Las autonomías se hicieron para uso y disfrute de la casta política del régimen del 78.

Han resultado una sangría económica que ha multiplicado la burocracia y que ha sido caldo de cultivo para los separatismos.

Para el pueblo, ha sido su ruina total y absoluta.

En Andalucía la impusieron a base de verbenas y conciertos ya que el pueblo estaba al margen.

Y se buscaron la figura de Blas Infante que nunca fue andalucista, sino un musulmán andalusí cuyo objetivo era Al-Ándalus.

En los actos de celebración del 28 F se ve perfectamente cómo todo ha desembocado en una casta política encerrada en su particular Versalles disfrutando de sus indecentes privilegios, a costa de un pueblo que cada vez más, carece de una mínima cobertura en sus necesidades más básicas.

¡¡¡Andaluces, levantaos!!!

Rafael Bueno.

Córdoba.