Ahondando en el misterio.
Publicado por rafagutierrez, Posteado enOpinión
Hoy estoy triste, tengo la tristeza que origina la penuria en mi vida de un amor aparentemente decadente.
Mi amor humano y mi amor divino están alicaídos y no encuentro motivos para “holgazanear” disfrutando de mi felicidad personal.
Hoy me veo: egoísta, soberbio, desarraigado, comodón, perezoso, timorato, sensual, descuidado en la templanza, ocioso, roto.
Hoy me veo muy torpe para afrontar mi espiritualidad, torpe para ser guía eficaz que indique a los demás los caminos del bien. Hoy me veo frustrado por las contrariedades; con un peso fuerte a mis espaldas que me impide: caminar, pasear, descubrir -si fuera el caso- nuevos horizontes para ser feliz y para ayudar a los demás.
Pero hoy a pesar de todo lo sucedido, a pesar de los desaciertos no he perdido el norte, pues el norte de mi vida es ese Dios: mío y nuestro, inmensamente grande y cercano.
Es, ese Dios al que amo tanto.
Lo amo tanto que: lo encuentro en la interioridad existencial de todas mis vivencias; lo encuentro en el dolor que me proporciona la sinrazón de mis propios pecados; lo encuentro en la felicidad deslumbrante de los acontecimientos pasajeros; lo encuentro en la viveza de una naturaleza especialmente bella; lo encuentro en los abismos horrendos de tantas enfermedades y de tantas calamidades; lo encuentro en el acierto de los sabios que descubren nuevas maravillas y en el desacierto: de los torpes, de los ignorantes, de los insensatos.
A Dios lo veo: en esa flor bellamente ataviada; en ese maravilloso paisaje en el que feliz se puede recrear el alma; en esa persona: tierna, cariñosa, amable y dulce.
A Dios lo veo: en el pobre del que todos huyen para ni tan siquiera saludarlo y para no darle nada; en el niño que no nace porque su madre, por ignorante o por ingenua o por egoísta o por cruel lo mata antes de nacer; en el trabajador incansable que con maestría y ejemplaridad trabaja, y trabaja, haciendo de todo una filigrana de amor.
¡A Dios lo veo…! Mira tú también ¡Tú, Si quieres puedes verlo!
Y para ello aprovecha ese acontecimiento y ese otro.
Allí, en todo esto, Él está, aunque quizás oculto bajo los entresijos del mundo, pero esta ¡Seguro que esta!
Yo ya lo he encontrado y procurare con el beneplácito de su Divina Gracia no perderlo nunca.