El aborto como otras costumbres bárbaras, esclavitud, pena de muerte, incesto, torturas, pederastia, sacrificios humanos… estuvo admitido en muchas culturas antiguas por lo que en mi opinión su legalización a supuesto un retroceso no un avance. Hay que ver los hechos con perspectiva de la historia del mundo para que las ramas no nos impidan ver el bosque.

Pero lo definitivo en este tema es que el bien y el mal no están sujetos a la moda ni a lo que opine o convenga a la mayoría. El bien y el mal no son relativos.

Porque los derechos de la mujer embarazada acaban como todos los derechos cuando empiezan los de los demás y en el caso de la mujer que quiere abortar, su hijo no deseado ¡que lástima! tiene derecho a nacer.

La vida es un don y no se debe aniquilar: ni la del árbol, ni la del lince, ni la del bebé foca y vida hay en el vientre de la mujer embarazada, una vida dependiente durante 36 semanas que seguirá siendo dependiente durante años pero vida en sí misma. Tiene una carga genética ÚNICA.

Anonimo

“Eso” que está en el vientre de la mujer embarazada es una vida de la que es responsable. Es el mismo ser tanto si lo espera con ilusión como si aparece como un intruso en su vida.

Me duele el aborto en cualquier supuesto, pero más profundamente en el caso de discapacidad: me viene a la cabeza Esparta s.XI a.d.C y Hitler s.XX. El hombre vuelve a caer en los mismos errores.

Soy médico y mi vocación es aliviar el dolor, remediar lo que se pueda en la enfermedad, curar, salvar vidas y no eliminarlas en ningún caso.

Los problemas hay que afrontarlos y la sociedad debe ayudar a quienes los tienen. Si se dan ayudas para otros temas ¿por qué no para éste? ¿por qué se pretende que la solución sea quitar al nasciturus de en medio? cuando no el problema, el síndrome postaborto es una realidad bastante frecuente.

¿No será que vivimos en una sociedad egoísta, individualista, relativista, hedonista….. cómoda, que huye del dolor más de lo razonable y que justifica todo lo que se oponga a su bienestar?

Isabel Forastero