El vairopinto mundo de las Fundaciones, Asociaciones, ONG, etc., etc., escenifica a la perfección una obra teatral escurridiza: “¡La vida, una y mil maneras de aprovecharla…!
No es oro todo lo que reluce, ni real el mundo del marketing, ni tangible la espumosa vida de los artistas… pero, todo ello incentiva el ansia de copiar los “modus vivendi” lejos de las comunes posibilidades.
La mente humana, máquina, donde las haya, capaz de no descansar hasta conseguir, obsesionádamente, aquello que en sueños palpó, se moviliza con el fin exclusivo de conseguir estar donde brota el capital y ser, si es posible, como sus habitantes.
Organigramas de entidades variopintas fluyen y calan suavemente, sin aparente picardía, acaparando un tejido social que dicen ser para bien del prójimo y sin ánimo de lucro.
Acordes interesados, entre bambalinas, crean ambientes cubiertos de “moralina falsa”, de lagrimeos emocionales por los objetivos pintados de “excelencia” y de cuyos frutos nadie dará razón.
El proceso es tan fácil y tan antiguo como la “picaresca”:
Primero.- Finalidad: Modus vivendi tras la fachada de ONG.
Segundo.- Pensar en unos Estatutos Estándar con objeto “socializante” Tercero.- Equipo fundador
Cuarto.- Inscripción oficial.
Quinto.- Marketing sencillo y pequeña inversión.
Sexto.- Preparar proyecto
Séptimo.- Solicitar ayudas en los medios “más comprensibles” con nuestras intenciones.
Octavo.- Aplicación de los fondos obtenidos con criterios subjetivos: Noveno.- Criterios, por orden de importancia: Dirección, Administración, colaboradores, gastos generales, mordidas y… aplicación a la finalidad de la subvención.
Décima.- Aplausos, publicidad, presentaciones, “somos los mejores”.
“La Vida es bella” pero con estos sistemas ya no es ni tan bella ni tan igual. Cuatro caraduras sueltos se comen los presupuestos, siendo capaces de hacernos lloriquear con imágenes televisivas de infancia con hambre, violencia, pobreza y abusos..
Generalizar es grave… señalar el agua podrida que daña los manantiales, NO.
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