la condena a los extravíos de esta mafia corrupta, salvo en contadas excepciones, es mas un rebote por la influencia de los perjuicios de la crisis económica que una expresión de rebeldía alzada desde una conciencia crítica.

El drama de la corrupción cuyo origen se intenta restringir a unos escándalos de actualidad, va mucho mas allá de tal consideración , pues el hecho cierto es que estamos ante una transferencia del franquismo que después de burlar todos los filtros de la transición logró arraigarse como parte estructural de la democracia, hasta el extremo de consolidar su institucionalización, y eso motivó que desde la oficialidad del nuevo sistema las malas praxis del continuista y siempre dominante poder económico del antiguo régimen (verdadero poder de Estado,) hiciese mella en una clase política disoluta, siendo esa la causa fundamental que ocasionó que en el transcurso de treinta y cinco largos años, al margen de siglas partidistas, la casi totalidad del sistema político del país apareciese abiertamente connotado con la corrupción.

Muestra de ello es la interminable sucesión y diversidad de escándalos que aún con desigual hilván llegaron al extremo de uniformar patrones de distinta identidad, siendo muestra tangible de tal compleja concurrencia el caso Filesa y la trama Gürtel; hitos de referencia de una extendida e inacabable relación de escándalos intermedios (Campeón, Palma Arena, ERE de Andalucía, Malaya, Pokemon, Noós, Pallerols, Brugal, Pretoria….. ), que conjuntamente, sin distingo de implicación hay que circunscribir en una coincidente defraudación de la confianza pública, que en suma es el auténtico punto de arranque de la corrosiva corrupción política, de esa maquinación subversiva que además de devaluar el entusiasmo colectivo por la democracia pone en serio peligro la estabilidad del Estado de Derecho.

Todo un turbio proceder de los representantes institucionales, con la sórdida finalidad de satisfacer su ilegítimo enriquecimiento personal, ánimo lucrativo que al parecer es el único centro de censura de los casos de corrupción, y cuya reprobación desaparece para las mismas voces críticas cuando la infracción cometida reporta algún tipo de ventaja para la comunidad, pues al producirse tal circunstancia, ocurre, que todos los actos de corrupción derivados de una conducta ilegal pasan a tomar condición de inadvertidos o son percibidos como inocuos; todo un exponente de excedida tolerancia que da cabida a comportamientos de doble moral y de adulteración democrática que sin atenuante que valga vienen a delatar la mala pedagogía de nuestra cultura política.

La corrupción no tiene distingos ni color político, y mal vamos si optamos por tomar percepción objetiva de este flagelo al margen de una perspectiva global adjudicando categorías de admisión o reprobación de los hechos de forma aleatoria, pues se mire por donde se quiera, tan corruptos son los numerosos actos de trasfondo lucrativo, como las prácticas de extorsión, sin excluir el favoritismo en la contratación pública o el tan llevado nepotismo, ese trato preferencial reservado a miembros de la familia política sin cualificación de idoneidad para el cargo. No debiendo obviarse además que la corrupción es tanto mas profunda y generalizada cuando se origina en el seno de una sociedad en crisis con una economía en receso e improductiva, lo que en síntesis viene a ser el vivo reflejo de nuestra realidad como país.

Es de precisar por tanto, que desde la instauración de la democracia la degradación política creció en paralelo a una corrupción ascendente, y si quienes ahora manifiestan su malestar critico a través del barómetro de opinión, a tiempo debido hicieran pagar en las urnas las extralimitaciones perpetradas por los culpables, tengan por seguro que además de cerrarle la puerta a la crisis evitaríamos haber llevado la democracia a tan extrema degradación; por ello no caben mas declarativos de lamentación ni distingos de excepción, pues lo suyo y procedente cara a futuros comicios es tomar conciencia del sentido del voto, al solo efecto de instaurar un nuevo orden y evitar así, que por un inadecuado sufragio ciudadano sigan siendo las urnas las obligadas a indultar a los corruptos y a su maldita corrupción.


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viernes

10

enero 2014

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Un país en apócrifa reactivación

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Como opción personal, si alguien quiere llevarle la contraria a la realidad, a pesar de lo incorrecto de tal decisión está en su derecho de hacerlo, por cuanto se trata de un ejercicio de libre albedrío y sobre todo de una práctica muy servicial para quien le plazca actuar como un completo zopenco o le agrade tirar de la quimera para satisfacer su vanidad; ahora bien, una cosa es el narcisismo disoluto y otra distinta elevar el egocentrismo enfermizo a rango doctrinal para hacer tragar a los demás con tan anacrónica excentricidad, y esto por increíble que resulte es la tendencia que viene siguiendo el PP y sus acólitos cuando a través de artificios, intentan vendernos humo, engañosamente etiquetado de aparente realidad.

Es perceptible que quien en su día utilizó las malas prácticas y la mentira para acceder al poder , actualmente por aquello del afianzamiento, mas que mudar de hábitos mantenga idéntico proceder, pues si así no fuera la seriedad se haría notar en la función del actual Ejecutivo, y sin embargo, lejos de todo cambio , cuando el país sigue en caída libre, los miembros del gabinete con Rajoy al frente optan por la artimaña de invertir la realidad de los hechos camuflando una nueva etapa de recortes tras un anunciado advenimiento de reactivación, proclama, que por inverosímil hace que percibamos con mas intensidad si cabe, que el futuro del país mas que estar en manos de unos dirigentes de solvencia probada está a expensas de la temeridad que instruye un hatajo de completos incompetentes que sin ser solución a nada si acentúan complejidad a la situación.

Por tanto, no se deben silenciar actitudes engañosas de quienes se dedican a alimentar falsas expectativas versionando a su antojo la realidad, pues en la actual coyuntura, mientras se mantengan la simulación como práctica política es harto improbable que pueda darse el mínimo síntoma de reactivación, y eso es así por mas mensajes subliminales que difunda un estrafalario Rajoy, por cuanto, intentar cambiar el país asumiendo como propias las directrices impuestas por los mercados financieros, mas que preservar el funcionamiento positivo de la economía es apostar por su retracción, siendo tal práctica un distintivo de quien voluntariamente, a espaldas de sus electores, ejerce gustosamente como hijo adoptivo de los progenitores de la crisis.

Cuando la estructura productiva del país se hunde en la vorágine causada por los artífices de la regresión económica, es una entelequia del PP anunciar visos de solución, y cuando ello se produce en un escenario como el actual donde cada día cierran alrededor de 200 pequeñas y medianas empresas y se destruyen 2.300 puestos de trabajo, entonces, sostener tal afirmación se ha de percibir como una falacia con ánimo tergiversador, cuya única finalidad no es otra que escabullir el fracaso de sus políticas de reactivación como lo indican las 680.000 firmas mercantiles que han cesado su actividad y las 994.000 personas que han perdido el empleo, y todo, durante el bienio negro del mandato conservador, deterioro laboral al que en idéntico periodo hay que añadir los 198.000 jóvenes dados de baja del paro por su «espíritu aventurero», por ese impulso a la excursión que durante años, equívocadamente, mal llamábamos emigración.

Mientras esto ocurre y la cultura de la producción y el empleo sigue a ras de suelo, su antónima, la «economía de casino» no cesa de festejar excedidos beneficios y desorbitados estipendios especulativos, logrados, a costa de apropiarse del producto de una arbitraria austeridad y de los recortes aplicados a la política de bienestar, siendo un referente de tan escandaloso escamoteo la ventajosa situación de la banca genuina, quien en coincidencia con el rescate europeo de 41.000 millones y al mismo tiempo de recibir la inyección de 108.361 millones de ayudas públicas, tan solo en el año 2013 llegó a duplicar sus beneficios embolsando hasta el tercer trimestre la nada desdeñable cuantía de 6.702 millones de euros.

Incoherente paradoja, máxime si este resultado se produce cuando la banca cierra el grifo a las empresas y lo abre a las Administraciones Públicas a través de una desacertada decisión de parcialidad económica, por cuanto al dar preferencia a ese vuelco, nueve de cada diez empresas se vieron ahogadas por la restricción crediticia de esas entidades financieras a las que el Gobierno por permisividad ventajista les autoriza que campen a sus anchas al margen de toda regulación, sin guardar disciplina de conducta ni cumplir con el objetivo de su función social.

La gradual deriva del PP hacia postulados de ultra derecha hace que sus políticas por reaccionarias asusten al miedo y apesten a involución, de no ser así, habrían de entender que la verdadera dinamización solo tiene en la economía productiva su aliado natural y que toda versión ajena a esta alianza surtirá efecto contrario al previsto, conduciendo hacia un permanente estado de recesión, complejidad, que motivará que el país siga su ritmo endemoniado hacia el desastre, y todo, por la absurda pretensión de quien intenta poner remedio a la crisis a golpe de una apócrifa reactivación.



viernes

27

diciembre 2013

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Los otros Santos Inocentes

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Hoy, ya entreabierta la puerta de fin de año, vivimos una fecha heterogénea, una jornada donde los medios de comunicación aprovechan para colar el gazapo y hacerlo pasar como noticia cierta, una data, que otros utilizan para dar rienda suelta a su singular sentido del humor, y el mismo día que los integristas del nacional catolicismo monopolizan ortodoxia para dar otra vuelta de rosca a su interesada cruzada de agitación y propaganda antiabortista, es decir, toda una métrica combinada de diversidad característica, una muestra variada que pone de manifiesto las distintas sensibilidades que rodean la conmemoración de aquel episodio hagiográfico del cristianismo sobre la matanza de los niños de Judea que instigara el cruel Herodes, con el fin de exterminar aun recién nacido Jesús de Nazaret.

Para acentuar esa pluralidad distintiva, tampoco seré yo quien hoy se reafirme en dar sentido estricto a la festividad litúrgica instituida por el Papa Pio V, aún cuando, por entender que la actualidad lo requiere, si traigo a colación a los Santos Inocentes, pero a otros mártires distintos a los de la celebración de este día, los magistralmente creados por Miguel Delibes en su extraordinaria novela que con idéntico título llevara Mario Camus a la pantalla, en la que fue y sigue siendo una de las mejores películas del cine español.

Novela y film que ilustran de forma realista la España franquista de los años 60, constituyendo su contenido una denuncia contra la ostensible política de marginación que en la sociedad de aquel tiempo tuvo especial repercusión sobre la vida de los menos favorecidos; lesiva influencia, que ahora, 53 años más tarde, en figurante democracia y con cambiantes protagonistas, de súbito, mas que mostrarse como el reflejo de una época superada, con la irrupción del nuevo Ejecutivo del Partido Popular pasó a tomar categoría de plena actualidad y la mas completa vigencia.

Es como si contra natura, fuera actualmente la ironía quien marcara la dirección de nuestro futuro, imponiendo por obligado itinerario un adverso viaje a aquel tiempo pretérito, haciendo que los fantasmas de la época negra de nuestra historia tomen cuerpo de realidad en pleno siglo XXI, y así, si en aquel entonces era el ritmo de la dictadura y el absolutismo de la oligarquía quien marcaba la pauta de regresión a los Santos Inocentes de la época, a los damnificados del tiempo presente, es la asimetría democrática y los mercados financieros con la colaboración política necesaria, quien imponen la instauración de un nuevo orden autocrático cuya hostilidad ocasiona la pesadumbre en la población mas expuesta, o lo que es lo mismo, en la amplia comunidad que agrupa a estos otros Santos Inocentes.

De ahí que cuando para desgracia social la derecha mas reaccionaria de toda Europa ejerce función de gobierno y decide desmontar los eslabones de la cadena que sustentara la sociedad del bienestar, la brusca pérdida de aquellos derechos adquiridos, hace que el oficialismo religioso que rodea esta celebración tome carácter accesorio, y muy especialmente la cruzada antiabortista de quienes tras su fingido empeño por preservar la vida, mantienen abierta complicidad con las antisociales medidas del gobierno que paradójicamente afectan a la subsistencia social como forma y acción de vivir.

Siendo el testimonio de estos escamoteos, quien por traslación en el tiempo hacen obligado rememorar aquella película de Camus, y especialmente la repercusión de su influencia en el profuso colectivo que integran los nuevos Santos Inocentes, a quien además de sustraerles el futuro les intentan ahora arrebatar la dignidad.

Pues a partir del golpe de estado global causante de la eclosión de la crisis de diseño del 2008, se intenta por todos los medios forzar la capitulación los derechos civiles y laborales de pertenencia en asunción a las presión impuesta por el nuevo orden mundial, contando con la mano interventora del actual Ejecutivo del Partido Popular, organización política que a juzgar por los hechos, viene dispuesta a extender el estado de pánico y con ello reducir la resistencia a mínimos para rebajar la conflictividad social, y lograr con ello, que la única reivindicación admisible se reduzca a sobrevivir en mimética correspondencia al comportamiento de aquellos sumisos jornaleros que con toda crudeza creara en tinta y papel el maestro Delibes.

Pero los instigadores políticos de la situación, antes de cantar triunfo debieran saber que no son buenos tiempos para el conformismo, y por tanto, que el futuro de las personas ni es negociable ni admite renuncia de tipo alguno, y que toda medida impuesta contraviniendo los derechos establecidos en el ordenamiento constitucional contará con la réplica acorde, pues como en el desenlace de la novela de referencia, cuando el poder pisotea los derechos fundamentales y el abuso se hace intolerable, hasta los Santos Inocentes reaccionan en clave de escarmiento.



viernes

29

noviembre 2013

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Los peregrinos de la distracción

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En el ámbito religioso hay creyentes extremadamente místicos que por no involucrar a Dios en sus desgracias, toman por beata decisión la inútil tarea de ir golpear la aldaba a la puerta de San Pedro.
Justamente este es el proceder reflejo que en la comarca de Ferrolterra, desempeñan actualmente, los devotos Alcaldes del PP y demás siervos del rebaño conservador, cuando deciden marchar en peregrinación hacia la Villa y Corte en plegaria de remedios para garantizar la solidez de las dos instalaciones navales de la ría, y una vez allí, en vez de acudir a la sede de la cancillería apostólica de Moncloa y hacer tocar las campanas a rebato en señal de emergencia, contra toda lógica, deciden usar el despiste doctrinal, y en súplica de indulgencia ir pulsar el timbre a la a la sacristía catedralicia de la SEPI.

Visto semejante proceder, después del largo tránsito de reconversión, cuando debieran estar vacunados de estupidez política, ahora, va resultar que esta tropa, lejos de tomar encuentro con la sensatez y hacer valer su condición de legítimos representantes defendiendo la continuidad del sector y el mantenimiento del empleo, a través de su rocambolesco galimatías, lo único que vienen a revelar es que detrás de su ensayado simulacro no existe otra finalidad que cubrirle las espaldas al actual Ejecutivo.

Y así, mientras que con su táctica de confusión cargan tintas de inculpación hacia terceros impropios, con tan sibilino proceder vienen a exculpar a los responsables políticos directos y únicos causantes de la situación, posibilitando que Rajoy al frente, asistido por su gabinete, pueda concluir sin impedimentos el último capítulo de la reconversión, cuya culminación traerá implícito la destrucción integral del empleo existente y por consiguiente el cierre a cal y canto de ambas factorías.

Por eso que ahora, en pleno ecuador de la legislatura, cuando los resultados del Gobierno se miden en escala de mentiras e incumplimientos, resulta una completa desfachatez que los directos responsables quieran evadir los vínculos políticos concertados con los electores, poniendo por chivo expiatorio a la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), que aun siendo un organismo de nula eficacia, no resulta de recibo, trasmitirle como propias las responsabilidades que envuelven el actual fracaso político.
De ahí la incongruencia que supone el proceder del estos gregarios comarcales que en vez de exigir de la curia política resoluciones al respecto, en una maniobra de desconcierto, juegan a perder los papeles, y en esa tesitura deciden hacer cargar toda responsabilidad sobre unos incautos monaguillos.

Un modo poco ortodoxo de encubrir cataduras de una realidad política enrevesada, que por resultar incómoda para sus protagonistas lleva implícita la ocultación de la verdad al igual que la finalidad de sus propósitos, y así es, como lejos de la debida trasparencia se impone el ocultismo en la gestión de los procedimientos clave para la continuidad del sector, de ahí, el total desconocimiento que rodea la construcción del comprometido dique flotante, al igual que la total desinformación sobre las negociaciones con la Unión Europea para el levantamiento del veto a la construcción naval civil, o el enigmático estado del contrato con la mexicana Pemex.

Después de 30 largos años percibiendo idéntico comportamiento y un grado de deterioro en progresión creciente, ante este escenario, cuando la connivencia es manifiesta y la artimañas insostenibles no debe quedar mas espacio para la confabulación, pero si argumentos y razones sobradas para promover la confrontación social, pues no hemos de olvidar, que los sucesivos planes de ajuste impuestos en ambos astilleros, al igual que la aplicación de las directiva que ponía fin a la construcción naval convencional y su posterior exclusión del mercado offshore, fueron llevadas fácilmente a término, como actualmente puede ocurrir, al contar con la degradante figura de los colaboradores necesarios.

Y ahora, esa función colaboracionista es la encomienda que tiene asignada ese colectivo de representantes corporativos del PP, que por su regresiva actitud mas que merecer reconocimiento social, deben recibir la mas enérgica reprobación, pues con sus maniobras de diseño direccional, está claro, que no es la solución al problema lo que persiguen, sino, evitar con la táctica del doble juego que el nulo resultado de la gestión de su partido para con el naval derive en perjuicio de su capital electoral.

En esta comarca, el histórico del naval está salpicado de inflexiones perniciosas, de un compendio de corrupción política en beneficio de acólitos, cuya repercusión causó en el sector unos perjuicios irreversibles , razón sobrada para ponerse en guardia y evitar con ello que otra vez se vuelva a repetirse el ciclo.


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viernes

22

noviembre 2013

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Tragar con ruedas de molino

Publicado por , Posteado enOpinión

Decir que actualmente, España es una democracia, resulta como mínimo una afirmación altamente arriesgada , una manifestación insólita que se debate entre lo cómico y lo trágico, pues lo cierto es, que sin Estado de derecho no existe democracia, y en este país, lejos de garantizar ese principio fundamental y proteger su condición de patrimonio común en aras a avanzar hacia la normalización y la consolidación del sistema, el nuevo Ejecutivo del PP, reacio con esta asunción, en una manifestación fehaciente de su retrógrada cultura y práctica política, decide finiquitar este referente de ordenamiento y convivencia, e imponer a su antojo la supresión de los derechos y libertades ciudadanas.

De ahí la alarmante deriva hacia postulados de involución, siendo lo mas grave, que tan temeraria orientación se viene perpetrando desde el puesto de mando de la democracia; pues es al amparo de la oficialidad del sistema desde donde se está llevando a término la gran esquilma del orden establecido, cuya única finalidad, no es otra que forzar un estilo de sociedad mas tradicionalista mediante la imposición de reaccionarios vuelcos políticos, con el objetivo, de instaurar como patrón de convivencia un modelo guiado por las rancias normas del pasado.

Es decir, que mientras la sociedad se sume en el embeleso de sus penurias, el fascismo se está despintando la cara utilizando para ello el espejo público de la democracia, y tan rebuscada maniobra, es cuanto menos una maquinación para echarse a temblar.

Por tanto, a tiempo presente en este país, por mas robustez que le queramos otorgar a este régimen, lo cierto es que su raigambre democrática es una completa mascarada, que mantiene por única formalidad un testimonial encuentro con las urnas, concurrencia, que paradójicamente resulta ser la fuente de rendimientos electorales para entronizar y revestir de atribuciones a los mismos políticos que una vez instalados en el poder, mas que tomar vinculo con el mandato del sufragio hacen caso omiso de la voluntad popular, y desde su carácter totalitario prosiguen su incesante camino hacia el absolutismo.

Hay fuerzas políticas que como el PP, son incapaces de aceptar la democracia como un estilo de vida asentado en la consideración de la dignidad humana, las libertades y los legítimos derechos de todos y cada uno de los miembros de la colectividad, y esa negación seguirá invariable en sus principios, porqué, por mas que formalmente participe en democracia, la sobrecarga excedida de sus orígenes políticos le impide dejar el lastre de la dictadura, que se quiera que no, es la auténtica doctrina de sus actos y la verdadera cuna de su linaje.

Prueba de ello es su inalterable negativa a condenar los excesos del franquismo y a sus acólitos apologistas, como su obstinación enfermiza por imponer el espíritu del retroceso, al igual que su habitual instinto a utilizar la jerarquía del poder para promover atrocidades legislativas amparadas en la imposición del ordeno, mando y hago saber, cuya muestra mas reciente es el anteproyecto de la mal llamada Ley de Seguridad Ciudadana, una nueva normativa de corte «preconstitucional», que se promulga como herramienta de represión con la exclusiva finalidad de cercenar las reivindicaciones ciudadanas e impedir salir a la calle en defensa de los derechos que confiere el propio marco constitucional.

Impropia de un sistema democrático esta nueva «ley de palo y tente tieso» viene a corroborar que el PP, no satisfecho con desmantelar el estado del bienestar y arruinar el presente y el futuro de la mayoría social, ahora, cuando el resultado de su nefasta gestión se traduce en un agravamiento de la crisis, en otra vuelta a la rosca del autoritarismo, anuncia su determinación de amordazar las libertades y criminalizar todo acto de protesta, prohibiendo al efecto, cuanta réplica se plantee contra sus políticas de degradación y hostigamiento social.

Resultando aberrante que mientras se causa tal agresión contra los inocentes, el gobierno de Rajoy se dedique a mirar hacia otro lado revistiendo de impunidad a los verdaderos responsables de la debacle, a esa infecta trama de corruptos y estafadores que además de infamar la función política tienen en su haber la condición de receptores de sobresueldos en B, la financiación política ilícita, el arriesgado borrado de ordenadores, el comprometido intercambio de SMS, la formalización de finiquitos diferidos, etc., es decir, un rosario de infamias institucionales que por su gravedad son el principal detonante de la extendida alarma social y el verdadero peligro publico para la estabilidad democrática.

Por eso que aparte de una desvergüenza, aparente surrealista que los autores de esas ruindades vengan a ser los mismos, que los que ahora disfrazados de integridad, a través de esa nueva Ley de Seguridad Ciudadana quieran hacernos tragar con ruedas de molino.

En el momento que por acción u omisión admitamos que la España corrupta se erija en redentora del país, de aquella, pasaremos a ser los directos responsables de que nuestra democracia tenga los días contados.


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jueves

14

noviembre 2013

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Dos años de impostura

Publicado por , Posteado enOpinión

El próximo miércoles se cumple el bienio de la gran impostura, pues fue el 20 de noviembre del 2011 cuando se celebraron las undécimas elecciones generales desde la transición; unos comicios marcados por la asimetría electoral, al ser en esa coincidente jornada, cuando el PP, fraudulentamente, se hizo con el poder de gobierno engatusando a la ciudadanía a través de una oferta programática sustentada en la mentira; y en una democracia que se precie, ello es materia suficiente para precisar que todo triunfo en las urnas sustentado en la falsedad otorga exclusivamente a los vencedores el descrédito de un poder ilegítimo, y por tanto, una jerarquía de nula legalidad.

De ahí que proceda confirmarse que fue una canallada política apropiarse indebidamente de la voluntad popular ofertando lo que el pueblo quería y deseaba escuchar, máxime cuando en su trasfondo de partida, los del séquito de la gaviota, tras una estrategia premeditada escondían su verdadera finalidad, tal era, utilizar sibilinamente la treta electoral del engaño masivo para así cautivar el voto en las urnas, pieza clave en su conquista del poder, y una vez logrado el objetivo, dar el cambiazo para hacer justo todo lo contrario.

Y así fue como a través de la posterior acción de Gobierno, el PP incumplió la totalidad de aquel programa electoral de compromiso, o lo que es lo mismo, rompió unilateralmente aquel contrato social que tenía establecido con la ciudadanía a través de su cuerpo electoral, y ese cúmulo de infracciones, además de una burla sin precedentes contra el electorado, representa una deslegitimación de los resultados obtenidos y una violación del principio de buena fe que a más de imperar en el Derecho, preside la dinámica social, circunstancias que situó la calidad democrática del país bajo mínimos.

Por eso, cuando estamos a las puertas de cumplir dos años de aquel pestífero triunfo electoral del 20-N, lejos del efecto milagroso que preconizaba Rajoy con sus recetas, aquel seísmo electoral del PP, mas que aportar sinergias favorables al futuro del país, causó un «tsunami azul» de consecuencias devastadoras, como lo evidencia la deprimente realidad que nos toca vivir, condición reveladora, conforme, en sus dos años de legislatura el Ejecutivo conservador, no sólo no ha mejorado la situación sino que ha empeorado a pasos agigantados, llegando al extremo de la negación política, de convertirnos en el Estado europeo con peor pronóstico para los próximos cinco años.

Esto empieza ser alarmante en doble sentido, pues si en vez de erradicar la degradación socio – económica, la pintan de color estabilidad, y el ejercicio de la política deja de actuar en defensa del interés ciudadano para convertirse en aliado de los poderes fácticos; entonces cuando esto ocurre, es evidente que la política mas que la solución resulta ser el problema, y si para mayor escarnio, quien ejerce el poder político toma a los electores por imbéciles y sumisos sujetos de sus mentiras, ese protagonista, mas que un gobernante resulta ser un completo provocador. Nefasto papel desempeñado a la perfección por el presidente Rajoy, cuyas prácticas de gobierno anuncian su malévola finalidad, que no es otra, que utilizar el rendimiento que le aportaron las urnas para finalidad distinta a los derechos del electorado, tal es, consolidar la primacía de los mercados financieros y la banca e igualmente recortar las libertades democráticas.

Sobre este bienio del PP al frente del gobierno, el electorado debiera aleccionarse y tirar conclusiones, en el sentido de asumir que tan preocupante es la crisis económica, como la miseria que induce la mentira, toda vez que por mas planteamientos alternativos que se establezcan, sin el acompañamiento de la verdad no hay solución posible, y este condicionante debiera ser un límite insalvable para el desembarco político de demagogos, y un deslinde para mentirosos profesionales metidos a políticos, cuyo único aporte a la sociedad es su degradante actividad como licenciados en la mentira.

Condición característica del gobierno de Rajoy, que por incumplimiento generalizado de su programa electoral ha perdido toda credibilidad, siendo ahora totalmente inverosímil ser creídos aunque digan la verdad; pues en una democracia representativa, dejan de ser fiables quienes acceden al poder mediante la utilización de artificios y embustes, y en este caso, lo sucedido con el gobierno del PP, quiebra el principio de representatividad, cancelando al mismo tiempo la legitimidad que los votantes le habían otorgado, y eso ha de ser así, porque en este caso, la base de relación entre representantes y electorado ha roto en razón al incumplimiento de la representación política, cuyo agravante, es hacer pagar al ciudadano por algo que ni siquiera había votado.

Infame proceder, pues su única finalidad es garantizar un negocio político, tal es instalarse en el poder a través de la utilización del engaño, y por tanto, ante estás prácticas vejatorias a los directos afectados les asiste el legítimo derecho a rebelarse.