Cartas al Director

Tu voz en la Red

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martes

3

septiembre 2013

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Te pueden afeitar el culo en un segundo

Publicado por , Posteado enartículo personal, Reclamación, Opinión

-¡Estabas deseandico que pasara para salir escarbando! marrano! _le voceé.
Os pongo en situación:
Me dispongo a cruzar tranquilamente por un paso de peatones y veo a lo lejos un coche que va un poco lanzado. Decido esperar. Empiezo a oír un «chumba-chumba». Me sitúo al borde de la acera perfectamente alineado con la primera banda señalizadora de ese paso de cebra. Giro la cabeza mirando hacia el vehículo y adelanto mi pie izquierdo para darle a entender al conductor que quiero cruzar. Veo que el tipo no aminora y ya está acercándose. Permanezco estático porque aún aprecio la vida. El bólido parece que no se va a detener. El «chumba-chumba» suena ahora más fuerte. Al final, y dibujando un derrape, frena bruscamente sin pisar el cebreado, como si de un salto de longitud se tratara. El juez no levanta la bandera roja, por lo tanto no es nulo. Soplo y levanto mis cejas al mismo tiempo interpretando un «vaya un pavo».

Descripción del pavo (de arriba a abajo): Veinteañero delgado con gorra, pelo muy corto excepto un largo mechón tintado que pasa por detrás de su oreja derecha, en la frente lleva unas gafas de sol, pendientes brillantes de los gordos, varias estrellas de cinco puntas tatuadas en el brazo izquierdo que cuelga por la puerta, esclava de oro, peluco, sortijas y  un porro en la mano. Camiseta de tirantes y tejanos, creo. Fin de la descripción.
Empiezo a cruzar sin apartar la vista del morro del coche. Tengo la confianza de que no es tan estúpido como para darle al acelerador y atropellarme pero nunca se sabe, las cabezas no están muy bien últimamente. Además, hace tiempo que no sigo la evolución de las drogas de diseño y empieza a hacer calor. Siempre he dicho que esa combinación en esta zona es peligrosa. Levanto levemente la mirada para ver su cara y en ese momento le da una calada mientras me mira. Ese gesto queda muy de macarrilla y depende del peatón puede intimidar y eso.
Y ahora es cuando transcurre la escena rápida: Apenas he terminado de rebasar el frontal del coche cuando el pavo sale disparado! Por unos milímetros no me pisa el talón con la rueda! He podido sentir el aire del coche al pasar por mi ojete! Al instante me doy la vuelta y le grito:
-¡Estabas deseandico que pasara para salir escarbando! marrano!



lunes

2

septiembre 2013

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El hoyo de la calle de atrás

Publicado por , Posteado enAyuntamientos, PP, Queja, Fotodenuncia

Hay algo en la calle de atrás que me perturba por lo menos dos veces al día. Antes de cruzar la esquina ya estoy pensando en él. Cuando acompaño a mi hija al colegio, no hay mañana que no me quede mirando hacia ese hoyo. Y a mediodía me pasa tres cuartos de lo mismo. Yo lo miro y él me guiña a mí. Y no sé por qué, pero me hace gracia la cara tan redondita que tiene. Porque según el ángulo por donde lo mires, parece que tiene una boquita y unos ojos, como cuando miras a las nubes o a las vetas de las losas de mármol. Hoy por ejemplo está lloviendo y se ha llenado de agua. Lógico verdad? Pero cuidado! que cuando digo que se ha llenado de agua, estoy diciendo que se ha llenado de vida!
Fijo que si mirara a través de un microscopio vería millones de microorganismos de esos haciendo sus cosas de microorganismos: contaminar, desarrollarse, quizá algunos curran, o discuten de madrugada con la parienta… Y seguro que ahora en verano saldrán a pasear con la fresca acompañados de sus microorganismitos de pantalones cortos.
Vamos, que no puedo engañarme más ni a vosotros tampoco. El hoyo no da ni asco! Al hoyo no lo quiere nadie. Ni es simpático ni tiene gracia. Ni siquiera tiene ojos ni boca. Sus microorganismos huelen mal, son feos y seguro que son del Barça. Si supiera lo que dicen los conductores o los peatones sobre él cada vez que alguien se tuerce un tobillo o dan un llantazo por su culpa, querría desaparecer. Fijo que le doy yo más vueltas al hoyo que el concejal de urbanismo, que ni sabrá de su existencia. Pero es que no puedo evitarlo, me da rabia tener que esquivarlo, porque está justo en mitad de la calle, riéndose de todos los vecinos. Solo sirve para llenarlo de vómito. Un día, cuando se me olvide esquivarlo se me cruzará un cable, lo taparé con cemento y le borraré esa sonrisa de mierda que tiene.