Córdoba ya tiene la tasa de paro más alta de toda España, rozando el 25%.

Pues nada, enhorabuena a todos esos fatalistas cordobeses que han llevado a la práctica los lemas de “cuanto peor, mejor” y “que se quede mi vecino ciego, aunque yo me quede tuerto”. A todos los que antepusieron el interés particular, al público. A los que echaron a los muchos empresarios que intentaron instalarse en Córdoba para crear empleo y riqueza. A todos los cómplices en el impune saqueo del monopolio de la cajasur eclesiástica. Y muy especialmente, a todos los que escondieron la cabeza bajo el ala o miraron a otro lado.

Estarán todos contentos.

Y mi más sentido pésame a los hijos y nietos de todos los anteriores, porque ellos son los que van a pagar las consecuencias de la maldad y la cobardía de sus progenitores.

¡Córdoba, lejana y sola!  Y en la miseria, por obra y gracia de algunos cordobeses.

Rafael Bueno.

Córdoba.