El ABSOLUTISMO, “poder supremo sobre los ciudadanos y súbditos, no sometidos a Leyes”, “potestad absoluta y perpetua”, “el Estado soy yo”…

El ABSOLUTISMO siempre, en todas las civilizaciones y culturas, encontró su final en el LEVANTAMIENTO SOCIAL… la realidad es que siempre esa rebelión social fue “dirigida” y más tarde “instrumentalizada”…

Desde Grecia a nuestros días los “CAUDILLAJES MESIÁNICOS” se han presentado como los salvadores con imposición de sus ideas, principios y métodos…

Los pueblos, todos, cada cual en su momento y a su manera se han levantado al grito de libertad, autonomía, democracia…

Como consecuencia de esos levantamientos el POBERIO ABSOLUTO ha ido aparentemente evolucionando… siendo, la triste realidad, una mascarada en la que el absolutismo, disfrazado, permanece bailando en los salones del poder y alrededor de él la interminable corte de consejeros, aduladores, embajadores, mitineros y meapilas… “TODOS ELLOS”, herramientas necesarias para llamar al AUTORITARISMO, democracia y conseguir que la historia de la gobernalidad de los pueblos no cambie:

“Los ESTADOS son ELLOS”… Sólo cambia el nombre: Comunismo, Liberalismo, Conservadores, Monarquías Parlamentarias, Repúblicas Presidencialistas….

Todos han conseguido cambiar el milagro de los PANES y los PECES… Ahora donde dicen que hay miles de votantes sólo aparece el voto colegiado (de Partido)…

El ABSOLUTISMO ahora está disfrazado de “Colegios, Urnas, Interventores, Centros de Seguimiento, Resultados”…

Mañana, uno manda y muchos comen…

Vuelve, otra vez, la LEY DEL PÉNDULO.

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Estoy viendo la tele y le digo a mi mujer que venga corriendo, porque salen 3 «persones» denunciando la violación de las gallinas por parte de los gallos y culpando de ello al sistema capitalista.

Mi mujer me  dice que va a pedirme cita urgente para un psiquiatra, hasta que viene y ve que es cierto.

Y no es día de los inocentes.

Es real, como la vida misma.

Lo malo es que también lo vea Carmen Calvo y al comprobar que las gallinas no han estado diciendo que sí durante todo el acto y según ella eso quiere decir que no; le dé la razón a esas 3 «persones» y entonces ya tendremos un Instituto de las gallinas, al que dedicarán un pastizal y donde colocarán a miles de sus amiguetes.

Porque claro, ese era el único problema que teníamos y no habíamos caído antes.

¿Cabe un tonto más en este país?

Yo creo que no.

Rafael Bueno.

Córdoba.