25M: La gran derrota del bipartidismo
Publicado por galdo-fonte, Posteado enPolítica, Opinión
Con la contundente derrota del bipartidismo y la consolidación en suplencia de un nuevo ordenamiento multipartidista, los comicios del 25M, forzarán el adelanto de elecciones legislativas y abrirán acceso a la segunda transición.
Cuando las ansias de poder político se imponen sobre la preocupación por el interés general en menoscabo del bienestar colectivo, cuando eso sucede, todo proceso electoral simultáneo se ha de convierte en una baza a aprovechar; pero cuando ese afán de hegemonía viene sazonado de corrupción, entonces, si la situación degenera hasta sumir en el descrédito a las fuerzas políticas infectas llegando a corromper al propio sistema, es obligado forzar el rescate plebiscitario como legítima solución .
Esa percepción tomará mayor notoriedad en estos comicios europeos, en esta situación de frustración colectiva donde la aversión por las políticas de los grandes partidos se hace mas explícita, y todo, por su enfermizo empeño en camuflar la realidad y hacer que la corrupción política se mantenga ausente del debate electoral, preservada en la clandestinidad de un contexto atípico donde la lentitud de la justicia se mezcla con una total sensación de impunidad.
Por eso , que si a esta comprometida situación sumamos la negativa influencia de siete largos años de áspera crisis económica y la inexistencia de perspectivas de futuro, resultará obvio, que la mayoría de la población por total pérdida de creencia y flaqueza de entusiasmo, muestre su abierto desafecto hacia los directos responsables de esta compleja realidad, y que por idéntica consecuencia, el caudal de su descontento electoral repercuta directamente en perjuicio del interés político de estos promotores de intrigas.
Ese que no otro, será el motivo que provocará que la excedida indignación produzca el extravío de la fidelidad política, y que sean estos comicios los que marquen un precedente de castigo que afectará sustancialmente a los resultados del PSOE y PP, a estas dos formaciones que por reprobación popular a sus políticas, verán rebajado su techo electoral en mas de diez puntos porcentuales, hasta el extremo, que ninguna de ambas superará el 25% de los votos; hecho, que representará un resultado de mínimo histórico que además de propiciar su descalabro pondrá fin a la repetida secuencia de duopolio, generando con ello un punto de inflexión definitivo que dará al traste con la continuidad del bipartidismo.
Habiéndose de confirmar por tanto, que con estos comicios europeos llega el momento mas funesto para el interés electoral de los grandes partidos estatales, que lejos de salir airosos de la contienda, cosecharán el resultado mas paupérrimo desde el inicio de la transición; hasta el extremo que en el mas favorable de los escenarios, por vez primera en la historia democrática , la suma de los resultados de ambas organizaciones quedará situado por debajo del 50% de los votos emitidos, y eso será así, porque esta vez la indignación social ha superado los límites de tolerancia, y en rebeldía, los electores con su voto de castigo exigen de una vez por siempre la liquidación del caduco y frustrante modelo bipartidista.
Ejercer de parapeto de la corrupción, es sin duda, una de las causas que justifica este correctivo electoral, habiendo de añadir a ello el hecho cierto, que ambas organizaciones en ejercicio de sus prácticas de poder, después de empeñar la palabra , no repararon en sustituir el obligado servicio al pueblo y al interés general, por preferencias ventajosas a la vorágine de los mercados especulativos, cuya consecuencia, condujo a la eclosión de la crisis que después de desencadenar una fractura socio – económica de primera magnitud, sumió al país en un callejón sin salida donde la imposición disciplinaria de la austeridad continúa disparando el desempleo y acentuando el descalabro social .
De ahí que ante estas prácticas poco ortodoxas, la ciudadanía tenga pleno derecho a sentirse frustrada, y en consecuencia , le asista la facultad defensiva de impedir con su voto que la democracia y su futuro sea conducida por sátrapas mafiosos, que además de ejercer la piratería política anteponen la satisfacción de sus propios intereses en detrimento de la defensa del bien común.
Lejos de toda sorpresa, el desenlace del bipartidismo se veía venir, pues en todo momento de su curso, las dos formaciones mayoritarias tuvieron por común denominador el egocentrismo concurrente de unos dirigentes endiosados, de unos mediocres, que afectados por el síndrome de Hubris, fueron mas proclives a distanciarse progresivamente de la realidad que asumir el liderazgo del país como verdaderos ejecutivos de Estado, y esa contrapuesta actitud pasa factura cuando se extingue el periodo emergente que los sostuvo, dejando al descubierto lo ficticio de su solvencia.
Por eso, aún que a tiempo presente los directos afectados manipulen demoscopia intentando a la desesperada neutralizar la actual tendencia; debieran tener asumido que el cambio de composición de la cartografía política es una vuelta sin retorno, sin que al respecto, nadie en sus cabales debiera sentir el mínimo reparo, pues con el decaimiento de estas dos fuerzas homogéneas se produce un cambio positivo en la salud democrática del país, que además de devolver la legitimidad perdida erradica la actual deriva involucionista.