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sábado

17

marzo 2018

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UN ÁNGEL DE CARNE Y HUESO

Publicado por , Posteado enOpinión

         

  Francisco Jesús Ballesteros Prieto

jesusballesteros@jesusballesteros.net

 

 

 

UN ÁNGEL DE CARNE Y HUESO

 

 

En pleno siglo XXI, gracias a Dios existen personas, profesionales y de una calidad humana fuera de lo normal, que las hace convertirse en ángeles humanos. Hoy le quiero dar las gracias públicamente a uno de estos ángeles que son humanos como nosotros, se llama Rocío Zamorano Magina.

A Dª. Rocío la conozco en mi casa cuando sufro una crisis mental sobre el año 2006, mi esposa y padres llaman al servicio de Urgencias y quiso Dios que es ella la que está de guardia y acude a mi domicilio.

Lamentable injusta y erróneamente cuando hay una urgencia de Salud Mental el protocolo del Servicio Andaluz de Salud, el facultativo es acompañado obligatoriamente, por una pareja de la Policía Local o Nacional. Y ya ella tiene el primer detalle lleno de valentía y cariño, hacia mí diciéndole a la Policía que la esperen en la puerta del bloque ya que Dª. Rocío se responsabiliza de todo.

Yo estoy y ella sola empieza a hablarme y tranquilizarme, y es ella con su bien obrar la que me convence para que asista al hospital de San Juan de la Cruz de Úbeda, que es donde está el servicio de urgencias de Psiquiatría, a donde pertenece Linares, esto me cuesta uno de los ingresos que tengo en este hospital.

Años más tarde me encuentro con Dª. Rocío por la calle y después de saludarnos y preguntarnos que cómo estamos protocolariamente le pregunto que dónde está, a lo que ella me contesta que está en el Centro de Salud Virgen de Linarejos, que da la casualidad que es el que me corresponde por mi domicilio. Le digo que ella sabe bien todas las patologías que tengo y que si me puedo cambiar a ella para tenerla de Médico de Familia, a lo que me contesta que con mucho gusto, y a la semana ya estaba en su cupo  de pacientes.

Han sido varios años con una estrecha relación, MÉDICO-PACIENTE, que provoca una profunda y sincera amistad. Hemos llorado juntos, cuando iba peor y reído cuando iba mejor. Siempre está atenta a que no me falte mi medicación y me recuerda cuando me toca las analíticas de control, por la medicación. Dª. Rocío sabe bien la fobia y el pánico que tengo al ingreso hospitalario en la Unidad de Agudos de Salud Mental del hospital de Úbeda, y decide hablar con mi Psiquiatra cuando aún cuando yo no la conocía, esto no lo hace todos los profesionales.

A la Dra. Zamorano le ha llegado su gran premio humano y celestial, siendo nombrada Jefe Médico General del Hospital Comarcal Universitario San Agustín, y yo me quedo triste pero alegre. Triste porque la pierdo como Médico de Familia pero alegre porque se lo merece y está mucho más cualificada para desempeñar su nuevo trabajo. 

No quiero despedirme Dª. Rocío sin desearle lo mejor en su nuevo cargo, y en lo personal a usted y toda su familia. Así como empiezo acabo escribiendo este artículo, entre lágrimas, y le pido perdón por todos los fallos que consciente o inconscientemente he cometido durante estos años. Afirmo rotundamente que si no hubiese escrito y publicado no hubiera sido justo con Dª. Rocío. No cambie nunca y gracias por todo Ángel, Dra. Zamorano. 


Fdo. Francisco Jesús Ballesteros Prieto.




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  1. ANGEL

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