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domingo

19

febrero 2012

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Anacronismo Reformista

Publicado por , Posteado enOpinión

Mantener invariable la inadecuada estructura de nuestro sistema productivo, es el mayor freno a la dinamización del mercado laboral, y de no emprender con celeridad la necesaria diversificación sectorial, el desempleo se disparará hasta índices desmesurados, por cuanto, la aplicación de las medidas contenidas en la reciente reformar laboral no surtirán ningún efecto positivo.

Cuando uno analiza la reacción política ante la crisis, al pronto concluye que los llamados a poner remedio a su negativo influjo no han tomado auténtica magnitud de su alcance, y por tanto, las soluciones aportadas más que eficaces son una sucesión de contrasentidos que delatan su manifiesta incapacidad para la articulación y aplicación de las acciones paliativas que la situación requiere.

Contrariamente a lo actuado, no debiera ser la reforma laboral la estrella protagonista en este escenario de turbulencias, por cuanto, estrictu sensu, el verdadero problema no atiende al mercado de trabajo sino a la interrupción en cadena de la actividad empresarial como consecuencia sobre todo de la restricción de los créditos por parte de las entidades financieras, resultando elocuente que desde el 2008 a nivel de estado la destrucción del tejido productivo alcanzó las 170500 empresas que desaparecieron de los registros de la Seguridad Social, principalmente PYMES. Es decir, que en los últimos cuatro años el índice de mortandad empresarial fue equivalente al crecimiento de la década precedente y supuso la pérdida de más de 2,2 millones de empleos.

La potencialidad del actual modelo productivo a efectos de rescatar o crear empleo está agotado, por eso, cualquier alusión a la reforma laboral como dinamizador de empleo es una rotunda incoherencia, por cuanto, no fue la legislación en materia el factor causante del descomunal índice de desempleo que soportamos, sino la disfuncionalidad que acentuó el desequilibrio de los principales sectores que conformaban el tejido productivo, cuya inercia fue el detonante de la crisis que colapsó el mercado laboral.

Equivocan el diagnóstico quienes toman por referente de empleo la reconquista del pasado reciente y ello hace que el contenido de la reforma laboral, por si sola, resulta ser una terapia inútil. Las medidas para mitigar el desempleo no pueden basarse en el rescate del anterior soporte productivo , y su eficacia debe contar con las garantías de erradicación permanente de la desmesurada volatibilidad de la tasa de desempleo y el impedimento para que futuras recesiones provoquen una nueva destrucción en cadena de puestos de trabajo, siendo por tanto obligado dirigir los objetivos a la creación de empleo productivo, estable y de calidad.

Reflexionando sobre lo dicho, cabe referir que para adelgazar el desempleo hasta el promedio de la Unión Europea, la solución no es otra, que afrontar de una vez por todas el «cambio de la estructura productiva», cuyo implícito, pasa obligatoriamente por el reajuste de los distintos segmentos del modelo productivo y por la intervención reguladora de los recursos de los mercados; pues los hechos pusieron de manifiesto su descalabro cuando funcionan sin control fiscalizador, y para contraste revelador basta remitirse a lo ocurrido con el sector de la construcción.

Los artífices de la reforma, sostienen que la liberalización de las relaciones laborales creará un ascenso del empleo, declaración que no deja de ser una ocurrencia de los afines a la ortodoxia liberal, pero en este caso exenta del mínimo rigor, pues la aplicación de medidas estructurales de esta envergadura, previamente, demandan un reconocimiento exhaustivo del tipo de crisis a la que nos encaramos, al fin de dar respuestas adaptadas a sus características, y a tenor del contenido del decreto regulador, los autores del mismo, despistan algo tan fundamental como conocer desde qué parte de la economía vienen los problemas, pues si realizasen este ejercicio, caerían en la cuenta que nuestro desempleo tiene más que ver con la estructura productiva que con la regulación del mercado de trabajo.

Esta vez, el ejecutivo del estado apostó por sustituir el necesario cambio del modelo productivo, por la escenificación de una reforma laboral tan nueva como inservible, y con eso, dio un paso atrás en la solución del principal problema del país, con el agravante de aplazar en el tiempo, el inicio de una transformación de todo punto ineludible.
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