La encrucijada

Esta claro que la población le ha dado la espalda a la casta política actual, con unos niveles de rechazo que ronda la unanimidad, sin embargo,  esta  tiene en sus manos los instrumentos de gestión de la democracia. Tienen  inhabilitado el sistema porque ni ellos son capaces de hacerlo funcionar, ni permiten, hasta ahora, que la misma democracia busque nuevos caminos por donde transitar y se regenere a si misma. Y en su afán de no perder el poder hacen como que no se enteran de lo que pasa y siguen hablando en nombre de una población a la que no se pueden acercar sin que les abucheen.

Estamos en medio de una encrucijada cuya salida no puede ser otra que la movilización ciudadana, la protesta cívica y pacifica, pero que debe ir acompañada de nuevas ideas y nuevas propuestas de fortalecimiento de la democracia. Entre todos tenemos que reinventar los métodos de elección, de representación y de participación democráticos. Tenemos que vacunar a las instituciones públicas contra la burocracia indolente, contra la profesionalización extrema de los cargos políticos, contra los privilegios y las arbitrariedades de los que trabajan en lo público. Hay que terminar con las injusticias y las desigualdades intolerables de todo tipo, que estos últimos años tanto han aumentado. Pero  también contra la falta de compromiso de la población con la polis, con lo común. Tenemos que conseguir una nueva conciencia ciudadana que entienda que lo de todo es de cada uno de nosotros, y que hay que cumplir con las obligaciones al tiempo que se ejercen los derechos. Para ello, desde luego es imprescindible que los representantes políticos y los responsables públicos sean un espejo donde mirarse, no un motivo de deshonra.

Agustín Vega Cortés

Grupo Dignidad Ciudadana.