A medida que se van desclasificando “papeles”, van apareciendo “cositas” como ésta.

Palabras por las que fue envenado Juan Pablo I referentes a las relaciones del Banco Vaticano Ambrosiano con la mafia y los masones:

“Un obispo no puede presidir y gobernar un banco. La que se llama sede de Pedro, y que se dice también santa, no puede degradarse hasta el punto de mezclar sus actividades financieras con las de los banqueros, para los cuales la única ley es el beneficio y donde se ejerce la usura, permitida y aceptada, pero al fin y al cabo usura”

¡He aquí un Papa como Dios manda!

Y precisamente por eso los cuervos del Vaticano, lo mandaron con Dios.

Y como a los mercaderes del Templo cordobés tampoco les interesaba dicho discurso de “su” Papa, se pasaron por el forro el voto de obediencia y siguieron haciendo de las suyas, en Cajasur.

¡Tan fuerte, como real!

Rafael Bueno.

Córdoba.