En la izquierda, es obligada la convergencia
Publicado por galdo-fonte, Posteado enOpinión
El hecho de no lograr en estas Generales una confluencia de izquierdas, daría al traste con una oportunidad histórica para el cambio, que además de disuadir al electorado, actuaría como acicate del neoliberalismo y refrendo a la continuidad de los ajustes y políticas de austeridad.
Que cada uno somos rehenes de nuestras propias circunstancias, es algo que de origen parece cierto, pero que la realidad hace que tengamos que reconsiderar, pues a la hora de evaluar el alcance de nuestras circunstancias y ejercer la opción de cambiarlas, nosotros mismos renunciamos a ello; y optando por su colectivización nos dejamos guiar por la inconsciencia, encomendándonos ingenuamente a la fascinación de las promesas políticas, llegando al contrasentido de requerir solución de nuestras adversidades a los propios promotores de las mismas, otorgando así confianza a unos partidos políticos que perpetuados en el escándalo y la corrupción no dudaron en convertir la democracia en la mas grotesca de las comparsas para deleite y satisfacción de sus mas acérrimos detractores, impidiendo con ello por manifiesto antagonismo que el hacer político del bipartidismo sea respuesta a los problemas de la sociedad.
Pero a pesar de la veracidad de esta percepción, cuando la respuesta de quienes colectivamente habrían de postularse como solución alternativa no debiera hacerse esperar, paradójicamente es la inmadurez quien se impone como lo exterioriza el desafortunado comportamiento de sus integrantes, mas proclives a afianzarse en cantonalismos estériles que ceder de su cerrazón, para así aunar esfuerzos tendentes a la conformación de una candidatura de acción conjunta, muy a diferencia de lo sucedido en épocas pretéritas con el establecimiento ejemplarizante del Frente Popular, que actualmente, sigue siendo la única y exclusiva fórmula capaz de poner remedio las gravísimas desigualdades sociales y asimetrías de todo orden a que nos ha conducido la alianza de intereses del neoliberalismo globalizador.
Es por eso que resulta desconcertante que cuando la coincidencia es plena entre las partes a la hora de postular la erradicación del modelo neoliberal como un todo incuestionable, sean los ecos del silencio la respuesta dominante en el diálogo del sordos que mantienen quienes por responsabilidad estarían obligados a alcanzar en avenencia un acuerdo de unidad electoral.
La opinión de las bases difiere del parecer que mantienen las cúpulas de los distintos partidos, por lo que sería bueno que diesen la palabra a la gente
Cuesta creer por tanto que mientras esto ocurre y sólidos valores se resquebrajan, como si nada estuviera pasando, los lideres del antineoliberalismo y por extensión opositores al bipartidismo y referentes de la izquierda social, cuando la gran coalición bipartita ya está funcionando desde la modificación exprés del artículo 135 de la Constitución y la reproducción de la estafa del 78 es su otro gran objetivo, lejos de tomar escala del asunto y proceder en confluencia articulando un frente amplio de neutralización, los afectados parecen no quererse enterar a pesar de la emergencia de la situación, y aún cuando, subyace un acoso político en cubierto, toda vez que ambos partidos dinásticos. tienen fijada la laminación de la izquierda como objetivo a batir y tan solo con esta intención ya debiera ser razón mas que sobrada para consolidar la unidad de acción como respuesta.
En este ámbito de desencuentros es probado que la opinión de las bases difiere en lo sustancial del parecer que mantienen las cúpulas de los distintos partidos, por lo que en buena lógica, para sortear toda divergencia, sería bueno por efectividad e incluso por salud democrática, que los aparatos de las organizaciones diesen la palabra a la gente en participación de confluencia, sin reservar una determinación de tal calibre a la exclusiva resolución de los dirigentes políticos, pues esa alianza de izquierdas, para su legitimación, ha de ser construida desde la concurrencia para que nadie caiga en la tentación de hurtar a la gente su derecho a decidir.
Por tanto, de no proceder en consecuencia y llevar a buen puerto la necesaria confluencia electoral para el cambio, del fracaso cosechado, todos los intervinientes sin excepción serán los culpables, como cómplices a la vez, de avalar con su negligencia la continuidad del poder oligárquico y favorecer con sus desencuentros la permanencia del bipartidismo y todo su parapeto institucional, y por tanto, quienes por irresponsabilidad, previo a su dimisión, habrán de rendir cuentas ante el electorado al que tendrán que explicar los motivos de convertir una oportunidad histórica para la transformación social en una ocasión perdida, y con eso, la continuidad en el tiempo de los ajustes y las políticas autoritarias.
Es por eso, que cumple darle tiempo al tiempo y oportunidad a la reflexión.